La reforma tributaria del gobierno Petro tiene tantos comentarios a favor como en contra por parte de inversionistas y empresarios. ¿Cuáles serán sus efectos?

En la columna de la semana pasada comentábamos la evolución de la economía colombiana y, en esta línea, cómo incide la incertidumbre actual en esta importante economía emergente.

Atendiendo a las últimas declaraciones emitidas por los analistas de JP Morgan, la incertidumbre es, según ellos, la principal causa de la difícil situación que atraviesa el país. Para el banco de inversión norteamericano, esta incertidumbre está provocando parte de las perturbaciones que dificultan el camino a la economía colombiana en estos momentos. Y en este contexto, el banco norteamericano aprovechó el momento para, a la vez que resaltaba esto que comento, “regañar” al presidente Petro por sus pronunciamientos; unos pronunciamientos que, según consideran, generan aún más inquietudes, es decir, más incertidumbre.

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De acuerdo con el banco de inversión, cuando hablamos de Colombia, hablamos de un país que, ya de por sí, presenta una destacada y persistente incertidumbre por los desequilibrios que, desde hace muchos años, atraviesa esta economía emergente. No obstante, de acuerdo con la reconocida entidad financiera, a esta incertidumbre que mencionamos, el banco le suma el hecho de que, en consideración de los analistas de Wall Street, el nuevo presidente de izquierdas está agravando la situación, con ciertos pronunciamientos que, como señalábamos, generan aún más intranquilidad a los consumidores, los inversores, así como todos los agentes económicos que participan en una economía.

Y es que, antes de nada y para que lo entendamos, la incertidumbre y el no saber qué ocurrirá mañana está limitando el crecimiento de esta economía. Pero Petro, en tanto en cuanto se pronuncia, acentúa esta incertidumbre que mencionamos, agravando esta delicada situación.

En esta línea, lo último que hemos podido ver es que el Congreso colombiano ha aprobado una reforma tributaria que, atendiendo a lo que indica la prensa, era muy esperada debido a que, como señalan estos, “fomenta mucho lo social” y el cumplimiento de las propuestas del nuevo presidente. Sin embargo, la inmediatez con la que se ha aprobado, y las dudas que suscita esta situación que mencionamos, vuelve a acentuar esa incertidumbre. Dicho de otra manera, la reforma tributaria del Gobierno de Gustavo Petro, aprobada por el Congreso colombiano esta misma semana, despierta tanto amor como odio entre los inversores y todo tipo de agentes económicos.

En resumen, lo que trato de decir es que, a la excepcional incertidumbre presente, y que el presidente Petro ha acentuado, se suma una reforma tributaria que, habiéndose aprobado esta misma semana, despierta tantos amores como odios entre los agentes económicos que operan en el territorio, así como otros agentes interesados, y esto es algo que debemos tener muy en cuenta.

Teniendo en cuenta la escasez de recursos que presenta Colombia, y esa incertidumbre mencionada al inicio, Colombia es una economía que no puede poner en duda su credibilidad con reformas que parecen más un brindis al sol que otra cosa. Pues podemos decir que es cierto que son muchos los planes de ayudas que pretenden aplicarse en materia de política social con los ingresos que pretende recabar esta reforma tributaria, pero no es menos cierto que estas previsiones podrían desviarse sustancialmente y que, de la misma manera, hablamos de una economía que carece de recursos para impulsar, y de forma tan notable, el gasto. 

Técnicamente, hablamos de una economía que, efectivamente, precisa numerosas reformas y, especialmente, una reforma tributaria que le lleve a incrementar sus ingresos. En el ranking global, Colombia es uno de los países que menos impuestos recauda entre las economías medias y grandes de América Latina: el Estado ingresa por esta vía un 13% del PIB, mientras el promedio es de 16%. Y esto, en ese proceso de desarrollo y crecimiento en el que, desde hace años, se encuentra inmerso Colombia, es algo que debemos cambiar. Pues no podemos reforzar la capacidad de las instituciones sin recursos para financiar su operativa.

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Pero, al igual que decimos esto, también es preciso resaltar que hablamos de una reforma histórica, pues hablamos de una de las reformas más ambiciosas en la historia del país latinoamericano. En otras palabras, la reforma tributaria se presenta como una subida de impuestos histórica a “los ricos”, los hidrocarburos, la comida basura o chatarra, así como numerosos hechos imponibles que, en el presente y en consideración de Petro, presentaban una escasa recaudación. Y esa ambición y las expectativas generadas, teniendo en cuenta los precedentes, podría desequilibrar, aún más, las cuentas públicas del país y, en consecuencia, disparar aún más el déficit.

Además, en una situación como la actual, esta reforma tributaria podría acelerar el estancamiento de Colombia; teniendo en cuenta que los crecimientos se moderan y la política fiscal poco ayuda a dinamizar la economía.

En resumen, Colombia es una economía que, en estos momentos y teniendo en cuenta su naturaleza, precisa más certezas que dudas. La incertidumbre que, ya de por sí, presenta el país se suma a una incertidumbre política que solo agrava la situación. Y todo esto, en un escenario de desaceleración, genera un cocktail perfecto que podría llevar al país a perder la posición que ocupa en estos momentos, como una de las economías líderes en materia de crecimiento entre las economías de la región.

Por ello, ¡mucha cautela!

Por: Francisco Coll Morales*
Francisco Coll Morales
*El autor es economista, responsable de educación económica y financiera en Rankia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.