Solo en América Latina durante el 2021 se realizaron rondas de inversión por más de US$19.000 millones, una cifra récord. ¿Qué hay detrás de este apetito por las empresas de la región?
El 2021 marcó el punto de no retorno para el venture capital tras fuertes inyecciones de capital que llevaron a las startups a niveles de valuación nunca antes vistos. Solo en América Latina, durante el año pasado se realizaron rondas de inversión por más de US$19.500 millones, según Crunchbase, una cifra récord y que supera en un 320% lo invertido durante 2020, convirtiendo a la región en la de más rápido crecimiento en el mundo para este tipo de inversión.
Solamente en los primeros dos meses del 2022, la inversión de capital privado en la región alcanzó los US$2.046 millones y representó un aumento del 30% en términos interanuales según Transactional Track Record. Esto demuestra que, lejos de disminuir ante una mayor incertidumbre tanto regional como global, el apetito por estas empresas entre fondos e inversionistas no para de crecer.
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Pero, ¿qué es lo que está convirtiendo a América Latina en el nuevo epicentro del venture capital? El primer factor que explica esto es el crecimiento exponencial de la clase media en la región en las últimas dos décadas, lo cual ha permitido que el mismo mercado y los consumidores se expandieran al mismo ritmo, posibilitando que los ingresos de las startups crezcan de manera rápida y sostenida.
Así mismo, a medida que diferentes startups se consolidan también lo hacen sus empleados al adquirir más experiencia en el ecosistema de innovación, lo cual les permite no solamente crear nuevas empresas, sino atraer la mirada de inversionistas que confían en su trayectoria en el medio. Por ejemplo, según Endeavor, más de 100 compañías han sido fundadas por exempleados de Rappi.
Adicionalmente, un mayor acceso a la educación y a trabajadores más capacitados han causado que cada vez más empresas y grandes fondos comiencen a mirar la región como el sitio perfecto para inyectar recursos frescos o masificar sus operaciones a través de aliados estratégicos, como resultan ser los emprendimientos.
Ahora, si bien es cierto que las fintech continúan siendo las compañías que más inversión reciben, cada vez más son las empresas de otros sectores y tipos de servicios las que atraen las miradas de los inversionistas de venture capital. De esta forma, las plataformas de e-commerce, servicios de logística y transporte y proptechs están comenzando a tomar un papel protagónico en el portafolio de los fondos en América Latina.
Casos como el de Habi, Tül, La Haus, Merqueo y Liftit en Colombia o Crehana, NotCo y QuintoAndar en la región nos muestran que los emprendedores y los inversionistas están viendo necesidades y posibles soluciones más allá de la generación de acceso e inclusión financiera en Latinoamérica.
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Así las cosas, y mientras la financiación parece no parar, sino al contrario seguir creciendo de manera vertiginosa, las apuestas ya no se limitan a bancos digitales o neobancos, sino que van más allá, sentando las bases para una nueva generación de startups con altas valuaciones y grandes retornos para sus inversionistas.
Y es acá, bajo un escenario en el que hay una nueva generación de emprendimientos que le apuntan a prácticamente todos los sectores económicos, que los ojos del sector financiero e inversionistas “tradicionales” deben estar puestos en estas nuevas startups para aprovechar las oportunidades de inyección de capital.
Si bien es cierto que el riesgo es mucho más alto, y que desde el sector ya se está haciendo la tarea para identificar el ‘próximo Rappi’, se debe potenciar esta estrategia no solo para maximizar los retornos y diversificar el portafolio, sino para convertirse en el aliado estratégico para fortalecer el tejido empresarial en la región, apoyar la generación de empleo y atender problemas a través de soluciones innovadoras.
Por: Juan Pablo Galán*
*El autor es Country Head de Credicorp Capital en Colombia.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.