Estas son las preguntas que se deben hacer los empresarios para sobrevivir y lograr avanzar en momentos de dificultad.

Uno de los trabajos más llamativos de los qtiempos es la utilización de grandes volúmenes de información como fuente para la toma de decisiones; las grandes compañías de consultoría se están apoyando en algoritmos de inteligencia artificial para predecir el comportamiento de múltiples variables y de esta forma trazar mapas de ruta que le permitan a las economías cruzar el camino oscuro y tramposo de la crisis causada por el Covid-19.

Desde el optimismo, que no es igual al positivismo, encontramos que es importante durante esta pausa hacerse preguntas que nos puedan ayudar a identificar las nuevas capacidades y confrontarlas con el recién descubierto universo de demanda de productos y servicios.

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¿En qué negocio creo que estoy?

Fundamentalmente la creencia de un equilibrio entre la oferta y la demanda ha respondido esta pregunta, pero nunca hemos analizado los valores subsecuentes al cumplir la oferta de valor para resolverla.

Claramente para blindar la producción de bienes o servicios hemos generado capacidades que por lo general están subutilizadas y como resultado de esto hemos visto que las tecnologías digitales están empezando a conquistar estas capacidades ociosas.

Hoy, bajo el manto de esta crisis, esta pregunta se vuelve protagónica, debido a que el negocio en el que creía que estaba no existe o al menos no volverá a ser igual. Es prioritario desarrollar el sentido de la identificación de las nuevas realidades y necesidades para acoplar nuestras capacidades.

En Colombia hemos visto cómo de manera resiliente y creativa, grandes compañías de repuestos para automóviles reconvirtieron su línea de producción habitual en una para construir ventiladores para las unidades de cuidados intensivos, fábricas de colchones tradicionales ahora confeccionan forros asépticos para las camas de los hospitales y como este ejemplo podría enumerar más de 100. Es imperativo que sepamos si nuestro negocio es verdaderamente el que inicialmente diseñamos para nuestras empresas. En esta respuesta no debemos ser románticos, debemos ser claros.

¿En qué negocio verdaderamente estoy?

No significa que en el negocio que estoy hoy, como resultado de una adaptación a la crisis, sea el negocio en el que debería continuar. Ponderar los tiempos de permanencia versus oportunidades es la clave.

Hoy el negocio es sobrevivir y perfilar mis capacidades para el futuro. La gran lección que nos deja esta pandemia es que debemos ser ágiles en el cambio: la información y la data se hacen relevantes en la toma de decisiones. La capacidad para responder en la marcha debe ser nuestra prioridad, bien lo decía Churchill en su discurso “Lucharemos desde las montañas, desde las calles”. Hoy estamos en situación como de guerra, luchando cada día desde un frente distinto: haciendo ropa para los equipos de enfermeras de las clínicas, respiradores, forros asépticos.

No podemos dejarnos enamorar si hoy hemos encontrado un nicho de mercado porque con toda seguridad la tendencia de consumo cambiará y nos veremos forzados a reinventarnos nuevamente. Hay que mantener alertas a nuestros equipos de definición de capacidades para que detecten tempranamente el nuevo rumbo de los negocios.

¿Los secretos de cómo sobrevivir a la incertidumbre?

¿En qué negocio necesito estar?

Quisiera pensar que Colombia identificó nuevas oportunidades y que ha desarrollado nuevas capacidades en la industria de la bioseguridad. Tenemos empresarios visionarios como es el caso de Juan Fernando Correa, de Clay SA, una compañía caleña que desde hace 20 años produce elementos de bioseguridad. Juan Fernando hace cinco años les propuso a sus empleados cambiar su eslogan de “Clay SA – Higiene, Protección y Prevención” a “Clay SA Bioseguridad” con una gran incredulidad de los mismos, pero con una gran visión, Juan Fernando entendió en ese momento el negocio en el cual necesitaba estar. Lo más interesante es que no tuvo que modificar gran parte de su proceso productivo, pero sí empezó a ubicar el nuevo mercado. Es de anotar que Clay SA hoy ha contribuido de manera importante en la protección de nuestro personal médico.

Tenemos la oportunidad única en nuestra generación, de impulsar agresivamente las capacidades que hemos descubierto en los últimos meses, convertirnos en una potencia en los sectores de salud, tecnológico, robótica, alimentos, desarrollo de software, fintech e infratech.

Capacidades para reconfigurarnos

Definitivamente nuestra historia convulsionada y llena de dificultades ha desarrollado en nosotros la mayor de las capacidades y es la de adaptarnos.

A pesar de no ser un país tecnológicamente avanzado, hemos encontrado la forma de competir con calidad en los mercados internacionales. Nuestra capacidad y calidad de mano de obra sobresale en el mundo y nuestros servicios son apetecidos por compañías de clase mundial.

Nuestra rapidez de reacción hace que las definiciones de nuestros modelos operacionales se ejecuten y generen nuevas líneas de producción en días. La aplicación de nuevas tecnologías y la disposición del gobierno para generar conectividad a gran escala promueven la masa crítica para que los negocios digitales prosperen.

Debemos prepararnos para el futuro inmediato, el desarrollo de capacidades asociadas con el mundo digital, el teletrabajo, el estudio en casa, la telemedicina, el replanteamiento del uso de los activos físicos y la flexibilidad en las normas para generar modelos anticíclicos. Además, se hace necesario acelerar la interoperabilidad entre el gobierno y los ciudadanos.

Se hace indispensable un censo de nuevas capacidades y que los gobiernos apoyen las iniciativas que tengan visión global y generen empleo.

Las 5 claves para avanzar

La definición de centros de excelencia tecnológica debe estar en las prioridades para desarrollar profundamente las capacidades que incipientemente estamos viendo florecer:

  • Identificar las capacidades con las que puedo resolver una necesidad hoy.
  • Definir mi modelo operacional basado en esas capacidades.
  • Trazar un mapa de ruta de sostenibilidad de mis capacidades.
  • Implementar una estrategia de adaptación y respuesta a nuevas necesidades.
  • Dimensionar el momento versus el mercado.

Por: Guillermo Jaramillo Upegui
Socio Líder de Consultoría e Innovación de KPMG en Colombia