El impactode las exportaciones de Colombia cuando el mundo ha estado frenado.

El desplome de la economía mundial por cuenta del Covid-19 tendrá adversas repercusiones sobre el sector externo principalmente este año, pero una recuperación en el próximo. Según la OMC, el intercambio mundial de bienes y servicios descendería en 17 % este año y en 2021 experimentaría un rebote del 14 %.

Los modelos de equilibrio general computable para la economía mundial simulan tanto los efectos por el lado del consumo de las cuarentenas y su duración, así como de la interrupción de la cadena global de suministros por el lado de la producción y su contagio. Aunque las proyecciones de los modelos no siempre se cumplen, se trata de una referencia informada en medio de tanta incertidumbre.

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Allí se calculan escenarios regionales y por países, con los cuales el comercio de Colombia podría experimentar una caída de 18 % este 2020 y una recuperación del 24 % el próximo año, de acuerdo con el sencillo cálculo de multiplicar el comercio colombiano por país y las respectivas caídas en la demanda previstas por la OMC. Aunque la apertura medida como la suma de las exportaciones y las importaciones caerían del 36 % al 30 % del PIB este año, luego podría retornar a un 37 %.

Entonces estaríamos ante escenario acuciante y esperanzador. La reducción en el comercio exterior afectará al sector productivo y el empleo en una magnitud parecida a la observada tras las crisis del 2009, aunque nos quedaría el consuelo y nos iría menos mal que al resto del mundo. Tampoco será la primera vez que una crisis económica internacional golpea la puerta, tal como ocurrió en 1966, 1972, 1980, 1987, 1990, 1998, 2000 y 2009.

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Los estimativos del Covid-19 para Colombia corresponderían a la importancia relativa del sector externo, su estructura, la duración de la cuarentena, así como a los eventuales efectos de la pandemia sobre sus socios comerciales. Un 45 % del comercio corresponde a Estados Unidos, Ecuador, Perú, Brasil y México, países que se contraerían entre un 4 % y 8 % en estos dos años y que presentan elevadas tasas de mortalidad, mientras que acontece lo contrario con el resto de los socios comerciales. Entonces la caída prevista en nuestro comercio sería menor, si la economía colombiana fuese más diversificada

Por el lado de las exportaciones la mayor parte son materias primas, correspondientes al petróleo, minería, flores, café y banano, mientras por el lado de las importaciones, la mayor parte son manufacturas, seguidas de alimentos y combustibles. Así que la menor demanda de nuestros socios comerciales se sentirá en las exportaciones, como la nuestra sobre la demanda de importaciones, junto con las disrupciones en las cadenas de valor.

Una inserción internacional parecida a la de hace 30 años, exceptuando las exportaciones petroleras, pese de los acuerdos de libre comercio y la diplomacia comercial. Un resultado de la pesada inercia que ejerce el inveterado confinamiento al interior de los Andes, paradójicamente también una respuesta a una historia de insalubridad y pandemias. Un sonoro interrogante para el aprovechamiento del retorno a la denominada nueva normalidad, la cual también podría ser diferente para el sector externo.

Pues el confinamiento global podría cambiar patrones de consumo y tecnologías de producción de manera permanente e impensada. El turismo y la movilidad podrían ser más locales, el consumo más dentro de los hogares y el trabajo, con una menor preferencia hacia lo durable y suntuario, a través de un mayor comercio más detallista y virtual. O todo lo contrario, difícil avizorarlo.

De todas maneras, la transición plantea formidables desafíos. Principalmente porque las exportaciones de bienes y servicios se realizan desde pequeñas y medianas empresas y vinculando una extensa subcontratación con un importante componente informal, cuya supervivencia dependerá de su financiamiento y sobre este habría incertidumbre por el derrumbe de los mercados y el dislocamiento de las cadenas de valor.

La mayoría de las exportaciones compiten por nichos de mercado, donde una ausencia temporal o la presencia intermitente, y más en las actuales circunstancias, significar su salida definitiva. A diferencia de las firmas que atienden el mercado doméstico, las exportadoras han realizado inversiones tan específicas a su segmento que suelen ser irrecuperables si reorientan su producción. Muchas empresas son sobrevivientes del marchitamiento de Venezuela y de una pandemia como fue la enfermedad holandesa y cuyo retorno no se descartaría con una eventual postración de las importaciones.

Sin embargo, estos tiempos de confinamiento podrían aprovecharse para construir futuras oportunidades para una inserción internacional más amplia, de mayor calado tecnológico y más sostenible, tanto con respecto al ciclo económico, como ante eventualidades como el Covid-19. Desarrollando tecnologías productivas que reduzcan el contagio y mitiguen sus consecuencias; fortaleciendo la institucionalidad del sector externo frente a los nuevos desafíos de la economía internacional, en materia de bilateralismo y articulación competitiva frente a las cadenas globales de valor y de un desconfinamiento geográfico de la actividad productiva, a través de una modernización de la infraestructura.

También se podrían revisar nuestros acuerdos comerciales a la luz de sus magros resultados en materia de exportaciones y empleo, tales como ya lo han hecho nuestros principales socios entre sí; además se podría promover una mayor movilidad y formación laboral, como sería buscar una mejor cobertura del bilingüismo para las profesiones y sectores que demanda la internacionalización; además, dado que lo macro importa mucho, ya sería tiempo de dotarnos de reglas fiscales y laborales contra cíclicas, para así financiar la inversión en infraestructura y preservar el tejido empresarial y laboral para aprovechar la fase de recuperación y así ganarle a las predicciones de los modelos.

Por Ricardo Rocha
Investigador económico. Autor de ‘Impacto sobre el empleo en Colombia: crisis externa y propuestas de política’. Las opiniones y omisiones son responsabilidad exclusiva del autor y no comprometen a las personas e instituciones aquí mencionadas. Comentarios: [email protected]