En el país hay 1’643.849 firmas habilitadas para hacer negocios. Innovación y retención de talento humano, algunas de las condiciones que, según expertos, deben cumplir las compañías más jóvenes.
El dinero de la liquidación obtenido tras varios años de trabajo, la apuesta desde la universidad para no ser empleado, el espíritu emprendedor, la tradición familiar y la subsistencia son algunas de las razones para que, en el 2019, por cuarto año consecutivo, se elevara el número de compañías creadas en Colombia.
En efecto, las estadísticas de la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras) indican que se constituyeron 309.463 unidades productivas (suma de personas naturales y sociedades jurídicas), con un aumento del 2,1 por ciento, frente a 2018, cuando nacieron 303.027.
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Aunque hubo disminución en la constitución de personas naturales (negocios creados con la cédula), en términos macroeconómicos, las cifras reflejan el buen momento del país y el interés por la formalización, a pesar del lunar del desempleo.
Igualmente, como efecto de la creación de empresas en el 2019 y en lo que va del 2020, el número de unidades productivas habilitadas para hacer negocios en Colombia se ubica en 1’643.849, de las cuales el 71,2 por ciento (1’171.835) corresponde a personas naturales y el 28,8 por ciento (472.014) a sociedades jurídicas.
Cifra elocuente
Las estadísticas muestran igualmente que casi la mitad de las firmas (151.946 ) que abrieron sus puertas en el 2019 lo hicieron con por lo menos un empleado.
La cifra es significativa si se tiene en cuenta, que equivale al número de puestos de trabajo que generan las 1.000 empresas ubicadas en las zonas francas del país.
Sin embargo, no todas las noveles sociedades criollas tienen garantizada su permanencia en el mercado porque otro estudio reciente del gremio es preocupante: de 100 empresas nacidas en el 2012 solo sobrevivieron 34 al término de 5 años.
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Y la tasa de mortalidad más alta se halló entre las empresas pequeñas debido que existe el comportamiento racional del emprendedor de que si fracasa minimiza su pérdida económica.
Por tanto, la mayoría de sociedades debuta en el mercado local con un bajo monto en activos y el capital suscrito.
De hecho, de las 309.463 compañías creadas el año anterior en Colombia el 99,6 por ciento (308.223) correspondió a microempresas.
Requisitos varios
Por tal razón, el futuro de las nuevas firmas colombianas se convierte en una apuesta importante porque además de la realidad del mercado y la certeza de los estudios de mercadeo, tendrán que ser más grandes.
Y es que entre mayor tamaño podrán acceder más fácil al crédito destinado a capital de trabajo, ampliar las actividades e invertir en innovación, factor este último que a la vez les permitirá generar más valor agregado, diferenciarse y ser fuente de un número significativo de plazas de trabajo.
Los expertos consideran que las empresas con crecimiento exponencial, como Tostao, D1, Rappi o Cosechas, entre otras, tienen características que pueden ser ejemplo para otras que quieran dar un salto en los negocios.
Se trata entonces, dicen, de tener una estrategia definida, ser altamente productivas y eficientes, financiarse, ojalá, con capital de fondos de capital de riesgo, contratar capital humano de altas competencias y brindar capacitación e incentivos al personal con el fin de retenerlo.
Otras enseñanzas de las compañías de rápido crecimiento son la inversión en innovación, el conocimiento de los clientes y la adaptación a la realidad del mercado.
El uso de tecnologías como energías renovables y biodegradables, inteligencia artificial, ‘big data’’ y automoción eléctrica, entre otras, también deben ser contempladas en los planes de negocios de las nuevas compañías.
El presidente de Confecámaras, Julián Domínguez Rivera, dice que la consolidación y crecimiento de las firmas debe ser el principal propósito de las políticas de desarrollo nacionales porque además de aumentar el valor de la producción de la economía, amplía la capacidad de compra de los colombianos, formando un círculo virtuoso que se retroalimenta y genera más avance.
“Los esfuerzos se deben concentrar en apoyar aquellas empresas jóvenes, de pequeño tamaño y con grandes posibilidades de crecimiento, para que puedan adquirir un tamaño tal, que mejore sus capacidades productivas, sus posibilidades de permanencia en el mercado y la contribución a la productividad del país”, agrega.
A nivel sectorial, el directivo estima que las políticas deben priorizar las actividades intensivas en conocimientos y cualificaciones especiales, las cuales se han destacado no solo por su dinamismo en términos de nacimiento o entrada neta de empresas, sino también por el aporte a la creación de empleo formal, como ha sido el caso de los subsectores de publicidad, desarrollo de sistemas informáticos, arquitectura e ingeniería.
Además, de factores como valor agregado, desarrollo del talento humano, tecnología, alianzas inversión en innovación los estudios de la organización señalan que para que las nuevas empresas sobrevivan se requieren también buenas prácticas, con el fin de elevar la productividad, y la estandarización de procesos.
Emprendedores, con aversión al riesgo
Por su lado, el director de Antoni & Lelo de Larrea Venture Partners (ALLVP), , Fernando Lelo de Larrea, dice que cuando crearon el fondo de capital en el 2012, siempre imaginó con sus socios una organización que trascendiera en el tiempo.
“Los emprendedores no son, a pesar de la percepción común, más propensos al riesgo que el resto de la población”, sostiene.
Por ello, el experto considera que una regla de un líder de una empresa de reciente creación es tomar decisiones evaluando probabilidades de resultados, tanto favorables como desfavorables. Y en su concepto no debe decidir en función de maximizar el valor esperado sino supeditado a que si las cosas no salen bien, la compañía pueda seguir operando.
“La baja sobrevivencia de empresas nuevas al quinto año no es fenómeno único en Latinoamérica. Ni debe ser leído como una muestra de debilidad. Es sano que así sea e incluso deseado en el agregado”, asegura.
Cabe recordar que ALLVP es un fondo de capital privado, que administra 200 millones de dólares dirigidos a emprendimientos en etapa de crecimiento en sectores como compras, pagos, transporte, trabajo y aprendizaje.
En total, el fondo ha invertido en 31 compañías en Colombia (como restaurantes MUY), México, Chile, España y Argentina.
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