En entrevista con Forbes, Juan Esteban Gil, director del Invías, habló del proceso de la obra y de lo que se viene en la totalidad del proyecto del 'Cruce de la Cordillera Central', del cual el Túnel hace parte como una de sus icónicas obras.
Entre complejidades del terreno, retrasos en la obra y pausas en el proyecto, la terminación del Túnel de La Línea, que atraviesa la Cordillera Central para conectar al centro del país con el Pacífico, se avecina a borrar el amplio espacio que existía entre el render y la obra final, para dejar de ser un anhelo más de los colombianos, ilusionados con importantes obras de infraestructura que aún no culminan.
Es así como septiembre se convierte en uno de los meses que pasarán a la historia del país porque luego de más de 10 años de construcción, que parecieron un siglo, por fin se verá la luz al final del túnel, que además de tener 8.6 kilómetros de longitud, cuenta con 8 fallas geológicas que hicieron aún más retador su entrega y puesta en funcionamiento.
La ilusión del túnel tampoco era ajena para Juan Esteban Gil, actual director de Invías, quien participó en este pasando del papel a la obra. El funcionario, además de liderar la entidad a cargo del proyecto Cruce de la Cordillera Central que totaliza 30 km, del que hace parte el icónico túnel, le ha seguido los pasos a esta última obra desde que cursaba su maestría, dejándose inspirar por ella para hacer su tesis en temas ambientales y aprovechamientos hídricos en el túnel, hacia los inicios del año 2000, antes de siquiera haberse puesto la primera piedra para su construcción, contó el directivo en una entrevista virtual a Forbes.
Pero, ¿por qué parece un siglo el tiempo que lleva la obra sin concluirse? Se le cuestionó a Gil, quien respondió que “hay que corregir algo y es que se viene hablando hace muchísimo tiempo de hacer el túnel, hace más de 100 años, pero como esta obra es tan importante para el país, todo el mundo cree que empezó hace mucho y no. Aunque el túnel piloto inició en enero de 2005 y se culminó en agosto de 2008, el proyecto principal (construcción Túnel de La Línea) comienza en agosto de 2009, ahí es donde debería empezarse a contabilizar el tiempo”.
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A Gil también se le preguntó por los sobrecostos de la obra. “El proyecto, desde un principio, no estaba previsto cuánto debía costar en su totalidad porque una fase iba viabilizando la siguiente, y así sucesivamente. En la medida en la que las condiciones de tráfico fueron cambiando, fueron apareciendo nuevas cosas e intercambiadores y actualmente la totalidad de las fases ha costado $2.9 billones”, aseguró al decir que en otros países del mundo, que han construido túneles en terrenos similares a los de La Línea, se va avanzando por etapas y al final “los túneles cuestan lo que estos cuestan”.
Mediante analogías, el funcionario quiso explicar que hay otras obras relevantes para el país y con complejidades técnicas que incluso llevan más años en construcción si se comparan con el Túnel de La Línea. Además, resaltó que en ellas su tiempo de obra no ha estado tan presente en el imaginario colectivo como sí sucede con el tan esperado túnel.
“La carretera Bogotá-Villavicencio, sin ser tan compleja como este corredor, arrancó en 1994; la carretera desde Bogotá hacia el Magdalena Medio (Ruta del Sol I), inició más o menos en 1998 (…) Son proyectos que tienen alta complejidad técnica, alto contenido de desarrollo y de investigación en materia geotécnica, geológica e hidrológica, proyectos en los que hemos venido enfrentando complejidades como en el Túnel de La Línea, pero el túnel va a ser uno de los primeros en entregarse de todos los que he venido hablando”, defendió el directivo al hablar del icónico conector en la Cordillera.
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Más allá de su tesis, en una cadena de acontecimientos que ha ido hilando la historia, Gil tuvo la oportunidad de estar como profesional desde el inicio de la obra en Mintransporte. “Desde la primera voladura fui aprendiendo y llegué a gerenciar la construcción del túnel piloto, estuve a cargo de este y fui quien lo entregó en agosto de 2008”, contó con orgullo al ser uno de los funcionarios que entregará el Túnel de La Línea el mes que se aproxima.
Despejando dudas, se debe entender que el túnel piloto fue el que se construyó con el fin de realizar pruebas técnicas y revisar la viabilidad de la obra, puesto que expertos habían asegurado que intervenir la Cordillera Central para hacer un proyecto de tal envergadura, no era viable debido a las complejidades del terreno.
Para tener una idea de la importancia del proyecto, más allá de este túnel ‘guía’, el Cruce de la Cordillera Central que se espera se entregue en el primer semestre de 2021, consiste en la conexión en doble calzada desde Cajamarca (Tolima) hasta Calarcá (Quindío), cuenta además con 25 túneles (incluido el de La Línea), 31 viaductos y tres intercambiadores viales.
En la voz de Gil, “el proyecto del Túnel de La Línea es la obra de infraestructura de transporte más importante, más compleja, y de mayor relevancia que se ha construido en toda la historia de Colombia (…) El segundo problema más complejo que ha existido en el mundo, en temas geológicos en la construcción de una obra como esta, se lleva a cabo aquí en la falla La Soledad en el Túnel de La Línea”.
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“Atravesar la zona del Alto de La Línea, la reserva forestal central, atravesar un terreno con una montaña de 1 km encima, porque hay casi 1 km de cobertura donde está ubicado el túnel, cambiar de 3.300 metros sobre el nivel del mar (msnm) que es el Alto de La Línea a 2.450 msnm que es en promedio la ubicación del túnel y llegar a Calarcá que es alrededor de 1.500 msnm, genera unas condiciones topográficas, geológicas, geotécnicas e hidrológicas que son muy complejas”, agregó Gil.
En el primer semestre de 2021 se entregará todo el proyecto Cruce de la Cordillera Central, el cual tendrá dos momentos. Por ahora, está previsto para el 4 de septiembre la primera entrega en la que se pondrá al servicio un conjunto de obras, entre las cuales están: cinco túneles compuestos por el de La Línea (8.65 km); el túnel piloto (8.5 km) y otros tres de corta longitud (343, 627 y 904 metros); cinco viaductos y 13.4 kilómetros de doble calzada que conformarán un par vial con la vía actual por el Alto de La Línea.
En el segundo momento, el otro año, se entregarán las obras faltantes, que permitirán poner al servicio las dobles calzadas construidas desde Cajamarca hasta el Portal del Túnel de Tolima y la doble calzada desde Calarcá hasta el portal del Túnel en el Quindío.
Debido a la complejidad del proyecto, el Cruce de la Cordillera Central cuenta con 24 contratos, de los cuales “solo falló uno, al que nosotros le hemos puesto todo el interés y todo el empeño en verificar por qué sucedió y qué lecciones deja ese contrato”, explicó Gil refiriéndose al de la responsabilidad de la Constructora Collins que según anunció la entidad a finales de 2016, la terminación del contrato con dicha firma se dio luego de que se analizaran los retrasos que se venían presentando en la obra. Hechos, que terminaron en pleitos contra el Estado porque el contratista aseguró que le quedaron debiendo dinero.
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Con distintos tropiezos y retos, en palabras de Gil, quien a pesar de no estar desde el inicio de la obra como directivo de Invías, dijo que entre lo que considera fue lo más difícil del proyecto está “primero, la toma de la decisión en 2004 cuando al ministro de la época le tocó decidir que se construyera el túnel piloto después de haber fracasado en tres licitaciones por no tener oferentes porque se decía que era inviable hacerlo. También construir el túnel principal bajo la modalidad ‘llave en mano’.
De los momentos complicados cuando yo llegué al cargo y al visitar el Túnel de La Línea, entendí que tocaba meterle toda la dedicación y el esfuerzo para sacar el proyecto adelante porque el pantano me llegó hasta las rodillas luego de que este hubiera estado en abandono casi dos años. Comprendí que era necesario generar un elemento especial para ese proyecto, ahí fue uno de los momentos más duros y difíciles de enfrentar para mí como directivo”, complementó el funcionario, quien tendrá la tarea de entregar el túnel a partir del mes de septiembre.