Para los expertos, en gran parte los resultados de la inflación negativa de mayo y junio se han dado por las medidas del Gobierno en arriendos, servicios y el día sin IVA, las cuales se irán revirtiendo. Para tener deflación los datos en rojo tendrán que prolongarse durante un año.
En días pasados el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) dio a conocer los datos de la inflación para junio, segundo mes consecutivo en el que esta se ubica en terreno negativo. Para mayo y junio los datos mensuales fueron de -0,32% y -0,38%, respectivamente, mientras que la cifra anualizada se ubicó en 2,85% y 2,19%, en su orden.
Pero, el hecho de que la inflación se ubique en terreno negativo no indica que haya deflación porque, en otras palabras, para que esto se considere así se debe tener ese comportamiento de manera prolongada durante un año.
Cabe decir que la deflación es entendida como una tendencia sustancial y persistente del nivel general de los precios a la baja. Generalmente se identifica como una situación en la que el ritmo de la actividad económica se reduce. Además, esta se presenta cuando, dentro de una economía, los ingresos se deprimen y la demanda se debilita y tiende a deteriorarse, explica el Banco de la República en su portal web.
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Factores que alejan al país de una deflación
Según explicó Martha Elena Delgado, directora de análisis macro y sectorial de Fedesarrollo, las proyecciones para final de año todavía están en terreno positivo, por lo que una deflación no se ve por ahora muy probable. Para ella, existen dos razones: uno, que gran parte de las variaciones negativas han sido por componentes regulados (alojamiento, agua, electricidad y gas), en donde el Gobierno Nacional ha tomado medidas de apoyo, “eso se tiene que diluir en el tiempo y hacia adelante uno ya debería ver variaciones positivas mensuales”.
La segunda razón que Delgado expone es que “la inflación debería empezar a reflejar el aumento de la actividad económica en los próximos meses” debido a la apertura gradual que se está dando. Además, expuso que “cuando uno mira la inflación núcleo que es la inflación sin alimentos y sin regulados, que usualmente se mira cuando se quiere ver cómo va la demanda, esta viene cayendo, pero ahí el tema también es relacionado al día sin IVA”, razón por la que se debe esperar a que las medidas del Gobierno pasen para ver un comportamiento de la inflación que responda más a la estructura económica y no a las medidas.
En línea con lo anterior, Carolina Monzón, jefe de Análisis Económico de Itaú, considera poco probable que el país registre deflación “ya que los descensos si bien han estado impulsados por un deterioro de la demanda, están también en gran parte explicados por los ajustes gubernamentales en varios componentes que deberán revertirse un poco más adelante”.
Monzón añadió que muchos de los subsidios se reglamentaron durante la primera y segunda Emergencia Económica, “con lo cual, muchos de estos decretos se empezarán a revertir en la siguiente parte del año y en 2021. Un ejemplo es la reducción del IVA al sector turístico, que tendrá lugar sólo hasta el 31 de diciembre del presente año”.
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Para Alejandro Reyes, economista principal de Bbva Research, en Colombia usualmente los meses de mitad de año tienen bajos registros de inflación, incluso en muchas oportunidades registros negativos, “por lo que no creería que esto todavía se constituya como un factor determinante para llevar la inflación anual a terreno negativo (…) la inflación sólo en los 50 logró ubicarse transitoriamente en terreno negativo, no suele ser el caso en economías emergentes como la nuestra”.
Reyes añadió que “por ley hay una indexación importante vía el salario mínimo que tiende a incrementarse por encima de la inflación o de la meta de inflación. Por ello, es díficil llegar a una deflación, así sea coyuntural y de tan sólo algunos meses, y esta no podría considerarse deflación pues el fenómeno tiene que ser sostenido en el tiempo”.
Los pros y contras del fenómeno
La experta de Fedesarrollo aseguró que entre los pros está que se reduce el costo de vida, pues las personas van a adquirir bienes y servicios más baratos como está pasando ahora con algunos artículos o servicios.
Sin embargo, explicó que aunque el Dane ha reportado reducción en los precios se debe tener en cuenta que se continúa midiendo “la canasta que teníamos antes del covid-19, es decir, entretenimiento, ropa, electrodomésticos, salidas a restaurantes, cosas que están bajando de precio pero porque la gente debido al confinamiento no las ha podido demandar (…) Es probable que la inflación verdadera sea mayor que la que estamos viendo reportada ahora”.
Para Delgado, lo malo de que esto ocurra es que incluso cuando se agoten los efectos de las medidas del Gobierno si la inflación sigue negativa, “quiere decir que la actividad económica está muy mal e indicaría que hay una desaceleración importante. Nunca es buen síntoma tener alta inflación como tampoco una baja”.
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Por su parte, Monzón de Itaú dijo que la deflación puede ser un escenario muy riesgoso para la economía ya que es un síntoma de un fuerte debilitamiento de la actividad. “Si bien los consumidores observan descensos en los precios, los productores contarían con grandes presiones a la reducción de ingresos, llevándolos incluso a realizar ajustes en su nómina”, añadió.
De acuerdo con Reyes, “son más contras que pros. En principio, si los precios en general van a bajar, la gente comienza a adaptar sus expectativas y terminan prefiriendo no comprar para aprovechar esos mejores precios, ello lleva a que la demanda se contraiga y que se pueda entrar en una recesión que llevaría a más deflación y por esta vía a un ciclo de poca actividad y crecimiento, como el que ha vivido Japón”.
Renglones que seguirían empujando una inflación mensual negativa
Según Reyes de Bbva Research, actualmente hay una serie de productos que no se negocian, muchos de ellos van a enfrentar una demanda débil cuando reinicie su compra y venta, especialmente aquellos que van a tener afectaciones por el distanciamiento social, ello lo que puede ocasionar es que se reduzcan sus precios para motivar la demanda de los mismos. “También esperamos una moderación en los alimentos, por la llegada del ciclo de ofertas al mercado y porque se especuló mucho en el primer semestre con estos precios”, dijo.
Para Monzón, es factible que en los meses siguientes se observen descensos en componentes como diversión, comunicaciones, restaurantes y muebles, “sin embargo, las condiciones inusuales de esta pandemia han hecho que el seguimiento de la inflación sea menos previsible”.
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Por último, Delgado de Fedesarrollo aseguró que si el Gobierno continúa tomando medidas, los regulados seguirán impulsando la inflación a la baja. “Seguramente el día sin IVA en julio va a tener también un impacto sobre los precios de prendas de vestir y muebles para el hogar como sucedió en junio. Estas medidas que son hexógenas a la actividad económica pueden seguir teniendo impacto en la inflación”, añadió.