Más allá de donaciones altruistas, el mundo de los negocios tiene mucho que aprender el arte y de los artistas: el lenguaje y la capacidad de gestión son algunas de ellas.
En una época en la que los grandes empresarios se dan el lujo de colgar algunos ejemplares modernistas en sus salas de juntas, asistir a fiestas corporativas en la sinfónica, e incluso escribir algunos cheques para apoyar a artistas emergentes, sin tomar frecuentemente al arte como fuente de inspiración para los negocios más que un simple pasatiempo, quiero reflexionar sobre la importancia de repensar todo lo que las empresas, y en particular sus líderes, tenemos por aprender de este gran mundo.
Para esto haré uso de una herramienta que, durante las últimas semanas, me ha servido para aproximarme, desde una perspectiva diferente, a los retos que enfrento diariamente en mi vida profesional. Se trata de vuja de.
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Como seres humanos nos vemos motivados a cuestionar lo predeterminado cuando experimentamos un deja vu. El deja vu se produce cuando nos encontramos con algo nuevo pero sentimos como si lo hubiésemos vivido o visto antes. Vuja de es lo contrario: nos enfrentamos a algo conocido, pero lo vemos con una nueva perspectiva que nos permite tener nuevas aproximaciones a problemas antiguos.
Encuentro en este concepto una ventana de oportunidad para reflexionar sobre todo lo que los líderes de negocios tenemos que aprender del mundo del arte, al que nos aproximamos frecuentemente y que rara vez vemos como fuente de conocimiento aplicable a nuestros negocios.
Para comenzar, podemos aprender a gestionar el lenguaje. Una práctica que los artistas literarios manejan con frecuencia a la perfección y con la que podríamos llevar a nuestras empresas a otro nivel. Después de todo, muchos de los negocios más exitosos del mundo son triunfos de la narración de historias más que cualquier otra cosa, así que estoy convencido de que media hora de “Por qué escribo” de George Orwell haría más por los negocios de lo que “The Art of The Deal” de Donald Trump lograría en una semana. Vale la pena leer lo que tienen por decir.
Por otro lado, la gestión de las herramientas. Todo arte, incluso el de la gestión de los negocios, requiere un conocimiento práctico, el aprendizaje de la teoría no es suficiente. Por lo que todo empresario debe aprender a usar las herramientas adecuadas para lograr un fin particular. Al igual que el director de una sinfónica que, para lograr una interpretación impecable, debe aprender gestionar el talento de cada uno de sus músicos teniendo en cuenta el instrumento del que cada uno de ellos se hace cargo. Así que vale la pena escuchar lo que tienen por enseñar.
Y ni qué decir frente a la gestión del cambio. Acercarnos al arte podría incluso ofrecernos el mayor premio de todos: ayudar a nuestras empresas a ser más innovadoras ante un mundo en constante evolución. En esta búsqueda, seguro tendremos algo que aprender de las industrias creativas. En particular de los artistas modernos, quienes se adaptaron a la llegada de nuevas tecnologías e hicieron de la fotografía una nueva forma de expresión del arte. Vale la pena entender lo que tienen por transmitir.
Así que vuja de podría traducirse en leer, escuchar y sobre todo entender cómo otros entornos y personas pueden inspirarnos para transformar lo que hacemos a diario. Por tanto esa es mi invitación: repensemos el mundo de los negocios, que tan bien conocemos, viéndolo desde los ojos de esta gran industria, que desde su arte, puede darle no solo más color a nuestras paredes, sino a nuestra forma de ver el mundo.
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LinkedIn: Juan Pablo Galán
*El autor es Country Head de Credicorp Capital Colombia
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