En una revisión al comercio exterior del país, The Economist señaló que la burocracia no arancelaria y las dificultades logísticas hacen de Colombia un país tan cerrado como lo estaba en la década de 1990.

En Colombia se paga más por el vino que la mayoría de los latinoamericanos, así lo describió en su más reciente edición la publicación británica The Economist, que en una revisión a la política de comercio exterior del país, analizó la burocracia y el costoso trayecto que tiene que pasar una botella de esa bebida hasta llegar a una mesa en Bogotá, donde están la mayoría de los consumidores.

En el análisis se resalta que ese complejo procedimiento, no es la excepción, sino la regla para los productos importados en Colombia, que al igual que el vino deben presentar al menos ocho formularios, en trámites de hasta 15 días, para luego enfrentar desafíos logísticos por cuenta del mal estado de las carreteras y los altos costos del transporte.

Citando el libro ‘Comercio Exterior en Colombia: Política, Instituciones, costos y resultados’, editado por Jorge García García, Enrique Montes Uribe e Iader Giraldo Salazar, la publicación enfatizó que Colombia está tan cerrada como lo estaba en la década de 1990, a pesar de la liberalización de la economía después de décadas de proteccionismo.

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Aunque en ese momento se redujeron los aranceles por diversificar la economía, el medio señala que “los propietarios de las fábricas, los azucareros, los productores de lácteos, de arroz y los gobiernos regionales, que poseen productores de aguardiente, se vieron afectados por la competencia y presionaron  para restaurar la protección”.

En el texto aclaran que aunque el gobierno no pudo volver a imponer aranceles por los acuerdos con la OMC, han surgido otras barreras no arancelarias, que según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo afectan casi cuatro quintas partes de las importaciones, en comparación al 27% en 1992.

“La principal exportación de Colombia es el aire”

Aníbal ochoa, director comercial del puerto de cartagena a the economist.

Colombia tiene un tamaño de comercio apenas superior al de los dos países más proteccionistas de la región, de acuerdo con Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.

Por su parte, The Economist también se refirió a los puertos como el de Buenaventura, donde los contenedores llegan cargados, pero se van sin nada y el de Cartagena, que se ha convertido en un puerto de transbordo pasando mercancías de un lado a otro. El director comercial del Puerto de Cartagena, Aníbal Ochoa, les dijo que la principal exportación de Colombia “es el aire”.

No obstante, explicaron que por cuenta de otros problemas como el conflicto armado, el gobierno colombiano no ha podido abordar con contundencia una política de comercio exterior para diversificar y liberalizar la economía.