Natalia Jaramillo no pudo ser piloto comercial; en lugar de ello, lidera un proyecto para hacer nuevos mapas de la Antártida por medio de drones
Hasta hace poco, los exploradores de la Antártida eran casi siempre hombres de países desarrollados, pero ahora, las últimas fronteras del continente helado se mapean por un equipo liderado por una piloto de la nación montañosa y ecuatorial de Colombia.
Natalia Jaramillo, de 33 años, es una estudiante de maestría en geografía de la Universidad de los Andes, de Bogotá, Colombia. Ella creció con una pasión en la que combinaba la aviación y los mapas que ahora conjuga como investigadora de la Antártida.
Ella dice que tras graduarse en historia y obtener su licencia de piloto, una serie de duras experiencias acabaron con sus sueños de trabajar como piloto de una línea comercial.
Pero en un guiño del destino, Jaramillo entró a trabajar con la Comisión Colombiana del Océano, la cual, además de ser la agencia del gobierno colombiano que estudia las costas del Pacífico y el Caribe del país, también está a cargo del Programa Antártico Colombiano.
Ella trabajaba ahí en 2014 cuando Colombia emprendió su primera misión independiente a la Antártida. Luego de una loca carrera para enviar una solicitud al último minuto, Jaramillo pudo sumarse a la misión como la primera colombiana en hacerlo como historiadora.
Sin embargo, para su siguiente viaje, le asignaron una nueva misión: probar un dron Ebee Plus en las condiciones heladas y hostiles de la isla de la Media Luna, en la región antártica de las Islas Shetland del Sur.
Jaramillo dice que a pesar de los adelantos en las tecnologías de mapas, el último mapa de la isla de la Media Luna fue un mapa hidrológico británico de 1968.
El MapTartic Project tomó fotos con dron a 50, 100 y 200 metros de altura. Esas tomas luego se combinaron para crear un mapa ortorectificado (fotorrealístico).
Jaramillo está por regresar a la Antártida a fines de 2019 para continuar con el mapeo, esta vez con un cuadracóptero, para ver qué es lo que ha cambiado de una temporada a la siguiente.
Ahora, ¿por qué Colombia, una país tropical y andino con un conflicto civil de más de 50 años tiene un programa antártico?
Angela Posada Swafford, una periodista colombiana basada en Miami y autora del libro ‘Hielo: Bitácora de una expedicionaria antártica”, dice que las corrientes oceánicas y del viento, así como la biología, unen a las dos regiones.
Por ejemplo, la costa del Pacífico colombiano recibe a más de 35,000 observadores de ballenas cada año y las ballenas que dan a luz ahí pasan la mayor parte del año alimentándose en la Antártida.
“La Antártida es como la maestra de ceremonias de cada parte del mundo, en especial de las regiones tropicales”, dice Posada Swafford, quien afirma que los trópicos son los territorios más afectados con el deshielo antártico.
“Un investigador colombiano de la costa del Pacífico puso algunas boyas en la Antártida para ver cómo las olas que se originan en la península antártica chocan con la costa colombiana”, dice Posada Swafford.
A diferencia de países como Noruega, Australia y Estados Unidos, Colombia apenas se involucró con la exploración de la Antártida. Colombia recién firmó el Acuerdo Antártico en 1989.
Posada Swafford dice que hay razones estratégicas que llevan a Colombia a involucrarse más en aquella región pues si quiere convertirse en un país con derecho a voto del Secretariado del Tratado Antártico, tiene que tener un programa científico constante y activo.
“Es importante que un país en desarrollo como Colombia comience a tender puentes y construir relaciones con científicos relevantes de todo el mundo y reforzar la diplomacia científica”, afirmó.
Y Jaramillo no es la única mujer colombiana que rompe barreras en la Antártida.
En 2018, la física Paola Guerrero fue allá con otras 75 científicas, ingenieras y comunicadoras como parte del proyecto de liderazgo conocido como Homeward Round, en el cual leyó cartas de escolares colombianos a los pingüinos.
“Estamos progresando”, dijo Jaramillo. Hace 70 años ni siquiera permitían que entraran las mujeres a la Antártida”.