Las cuentas de la facultad de Economía de Los Andes destacan también una deuda externa que podría llegar a 57 % del PIB nacional
Mientras Fedesarrollo, en su escenario más conservador, estima que el costo de un mes de cuarentena es de 4,5 % del PIB nacional, la facultad de Economía de la Universidad de los Andes estimó el costo total de la actual coyuntura en 8,5 billones de pesos.
Esto, sin tener en cuenta que las cuarentenas traen efectos en cadena como el cierre de empresas que genera a su vez pérdida de empleos, ausencia de pagos para los acreedores y falta de mercados para los proveedores.
Además, la facultad incluyó que el déficit fiscal ya no sería cercano a 2,4 % del PIB como se había calculado inicialmente para este año, sino de 8 % del producto nacional, triplicando el tope máximo que había impuesto inicialmente la Regla Fiscal.
La razón, explicaron en un documento académico, es que al déficit de 2,4 % habría que sumarle el gasto público dirigido a atender la emergencia tanto en el frente social, como en el económico y en salud, así como la reducción de ingresos que tendrá el país.
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En cuanto a este último punto, la Dian estima que, por el menor crecimiento económico, que para el Banco Mundial sería una contracción de 2 % del PIB este año y para el FMI de al menos 0,7 %, el recaudo podría recortarse en entre 10 y 20 billones de pesos.
Las primeras cuentas pagadas
Según el balance del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, el Gobierno ya se gastó los 15 billones de pesos iniciales del Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome), que utilizó recursos prestados de fondos internos.
Estos préstamos del Fonpet y el FAE, que fueron aplaudidos por el mercado al evitar un incremento en la deuda externa, se destinaron a pagos por siete billones de pesos al sistema de salud, 2,5 billones de pesos para cubrir los pagos aplazados de servicios públicos domiciliarios y una capitalización de 3,5 billones de pesos del Fondo Nacional de Garantías para mejorar la oferta de créditos y garantías a empresas.
Por su parte, el Banco de la República se propuso mejorar el mercado de deuda pública y privada, comprando TES en el mercado secundario por dos billones de pesos y prometer compras de bonos privados por hasta 10 billones de pesos con vencimiento de uno a tres años.
Además, luego de casi dos años de estabilidad en las tasas de interés, el Emisor redujo su tipo de referencia a 3,75 % y anunció dos mecanismos diferentes para mejorar la liquidez en dólares.
A la vez, el Banco Mundial aprobó al país un crédito por 250 millones de dólares, mientras que el FMI anunció que renovará la línea de crédito flexible por cerca de 11.000 millones de dólares.
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Para la facultad de Economía de Los Andes, ambos son un ejemplo de cómo conseguir financiación a menores tasas con los fondos multilaterales, a la vez que calcularon que estos equivaldrían al 4 % del PIB y reducirían la presión por financiamiento en el país por al menos tres meses.
¿Cómo pagar las nuevas cuentas?
Pero para los expertos, el país necesitará tomar más medidas incluso si estas parecen “poco ortodoxas”, con el fin de garantizarse la financiación suficiente. Un ejemplo es la ‘contribución solidaria’ que tendrán que dar los funcionarios públicos durante los próximos cuatro meses.
El ministro Carrasquilla también sabe que esta deuda se debe pagar en el futuro y por eso ha empezado a hablar de la llegada futura de una reforma tributaria.
Para los expertos de Los Andes, otras opciones en el terreno tributario serían un impuesto al patrimonio líquido relativamente alto y otro gravamen al patrimonio, tal como sucedió en el primer mandato de Álvaro Uribe para financiar el fortalecimiento de las fuerzas militares.
Usando dicho ejemplo, los economistas calcularon que estos mecanismos podrían generar un recaudo cercano al 1 % del PIB, equivalente a 10 billones de pesos, pagados por los colombianos de mayores ingresos.
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Su segunda propuesta es una de la que ya ha empezado a hablar el país: un préstamo directo del Banco de la República al Gobierno, mecanismo establecido en la Constitución de 1991 para situaciones extremas y que hasta el momento no se ha estrenado.
Sin embargo, los mismos economistas reconocen que la medida es mal vista en los mercados -como ya se ha visto en otros países- y termina atentando contra la credibilidad de independencia del Emisor, lo que más adelante puede generar espirales de inflación. Pero ante situaciones extraordinarias, medidas extraordinarias necesitan por lo menos evaluarse.
En tercer lugar, y marcada como una última opción, está el uso de las reservas internacionales del Emisor para combatir la devaluación del peso. Para los expertos, “es un mecanismo que debería ser considerado en ausencia de otras fuentes para conseguir moneda extranjera”.
Otra opción sería que el Banco de la República aplique a la línea SWAP de la Reserva Federal de Estados Unidos, recientemente anunciada.
Por último, el grupo de expertos señaló que podría evaluarse la posibilidad de una recomposición del gasto público.
Por ejemplo, se podrían tomar 10,9 billones de pesos de los 35,4 billones de pesos que se le asignaron para 2020 al sector Defensa y redirigirlos al sector Salud y Protección Social para atender la emergencia.
Estas y otras opciones están sobre la mesa del Ministerio de Hacienda y la Presidencia, quienes tendrán la última palabra.