El deporte, como el resto de los sectores, se ha visto perjudicado por cuenta del coronavirus. Ligas, torneos y hasta los Olímpicos de Tokio ven llegar millonarias pérdidas.
El Coronavirus nos ha puesto ante lo impensable. La pandemia, que avanza cada día de forma inesperada, nos ha enfrentado a un mundo desconocido en el que aquello que dábamos por hecho, ya no es tan usual ni tan accesible. Un mundo en el que la máquina ultra rápida, poderosa e indetenible, pisó el freno a fondo: el deporte.
Seguidores o no, todos sabemos que cada día en algún lugar del planeta hay una liga, un torneo, un partido, una carrera, un circuito; sabemos que hay miles de atletas de distintas disciplinas entrenando, enfrentándose, preparándose; que hay bares y tiendas alistándose para el próximo partido, patrocinadores ideando su próxima campaña, hinchas listos para su siguiente celebración.
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El deporte es el telón de fondo de un mundo absolutamente globalizado y conectado, el espectáculo que siempre damos por hecho. Y de repente un buen día, todo se para y éste deja de serlo. La gigante máquina, que tiene una robusta cadena de valor asociada, colapsa y avisa con dejar la economía que se mueve a su alrededor brutalmente lesionada.
España, que ha sido uno de los países más afectados por el Covid-19, tiene también una de las ligas de fútbol más poderosas. Según medios locales, en caso de que allí la temporada deba posponerse indefinidamente, se estima que la Liga podría perder unos 678 millones de euros; 549 millones por derechos de televisión, 88 millones por las suscripciones de televisión privada y 41,4 por la pérdida de taquillas en los estadios.
Casos similares son los que viven todas las grandes ligas del Viejo Continente: la Serie A, la Bundesliga o la Premierleague que han apagado sus estadios y sus transmisiones.
” Se prevé que la suspensión de la actividad del baloncesto en EE. UU. dejará pérdidas para las franquicias de alrededor de 1,9 millones de dólares“.
La UEFA esta semana aplazó la celebración de la Eurocopa para 2021, y determinó que las finales de la UEFA Champions League y la Europa League se jugarán el 27 y el 24 de junio, respectivamente.
En Sudamérica las diez principales ligas detuvieron sus actividades indefinidamente y la Conmebol, haciendo eco de lo sucedido con la UEFA, suspendió hasta nueva orden la Copa Libertadores y el comienzo de las eliminatorias mundialistas; además aplazó la Copa América para 2021.
Todo esto ante la mirada estupefacta de comercializadores, vendedores, agencias, hoteles, patrocinadores y todo el engranaje alrededor de estos certámenes que ven cómo su economía proyectada para 2020 queda ahora en fuera de lugar.
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En Colombia, además de las millonarias pérdidas en taquillas, patrocinios y merchandising, se le suma el hueco de la televisión. Win+ que comenzó operaciones a comienzos de este año para transmitir en exclusiva los partidos del fútbol profesional colombiano bajo la modalidad de suscripción premium mensual, tuvo que tomar la decisión de no cobrarle a sus suscriptores mientras no haya liga.
Jaime Parada, presidente del nuevo canal, en enero de 2020 indicó que al llegar a la suma de entre 500.000 y 750.000 suscriptores, esto les iba a representar a los clubes un incremento en sus ingresos de alrededor del 37 %, y unas ganancias de unos 150.000 millones de pesos. Por ahora esa platica se ve embolatada…
En Estados Unidos, donde el negocio del deporte es gigante, la MLS, NBA y NHL también cerraron sus puertas, y sus cajas. Se prevé que la suspensión de la actividad del baloncesto dejará pérdidas para las franquicias de alrededor de 1,9 millones de dólares (en promedio según el valor de cada una) por cada partido no jugado. Y de ahí en adelante todos cerraron sus canchas.
En un hecho sin precedentes, todo el circuito de la ATP bajó la cortina por seis semanas. El automovilismo y el motociclismo mundial también pusieron freno de mano a sus competencias y a sus ingresos.
“Solo el consumo relacionado con el turismo generado por por los Olímpicos de Tokio supera los 2.200 millones de dólares, cifra que dejarían de ganar de no haber actividad alrededor de los aros”.
La Fórmula 1 anunció esta semana el aplazamiento de los GP de España, Mónaco y Holanda; antes, ya habían cancelado las citas de Australia, Bahreín, China y Vietnam. A este frenón se suman la cancelación de todos los circuitos de golf, béisbol, ciclismo y hasta maratones, que deberán, además de recuperarse económicamente, buscar un nuevo hueco en el calendario deportivo anual.
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Y para rematar, en el calendario mundial no se ha tocado aún a la gran fiesta del deporte universal: los Juegos olímpicos de Tokio 2020. Para cuando esta columna fue escrita el COI y el Comité Organizador seguían adelante con su realización para julio de este año. A pesar de todos los controles, aislamientos y cuarentenas, insisten en mantener la llama prendida.
De acuerdo con la consultora Nomura, se calcula que solo el consumo relacionado con el turismo generado por la cita olímpica supera los 2.200 millones de dólares, cifra que dejarían de ganar de no haber actividad alrededor de los aros. Y esto sin contar con las pérdidas para los comités locales, patrocinadores, atletas, y el comercio en general alrededor de este certamen para el que el mundo del deporte (y sus billeteras) se preparan durante cuatro años.
En estos momentos los retos inmediatos y urgentes del mundo se centran en dos aspectos. El primordial, salvar la mayor cantidad de vidas y controlar la expansión y los efectos del virus por todo el planeta. Y luego, aunar esfuerzos encaminados a la recuperación de la economía, donde el deporte sin duda es uno de los sectores que entrará en el podio.
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LinkedIn: Carolina Jaramillo Seligmann
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*La autora es fundadora de Score Sports, compañía consultora de marketing deportivo.
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