Persiste una llama de esperanza y optimismo de lo que, finalmente, podría ser un cambio trascendental para Venezuela.

CARTA EDITORIAL

Si todo sale como se espera, este domingo 28 de julio, a pesar de los obstáculos del régimen de Nicolás Maduro, habrá elecciones en Venezuela.

Tanto el escepticismo como la incredulidad son comprensibles, por el vicio de Maduro de manipular procesos electorales.

Sin embargo, en medio de toda esa incertidumbre, persiste una llama de esperanza y optimismo de lo que, finalmente, podría ser un cambio trascendental para Venezuela.

Colombia y Venezuela comparten una frontera de más de 2.219 kilómetros, con millones de ambas naciones viviendo del lado contrario. Esta hermandad hace que las elecciones venezolanas en las que el destino de millones de personas y la estabilidad regional están en juego, sean realmente importantes para Colombia.

Todas las encuestas ponen fin a la dictadura de Maduro, que no supera el 20% del apoyo popular, mientras que Edmundo González, un diplomático de 74 años y el candidato opositor, ha pasado de ser un desconocido tres meses atrás, a tener más de un 60% en los sondeos, representando una vocación de cambio.

Uno de los bastiones de su candidatura es María Corina Machado, la líder opositora que fue inhabilitada, pero que ha movilizado multitudinarias caravanas por distintas ciudades respaldando a González. La oposición, unida como nunca antes, representa una fuerza formidable en estas elecciones.

Sin embargo, la posibilidad de un fraude electoral masivo sigue siendo una amenaza tangible. Es imperativo que la comunidad internacional, y en particular Colombia, vigile de cerca este proceso. La legitimidad de las elecciones debe ser salvaguardada a través de la observación internacional y la presión diplomática.

A semanas de las elecciones, Maduro ha expresado su intención de reanudar las negociaciones con Estados Unidos, abriendo una ventana para la diplomacia y la búsqueda de una solución negociada.

La presencia de observadores internacionales, como representantes de Naciones Unidas y del Centro Carter, es un signo positivo.

Para Colombia, el desenlace de estas elecciones es de vital importancia. Un cambio en Venezuela podría estabilizar la región, facilitar el retorno de muchos migrantes venezolanos y abrir nuevas oportunidades para la cooperación económica y política. La reconstrucción de Venezuela no será fácil, pero Colombia puede ser un socio clave en este esfuerzo, aportando su experiencia y recursos para ayudar a revitalizar la economía venezolana.

*El autor es el editor general de Forbes Colombia.

#NuestraRevista Este es un artículo publicado en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de agosto. Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, suscríbase aquí.