Creando plataformas tecnológicas, Wenyi Cai aborda en Colombia problemas de la clase media emergente con empresas que buscan ser rentables y expandirse por América Latina.
Rodeada por desarrolladores, sentada frente a un ancho escritorio en una casa de tres pisos en Bogotá, donde queda la sede de Polymath Ventures, su fundadora y CEO Wenyi Cai cierra su computadora para hacer una pausa y contar cómo le han alcanzado los últimos siete años, desde que aterrizó en Colombia, para dar origen a siete compañías que en conjunto han levantado más de 30 millones de dólares en fondos de inversión.
Una de esas empresas es una fintech que ha constituido una comunidad de consejeros financieros informales, que “manejan bien” sus finanzas personales y usan esa habilidad por medio de una plataforma móvil para asesorar a sus personas cercanas, según explicó a Forbes Ana Barrera, cofundadora y CEO de Aflore.
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Los consejeros, con el modelo de venta directa, explican productos financieros, los solicitan y hacen seguimiento con sofisticada inteligencia artificial en barrios de clase media emergente.
“Es un sistema de puntaje propio con el que se entregan créditos de entre un millón y 12 millones de pesos a personas que tienen poca información estructurada, porque antes no habían tenido acceso a un crédito formal y ahora cuentan con productos financieros”, detalla Barrera, quien adelanta que se preparan para ofrecer seguros y añade que entre la comunidad, el 76 % son consejeras mujeres que reciben ingresos extras e incentivos.
A esta familia de Ventures también pertenecen empresas como Autolab, una plataforma que ofrece soluciones del servicio mecánico automotor; Elenas, un canal digital que permite a mujeres hacer ventas directas de productos de belleza que antes vendían con catálogos, y Nido, que ofrece cuartos amoblados manejando la relación con los inquilinos.
La mujer detrás de todo, Wenyi Cai, nació en China pero creció viajando a Estados Unidos, donde estudió física y filosofía en Harvard.
Su inicio en los negocios se remonta a cuando tenía 21 años, trabajando para un fondo de cobertura. Luego hizo parte de McKinsey en Dubái, desde donde tomaba aviones hacia el resto de Medio Oriente, así como a países de África y Asia del Sur para atender proyectos en esa zona del mundo.
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“Fue ahí cuando me di cuenta del poder de ciertas plataformas tecnológicas para transformar industrias y las economías de las sociedades”, cuenta Cai porque, cuando apenas surgían las conexiones 2G, la inspiró haber descubierto cómo se creaban negocios “impactantes” en su gestión de distribuir teléfonos móviles y tarjetas SIM.
Al regresar fue hasta Silicon Valley para unirse a Milo, una plataforma que apenas comenzaba dando acceso a inventarios y precios precisos de tiendas y en la que siendo alta ejecutiva, se cerró una adquisición por parte de eBay.
Estudiando una maestría en la Escuela de Gobierno de Kennedy de Harvard —que finalmente abandonó—, quería probar algo “con propósito”, así que usaba su tiempo para reclutar un pequeño equipo con el que puso su foco en la clase media emergente en América Latina.
Así que aterrizó en Medellín con ocho personas de distintos países para iniciar Polymath Ventures, proyecto que en realidad tomó fuerza en Bogotá.
La compañía tiene una metodología para encontrar soluciones innovadoras a problemas sociales, como lo son los servicios financieros y la movilidad. En el proceso buscan líderes que asuman la función de cofundadores para empezar una empresa desde cero.
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Polymath empezó con capital propio de Wenyi, fondos con los que inyectan capital a las compañías emergentes que crean. En un primer momento emprendió entrevistas con cientos de personas de clase media para entender sus problemas.
Cai resume la metodología de esta manera: “Realmente no creo que estemos haciendo impacto social, estamos construyendo empresas realmente rentables, en las que nos impulsa usar tecnología para crear compañías disruptivas, pero con herramientas en torno a la comunidad porque nuestro propósito es crear algo impactante”.
Estas ideas han sido exaltadas por entidades como el BID y ya se están replicando en otros mercados como en Ciudad de México, donde Polymath Ventures tiene oficina y tres empresas funcionando.