Cinco décadas después de los Juegos Panamericamos de 1971, la COP16 está llamada a darle un nuevo impulso a Cali, una ciudad que a pesar de sus ventajas competitivas está lejos de sus mejores tiempos.
A comienzos de los años 70, Cali era una ciudad parroquial de apenas 600.000 habitantes y con una pobre infraestructura, que giraba alrededor de la Calle Quinta, a pesar de que su economía se había visto impulsada por la inversión extranjera y la llegada de multinacionales que buscaban aprovechar el mercado local, al amparo del modelo de sustitución de importaciones.
Pero las cosas comenzaron a cambiar cuando en 1967 la Organización Deportiva Panamericana (Odepa) la designó como la sede de los VI Juegos Panamericanos, que se realizarían del 30 de julio al 13 de agosto de 1971. Con el apoyo del gobierno nacional de entonces y el esfuerzo de las autoridades locales, no solo se construyeron un nuevo aeropuerto (Palmaseca, ahora llamado Alfonso Bonilla Aragón), sino también nuevas vías, como la Avenida Roosevelt y la autopista Suroriental, y un gran número de escenarios para acoger a casi 3.000 atletas de 32 países quienes participaron en 17 actividades deportivas.
Cinco décadas después, en febrero de este año, la capital del Valle fue escogida para ser la sede de la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), que se celebrará entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre.
“Nos inclinamos por la región más biodiversa de Colombia, el Pacífico colombiano”, dijo el presidente, Gustavo Petro, al anunciar la decisión de que Cali acogerá el evento internacional más grande que se haya realizado en el país a la fecha.
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Alejandro Eder, alcalde de Cali, sostiene que se trata de un hito histórico ya que marca la entrada de Colombia al debate global de uno de los temas más importantes de la humanidad.
“Esta COP16 puede tener, si la aprovechamos bien, el mismo efecto que tuvieron los Juegos Panamericanos de hace 53 años, es decir, darle un nuevo impulso a la ciudad”, dijo el alcalde de Cali que, a pesar de su ubicación geográfica privilegiada y de contar con una economía diversificada, está lejos de sus mejores tiempos por razones sociopolíticas.
“Cali es un prodigio de la biodiversidad: arranca debajo de los 1.000 metros sobre el nivel del mar y termina en el Parque Nacional Farallones a 4.100, tiene 561 especies de aves (más que Alemania), y la surcan 7 ríos”, explica Esteban Piedrahita, rector de Universidad Icesi en un artículo que escribió para Forbes Colombia.
Además, agrega Piedrahita, el Valle es líder en bioeconomía: #1 en bioenergía, biocombustibles y papel verdes y reciclaje de cartón, potencia en agroindustria, alimentos, farmacéutica y cosmética, y con grandes capacidades de investigación en CIAT, Cenicaña y 5 universidades de alta calidad.

De hecho, como lo ha planteado ante empresarios del Valle la ministra del Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, el evento ofrece oportunidades de desarrollo que deben aprovechar. “Tenemos posibilidades inmensas de negocios en varios frentes como los contactos internacionales y de conocimiento científico. En Cali van a estar los sectores productivos más importantes del mundo y se expondrán los avances más significativos de la ciencia en relación con la conservación ambiental”.
Para ello, fue creado un Comité de Catalización con la participación de universidades, el Comité Intergremial y actores de la región, con el fin de definir las oportunidades estratégicas de un evento al que concurrirán 13.000 personas de todo el mundo y que, según Eder, generará un impacto económico de más de US$20 millones.
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Además, recientemente fue presentada la estrategia de movilización nacional #RumboALaCOP16, que llegará a 20 ciudades del país, con talleres y espacios de acercamiento para que las comunidades tengan una participación incidente, en las negociaciones que se realizarán durante la cumbre.

Durante el lanzamiento fue presentada la página oficial del evento (www.cop16colombia.com) mediante la cual los ciudadanos podrán informarse sobre el evento; presentar propuestas de eventos y seguir la transmisión de la cumbre
En diálogo con Forbes, el alcalde de Cali dijo que, aunque a diuferencia de los Panamericanos de 1971, esta vez solo cuentan con seis meses para preparar la COP la escogencia de la capital del Valle ya ha tenido varios impactos en la ciudad.
“Primero, ha unido a los caleños de todos los sectores. Después de unos años tan difíciles que tuvimos compartimos el mismo sueño de ser la sede de este evento, luchamos por ese sueño y se logró”.
Eder explicó que para garantizar el éxito del evento la Alcaldía destinó $50.000 millones que se invertirán en infraestructura, trabajo social, arte urbano y para fortalecer el sistema de transporte masivo (MIO).
“En cierto sentido creo que esto sí será como los Juegos Panamericanos de 1971 y así lo estamos viendo. Damos la talla y no lo digo yo, el alcalde. Lo dijeron las Naciones Unidas que trajo delegados para validar la candidatura de Cali”.
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Cambio de paradigma
Mauricio Mira Pontón, director del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente, Dagma, plantea que Cali requiere un cambio de paradigma para aprovechar sus ventajas competitivas y aportar a la descarbonización de la economía con un modelo agroecológicio que, por ejemplo, promueva la reducción del uso de fertilizantes a base de úrea y petróleo.

“Esta administración quiere una Cali sostenible, no solo en lo ambiental sino también en lo social, generar riqueza en armonía con el medio ambiente”, explica el funcionario y señala que para ello hay que crear las condiciones políticas con instrumentos económicos, financieros y de mercado que permitan hacer la transición.
A juicio de Mira, quien se desempeñó como viceministro de Ambiente del gobierno anterior, llegó el momento de plantearse el nuevo modelo de desarrollo para Cali y el Valle y en esa discusión es clave la articulación entre lo público y lo privado.
“Quien va a lograr la magia de la transición no va a ser el sector público sino una mezcla de lo público y lo privado. Los privados van a contribuir con buenas prácticas y con temas de competitividad, porque es un asunto de supervivencia”, explica el director del Dagma.
“Las empresas que no sean verdes y carezcan de buenas prácticas van a perder el año porque el mundo está demandando eso”.
En cuanto a la COP16, Mira sostiene que va a generar un antes y un después porque al avento asistirán proveedores de tecnología y de financiamiento climático que van a apoyar esa transición para Cali, Colombia y países en desarrollo.
De hecho, en palabras de Piedrahita, del Icesi, la región debe aprovechar este singular momento para dibujar en conjunto la Cali y el Valle que “queremos, más verdes, pero también más prósperos y equitativos”.