Tras cambios tecnológicos, llegada de plataformas y pedidos de equilibrio en la regulación, BID inicia nueva encuesta para diagnosticar el sector en América Latina y el Caribe.

Por: Rolando Lozano Garzón | Para Forbes.

La creación de ‘fintech’ –plataformas digitales que ofrecen servicios financieros– crece a dos dígitos en el país.   

No obstante, aún los capitales de riesgo para los emprendimientos no llegan en abundancia, por lo que tienen retos por delante en esa dirección, en regulación específica y administración. Ponerse ‘bonitas’ a los ojos de fondos globales que les den un salto en su escala es otra tarea de las compañías.  

En efecto, las estadísticas reveladas el lunes para este informe por Colombia Fintech indican que en el 2019 se pasó de 103 a 180 firmas, con un crecimiento del 74,7 por ciento, frente al 2018.

En el 2016, el país solo contaba con 77 emprendimientos, por lo que la oferta del sistema casi se triplicó en menos de cuatro años.

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El presidente de Colombia Fintech, Erick Rincón Cárdenas, manifiesta que hay una ‘explosión’ de apertura de plataformas en los distintos segmentos del negocio.

En particular, se refiere a redes de crédito digital; pagos; ‘crowdfunding’ (financiación colectiva en línea); ‘factoring’ (pago de facturas con descuento); insurtech’ (productos de aseguradoras con base en la tecnología); ‘blockchain’ (cadenas de bloques de datos); ‘regtech’ (informática para mejorar el cumplimiento normativo en las empresas) y criptoactivos (transferencia de bienes digitales).

Las cifras divulgadas además dan cuenta que en crédito digital operan 30 empresas, que han concedido 3,5 millones de préstamos, en promedio de 300.000 pesos cada uno, para un total de 1 billón de pesos.

“Las usan en gran parte personas que antes no estaban vinculadas al sistema financiero”, dice el dirigente.

Y si bien el monto de créditos resulta ser bajo frente a la cartera total del sistema financiero (503 billones de pesos), un grupo de emprendedores, de la mano de algunos fondos de capital y con recursos propios, tienen como objetivo (no usan la palabra competidor) convertirse en una alternativa, frente a los sistemas de financiamiento tradicionales.

A finales del 2019, las ‘holdings’ de la familia Gilinski que controlan accionariamente al Banco GNB Sudameris y otras entidades crediticias en Latinoamérica y el Caribe, anunciaron igualmente que se encuentran tramitando ante la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) el permiso de operación de Lulo Bank, con una inversión de 100.000 millones de pesos y exclusivamente dedicada a la banca digital.

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“En los últimos 4 años el ‘fintech’ ha tenido un crecimiento vertiginoso en Colombia, entre otros, por las campañas para combatir el crédito ‘gota a gota’ y la mejor comprensión por parte de los fondos de capital y la comunidad”, añade Rincón.

Colombia Fintech también da cuenta de la operación de 5 Sociedades Especializadas en Depósitos y Pagos Electrónicos (Sedpe), avaladas por la SFC, que pueden captar recursos del público y prestar servicios como pagos, transferencias, giros y recaudos, aunque no están facultadas para otorgar financiamiento.

La definición hace unos 6 años por parte de Colombia de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, que identifica desafíos y propone líneas de acción concretas para elevarla, es – según conocedores del tema – otro acierto que ha conducido al incremento de apertura de más firmas tecnológicas de esta naturaleza.

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Recientemente publicaciones como ‘The Economist’ reconocieron los avances de Colombia en inclusión financiera y la estrategia de fomentar el ‘fintech’ para elevar el nivel de bancarización.

El último reporte sobre el asunto (noviembre del 2019) se indica además que la disminución de las restricciones para apertura de cuentas en las entidades financieras, protección de datos, protección al consumidor, educación financiera y transformación digital, el decreto 1357 del 2018 – que regula la financiación colaborativa (‘crowdfunding’) ­ y la inversión de los bancos en ‘fintech’ – han sido claves en el avance de la inclusión financiera doméstica.

Es así como Colombia ocupa el primer lugar en el ‘Microscopio Global’, con 82 puntos, entre 55 países.

El reporte también reconoce los progresos gracias a la gestión de la arenera de la Superfinanciera (ambiente controlado en el que se puedan probar productos o tecnologías que necesitan una adaptación de regulación).

En detalle, se trata de un ‘sandbox’ o banco de pruebas regulatorio, que ofrece la posibilidad a las ‘startup’ operar durante un tiempo limitado, con un número específico de clientes y bajo condiciones consensuadas con las autoridades.

“El mercado empieza a ofrecer necesidades de financiamiento alternativo y la sociedad lo está percibiendo a través de las ‘fintech’”, agrega Rincón.

Los grandes atractivos de las ‘fintech’, en opinión del representante del gremio, son cobertura, experiencia directa con el usuario, trámites simplificados y costos menores.

Según sus cálculos, captar un cliente en el sistema financiero tradicional vale unos 70.000 pesos, más lo que lo que se tiene que cobrar por intereses. “Así difícilmente puede conceder un crédito de 300.000 pesos”, asevera Rincón.

¿Faltan aún capitales?

Por su lado, Edwin Zácipa, conferencista del tema y extimonel de Colombia Fintech, sostiene que se está en un momento interesante de llegada de volúmenes importantes y estratégicos de recursos a las plataformas, pero falta mucho camino por recorrer en cuanto a financiación local.

En su concepto, aún la principal fuente de financiación son los ángeles inversionistas – empresarios que invierten pequeñas sumas a cambio de retorno económico o participación accionaria – lo que estima ‘malo’ y refleja que el negocio está aún en la fase temprana de desarrollo.

“De los más de 90 fondos de capital privado en el país unos 20 son en verdad de capital riesgo y solo dos de ellos han invertido en las ‘fintech’. El 60 por ciento de la industria que sale a buscar financiación tiene dificultades en el medio local y los que lo han logrado ha sido en el extranjero”, según sostiene el experto.

El directivo cree además que sin duda están pasando cosas buenas en las ‘fintech’, pero no hay suficiente dinero para la apalancarlas y no existen esquemas sofisticados y fondos de inversión abundantes.

“No obstante, algunas rondas de financiación individual en el país de algunas firmas se acercan a 5 millones de dólares, lo que hace atractivo el aterrizaje de fondos de capital de riesgo extranjeros”, acota el experto.

“Las ‘fintech’ han permitido que muchos colombianos tengan la oportunidad de acceder a más servicios financieros, de seguros y ‘crowdfunding’, entre otros. Y esa es una de las hipótesis más importantes a la hora de evaluar posibilidades de inversión, pues el país le está apostando a una mayor inclusión financiera como eje de desarrollo”, dice por su parte la presidenta de Silk Banca de Inversión (Colombia), Martha Juliana Silva Nigrinis.

La ejecutiva observa que bancos de la magnitud de Morgan Stanley y Goldman Sachs y fondos de inversión y de capital de riesgo como Triodos, Alpha Mundi, Andressen & Horowitz, Sequoia Capital, Axon Partners, Rise Capital, Mountain Nazca, Village Global y Bamboo Finance han incrementado su portafolio de inversiones en Colombia en este tipo de empresas.

“Sin embargo, al salir al mercado en búsqueda de firmas del sector toman en cuenta factores tales como el modelo de negocio, el equipo directivo y la visión de corto y mediano plazo”, recalca.

Hay diferencias

En medio de lo anterior, un punto de discusión sobre el desarrollo de las ‘fintech’ es si están lo suficientemente reguladas y compiten en iguales condiciones con el sistema financiero tradicional.

A consideración de Rincón, no están desreguladas porque particularidades como los intereses y el ‘factoring’ se rigen por el Código de Comercio, aunque estima que falta normatividad en criptoactivos y ‘blockchain’.

“Tenemos una heterogeneidad entre segmentos regulados y no regulados, pero deber haber un equilibrio por la innovación que manejan las ‘fintech’; no pueden ser medidas con la misma vara de la banca tradicional”, asevera.

Por ello, estima que si se quiere llegar a nuevas audiencias, la estructura regulatoria de la industria debe ser flexible. 

“Hay que concretar el documento Conpes de inclusión y regulación financieras. Sin embargo, sería injusto decir que hay barreras para el desarrollo del ‘fintech’ en Colombia. Lo que se necesita es una política pública que no sea bajo la metodología convencional de inspección”, afirma Erick Rincón, el presidente de Colombia Fintech.

Entre tanto, la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria) ha señalado que los criterios normativos de las ‘fintech’ deben adaptarse a la entrada de nuevos jugadores al mercado de intermediación, así como a las características y desafíos que genera el uso de recientes tecnologías dentro de la oferta de productos y servicios.

A pesar de que conceptúa que el ‘sandbox’ (caja de arena, por el significado en inglés) ha sido una herramienta eficiente de los gobiernos para monitorear la entrada gradual de los agentes al mercado, sostiene que se requieren equipos dedicados en la SFC exclusivamente a ellos, con el fin de que haya consistencia normativa.

Aún así, reconoce el paso adelante que dio el Ejecutivo en regular la financiación colaborativa, a través de la emisión de valores, y la creación del Grupo de Trabajo de Innovación Financiera y Tecnológica (Innova SFC).

Entre las peticiones de los banqueros   también están regulaciones específicas para ‘crowdfunding’, pagos digitales, dinero electrónico, pagos persona a persona y ‘roboadvisor’ (sistema de asesoramiento financiero digital).

Al respecto el superintendente financiero de Colombia, Jorge Castaño Gutiérrez, ha advertido en diversos foros que respaldar las ‘fintech’ no es signo de desregulación o relajamiento de estándares prudenciales. “Hay nuevos riesgos y no los podemos ignorar”, ha señalado el jefe ente del organismo que vela por la estabilidad del sistema financiero, la transparencia del mercado de valores y la protección de los derechos de los consumidores financieros.

Y ha agregado que si bien la innovación trae nuevos riesgos (operacionales, cibernéticos y macrofinancieros), el objetivo principal es mantener la confianza en el sector, y promover la proporcionalidad y neutralidad en la supervisión y la regulación.

Nada extraño al fin de cuentas estas diferencias – según afirma un analista consultado – porque los diagnósticos y la regulación deben ser tan cambiantes como la tecnología de los sistemas que están revolucionando la manera como los usuarios se relacionan con el financiamiento y el ahorro.

Bajo la atención de multilaterales

Todos los cambios de este sector y la manera como están adecuadamente regulados fueron algunas de las razones que llevaron a finales del mes pasado al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) – en alianza con la firma Finnovista – a anunciar el ‘III Fintech Radar para América Latina’.

Por ello, el organismo entregará antes de finalizar  semestre los resultados de una encuesta y un informe actualizado acerca de los principales retos en materia de financiación, regulación, competencia y talento, tendencias y el desarrollo de estas ‘startups’ en la región. 

Colombia ocupa el tercer puesto en Latinoamérica en cuanto a número de ‘fintech’, tras Brasil y México.

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