Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia, analiza el papel del mercado de capitales para enfrentar la pandemia.

Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia. Archivo particular

El efecto económico de las medidas para contener las consecuencias del Covid19 sobre la salud de la población, han sido enormes. Por la afectación a prácticamente todos los sectores de la actividad productiva, es posible que esta situación sea mucho peor en términos de profundidad de la destrucción de valor que la Gran Depresión de los años 30 en el siglo pasado, así como en la pérdida de empleos.

La gran incógnita es cuánto durará. Si la duración es corta (3 a 4 meses), podríamos esperar razonablemente que la gran mayoría de empresas, aunque fuertemente afectadas en términos de liquidez y rentabilidad, podrían retomar sus actividades. Dependiendo de si la población se siente segura para retomar su vida con normalidad, las empresas podrían aspirar a tener una actividad cercana a los niveles anteriores a la crisis en aproximadamente 12 meses. A la luz de los hechos, sin embargo, este escenario hoy luce bastante improbable.

En las últimas semanas, los gobernantes indican que la recuperación de la actividad será lenta y con tendremos operaciones restringidas, probablemente hasta principios del 2021. Si este es el escenario, estaremos frente a una enorme pérdida de valor, tejido empresarial y de un sinnúmero de empleos.

Sería deseable inyectar todos los recursos posibles para preservar los empleos y el capital de estas empresas, no obstante, al hacer las cuentas rápidamente se llega a la conclusión que fiscalmente, en Colombia, esto es inalcanzable.

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Para ilustrar el cálculo, la nómina de empleos formales vale cerca de $22 billones al mes. Si hubiera un plan para proteger tan sólo el 30% de los empleos afectados por el confinamiento, al cabo de 6 meses el Gobierno tendría que destinar cerca de 4 puntos del PIB a este fin. No obstante, la nómina no es lo único que debe protegerse para mantener las empresas andando. Qué pasará con el pago a proveedores, los gastos fijos, los intereses o los costos para mantener las cadenas logísticas operando.

En consecuencia, el costo deberá recaer sobre el sector privado: empresas, empresarios, empleados y por supuesto, sobre los acreedores financieros.

Un mecanismo ideal es el mercado de capitales. Desafortunadamente, en el pasado han sido pocas las empresas que han visto en este mecanismo un camino adecuado para lograr sus objetivos”.

Juan pablo córdoba, presidente de la bolsa de valores de colombia

Si una empresa empezó el año con una relación deuda a patrimonio de 1 y pierde la mitad de su patrimonio, su nivel de endeudamiento se habrá duplicado. Esto, asumiendo que durante el período su nivel absoluto de la deuda no aumentó, lo cual es poco probable. Lo más realista es que las empresas aumentarán su deuda y si no logran hacer ventas o éstas sólo son por una fracción de las normales, las pérdidas durante las restricciones de movimiento habrán erosionado el patrimonio y elevado el nivel de endeudamiento.

No es difícil imaginar el nivel de angustia de todos los empresarios que ven que pueden perder el fruto de años de trabajo y de construcción de un patrimonio personal y familiar. De ahí que se escuchen voces desde todos los frentes pidiendo ayuda, crédito subsidiado, y sobre todo, que se les deje volver a abrir sus negocios. Un mes de operación representa poco más del 8% de las ventas; si la gran mayoría de las empresas opera con márgenes inferiores al 20%, con sólo 2 meses de cierre, prácticamente todas las empresas tendrán pérdidas este año.

Estamos frente a una situación sin precedentes: un gran número de empresas entrará a procesos de restructuración, otro, aunque cuente con suficientes fuentes de financiación, terminará significativamente más endeudado. Esto se traduce en un sector empresarial con menor munición para operar, financiar sus clientes, pagar proveedores, invertir o pensar en crecer. Nada de esto es bueno para la economía y para nuestras expectativas de recuperación del crecimiento y del empleo.

De ahí que debemos pensar cómo repotenciar nuestro aparato productivo. Para ello, será indispensable movilizar recursos masivos para capitalizar nuestras empresas de tal forma que tengan suficientes recursos en capital de trabajo para normalizar sus operaciones y fortalecer su patrimonio de tal forma que vuelvan a ser sujetas de crédito a costos razonables.

Un mecanismo ideal es el mercado de capitales. Desafortunadamente, en el pasado han sido pocas las empresas que han visto en este mecanismo un camino adecuado para lograr sus objetivos. Pero dada la magnitud del esfuerzo que se necesita y la confluencia de miles de empresas en situaciones similares compitiendo por recursos, sería un desperdicio que no aprovechemos como país esta oportunidad para potenciar nuestro mercado de capitales. En éste, las empresas pueden conseguir recursos para capitalizarse emitiendo acciones, bonos convertibles en acciones y recursos de crédito a través de la emisión de bonos con plazos largos de amortización de capital, que es justo lo que las empresas necesitan en este momento.

Aprovechemos esta coyuntura para fortalecer nuestro aparato productivo, no pidiendo regalos al gobierno que finalmente tendremos que pagar todos vía más impuestos, sino utilizando nuestro mercado de capitales para que haga lo que está llamado a hacer.

Juan Pablo Córdoba
Presidente de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC)