Pese a lo atractivo de los unicornios, el autor propone que buscar propuestas de valor en las startups es clave para el éxito.
Startup es una palabra que está de moda. Para la mayoría de las personas una startup es un negocio con base tecnológica que acaba de comenzar y no ha logrado ganancias sostenibles.
De hecho, por definición, una startup es un negocio fallido desde su nacimiento, pero con una pequeñísima posibilidad de tener un retorno astronómico para sus inversionistas en un corto periodo de tiempo. Sin embargo en la gran mayoría de los casos está atado a una adquisición o un IPO, (salir a bolsa), lo cual es altamente improbable que ocurra.
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No obstante, existen startups tremendamente exitosas, y son los famosos unicornios. Emprendimientos que han logrado estar valorados en más de mil millones de dólares. En realidad estás son anomalías más allá de nuestro entendimiento cotidiano y en muchos de los casos tienen un componente que es muchas veces obviado: lograron sobrevivir.
Está claro que ni el éxito ni el hiper-crecimiento viene de la noche a la mañana, y es por esto que muchas veces lo que se necesita para alcanzarlo es sobrevivir un día más.
La teoría del cisne negro es una metáfora que describe un evento sorprendente que tiene un efecto importante y que nadie nunca vio venir. El término está basado en un antiguo dicho que presumía que los cisnes negros no existían. Curiosamente con el pasar de los años algunos avistamientos empezaron a ocurrir hasta que se logró comprobar su existencia en la naturaleza.
Nassim Nicholas Taleb fue quien desarrolló esta teoría, con el fin de explicar el papel desproporcionado de eventos de alto perfil, difíciles de predecir y muy raros que están más allá del alcance de las expectativas normales en historia, ciencia, finanzas y tecnología.
Una de las grandes características de este tipo de eventos es la capacidad de no poder computar la probabilidad estadística de los mismos usando métodos científicos tradicionales debido a la naturaleza misma de las probabilidades extremadamente pequeñas de su ocurrencia.
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Alguna vez oí a alguien decir que la suerte es la tangente que intersecta la preparación y la oportunidad, y por ende la gente que tiene más suerte es normalmente la más persistente. Si lo piensan, una startup es un salto al vacío en búsqueda de un resultado impresionante, pero muy poco probable.
En otras palabras no creo que aquellos que trabajamos en tech debamos estar buscando unicornios sino cisnes negros. La meta no debería ser nada diferente a conseguir más tiempo, para tener más “suerte”.
El camino que lleva a construir una startup es difícil y con unas altísimas probabilidades de fracaso, algo que claramente ningún padre desearía para sus hijos. En mi opinión es algo entendible, pero para los pocos que decidimos saltar al vacío oírlos es algo que no nos va a aportar mucho durante el camino.
Creo que la receta para construir una startup exitosa no existe, o al menos no la conozco pero si pudiera darles lo más parecido a eso sería lo siguiente:
- No oigan a sus padres.
- Experimenten mucho (siempre en búsqueda de crecer el top-line de la compañía).
- No se enfoquen en conseguir dinero sino tiempo (busquen cisnes negros no unicornios).
- Obsesiónense con sus usuarios.
- Busquen activamente tener suerte (el cruce entre la perseverancia y la oportunidad).
Contacto:
LinkedIn: Santiago Aparicio
*El autor es Co-fundador de Fitpal, la plataforma que permite acceder a una oferta de más de 90.000 servicios deportivos (clases y gimnasios) en un solo lugar y por un costo fijo mensual.