El Dane calculó la productividad total de factores en -0,39 % para 2019. La laboral es de 0,21 %.

Mientras Colombia vivía una nueva jornada de manifestaciones el cuatro de diciembre, en el Congreso se aprobaba en primer debate la reducción de la jornada laboral, que expertos califican como un golpe a la productividad.

El proyecto de ley inicial planteaba reducir de 48 horas a 45 horas la jornada laboral por semana, así como establecer condiciones para incentivar la contratación de adultos mayores y de jóvenes.

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Estos dos puntos se retiraron durante el debate y finalmente se aprobó un proyecto que pretende reducir a 47 horas la jornada laboral en el primer año, 46 horas en el segundo año y 45 horas a partir del tercero. Todo sin reducir el salario.

Por otro lado, apenas un día después el Dane reveló su cálculo de productividad para 2019, uno de los insumos para la negociación del salario mínimo.

Para la entidad, mientras la productividad laboral llegó a 0,21 %, la total de factores nuevamente tuvo una variación negativa de 0,39 %, que sin embargo es una mejora frente al -0,55 % de 2018.

En ese contexto, el presidente de Fasecolda Jaime Humberto Botero advirtió que de aprobarse el proyecto en los tres debates que le quedan, “vamos a seguir pagando lo mismo, con menos horas de trabajo. Es otro golpe a la productividad”.

Por su parte el economista Martín Jaramillo advirtió que “cuando se reducen las horas manteniendo el salario constante, lo que se está haciendo, en efecto, es “subiendo” los salarios por decreto; algo que no es muy recomendable desde la teoría económica”.

El senador Álvaro Uribe Vélez, autor del proyecto, argumenta que “la reducción de la jornada laboral de 48 a 45 horas es una de las muchas medidas que Colombia necesita para crear soluciones sociales”.

El también expresidente usa entre sus argumentos la medición de la OCDE sobre el balance entre trabajo y vida, que ubica a Colombia entre los países con el peor puntaje.

Si bien es cierto, expertos advierten que la solución podría aumentar la informalidad y el desempleo al encarecer la mano de obra formal.

Todo en una coyuntura de desempleo que ya llega a 9,8 % en octubre y que ha motivado estudios y exigencias de nuevas medidas.

Para Jaramillo, hay otras soluciones para mejorar el balance vida-trabajo sin afectar el empleo como no subir mayor cosa el salario mínimo sino reducir las horas o reducir las horas pero eliminar el requisito de aportar a una caja de compensación, lo que reduce los costos laborales.

Por ahora, la propuesta del Gobierno es descontarle a las empresas los costos laborales más un 20 % adicional por cada joven entre 18 y 28 años a quien contraten por primera vez en el mercado formal.