El deporte entendió la llegada de la pandemia, cerró la puerta y se fue a su casa, sin alegar. Y desde allí, empezó a ajustarse, sin detenerse.

Son muchas las lecciones que la reinvención o, mejor, la revolución del deporte producto del Covid-19 nos está dejando a las empresas y en general a toda la sociedad. Aunque el deporte, y los deportistas, ha sido uno de los sectores más afectados también ha tenido una de las transformaciones más profundas. Son tres los conceptos que creo hoy todos podemos aprender del deporte.

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El primero es la Velocidad, entendida como la relación que se establece entre un espacio o distancia y el tiempo que se invierte en ello. Sin ponernos muy filosóficos, el tema es muy sencillo: cuando el Coronavirus empezó a romper las barreras de Asia y poco a poco invadió, primero y con más intensidad a Europa, y luego llegó a Latinoamérica, Estados Unidos y a todos los demás rincones del planeta, el deporte lo entendió, cerró la puerta y se fue a su casa, sin alegar. Y desde allí, empezó a ajustarse, sin detenerse, desde las federaciones, los clubes y los mismos deportistas, que se han convertido en poderosos agentes de cambio. Gran lección empresarial, tomar decisiones veloces cuando se requiere, priorizar el interés general sobre el particular y no perder tiempo en decisiones que a la postre pueden afectar otros aspectos de las empresas. Velocidad para intuir lo que va a pasar, para leer la data e interpretar la información; velocidad para ajustar y recomponer el camino, para tomar decisiones incluso dolorosas, para tomar riesgos cuando corresponda; velocidad para analizar los resultados y seguir hacia adelante, o dar un paso hacia atrás si hace falta. Como en el deporte en cuestión de microsegundos se anota el gol de la victoria, se esquiva un golpe o se estrella o supera un muro de contención a 200 kilómetros por hora.

El segundo es la Adaptabilidad. ¿Qué es adaptarse? Básicamente cualquier carácter que incrementa la supervivencia o el éxito de un individuo o grupo, ante los cambios. Esta capacidad se puede medir al contrastarla ante los resultados. Si hubo o no adaptabilidad es cuestión de analizar lo que se logró o no en cuanto al estímulo inicial: cuando surgen dificultades, se topan ante una crisis, o al enfrentar nueva información o cambios del medio, bien de las condiciones exteriores o de la propia organización. El mundo del deporte al ver que todos sus escenarios se cerraban y que el espíritu de su práctica, que son los aficionados, no iba a poder por un buen tiempo asistir a eventos en vivo, dio la vuelta. De inmediato cada disciplina empezó a buscar los protocolos ideales para retomar actividades, los principales torneos y competiciones empezaron a buscar nuevas fechas en el calendario, y los deportistas hallaron maneras de conectarse con sus audiencias, generarles valor y no perder el contacto con ellos, razón de ser de su práctica. Así, por ejemplo, la Bundesliga, empezó el 16 de mayo a jugarse a puerta cerrada (siendo la primera de las grandes en volver a las canchas), le Premierleague ya anunció que volverá el 17 de junio, y en Colombia el Ministerio del Deporte anunció que el fútbol profesional colombiano, con toda la seguridad y prevención del caso, regresará entre agosto y septiembre de este año. Por solo listar algunos, que incluyen además a los Juegos Olímpicos, las grandes carreras ciclistas, los Grand Slam y Open de Tenis, los circuitos de Golf, la NBA y en general todo lo que el universo deportivo ha tenido que hacer para adaptarse mirando hacia adelante. Las empresas mudaron a sus empleados a las casas, decisión que puede transformar definitivamente la manera de trabajar para muchas de ellas, ajustaron sus horarios en función de las necesidades y las políticas de trabajo, inventaron nuevas formas de reunirse y de trabajar en equipo, innovaron en la manera de entregar sus productos o prestar sus servicios remotamente. Adaptarse o morir, ese es el juego.  

La tercera es la capacidad de Reaccionar en tiempo real. Nunca antes los conocidos conceptos “vive el momento” o “solo por hoy” se podían aplicar de manera tan precisa. Así como en la mitad de un partido o competencia en vivo todo puede pasar y hay que reaccionar de la mejor manera, así mismo las empresas ante las eventualidades del Coronavirus tienen que ir día a día tomando decisiones en el camino. No importa cuantas horas se entrene para cumplir con una actividad, no se puede prever un apagón total (como sucedió en 2013 el Mercedes-Benz Superdome, de Nueva Orleans, durante el Super Bowl XVLVII), una llegada a meta en medio de la nieve, o un hincha desnudo entrando al campo de juego. Las empresas todos los días se encuentran con inversiones frenadas, recortes de presupuestos, despidos masivos, reducción de salarios, nuevos protocolos de seguridad, políticas en cuanto a pagos de seguridad social, auxilios para algunos sectores, apertura o cierres de fronteras nacionales e internacionales, restricciones en la movilidad… todos los días pasa algo nuevo, cada día es distinto. Nos enfrentamos a lo que decidan los gobiernos y las instituciones, a lo que toque hacer, lo que convenga según el devenir del virus. En tiempo real el reglamento cambia para todos, y sin duda, hay que saber cómo reaccionar.

¿Queda alguna duda en cuanto a la necesidad de instaurar el nuevo VAR?  Espero que éste no tenga tanta polémica y detractores como el original.

Contacto
LinkedIn: Carolina Jaramillo Seligmann
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*La autora es fundadora de Score Sports, compañía consultora de marketing deportivo.

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