En abril el dato llegó al histórico más alto, 48,6% del PIB totalizando US$144.068 millones. Para los expertos, hay que trabajar en un plan que permita disminuir el indicador una vez se vaya recuperando la economía.

Este miércoles el Banco de la República compartió los datos provisionales de la deuda externa de Colombia con corte a abril. Aunque 2020 arrancó con unos niveles históricamente altos, el dato del cuarto mes del año, en general uno de los más impactados por la pandemia, ha sido el más alto registrado hasta el momento.

Para tener una dimensión de los números, el comportamiento provisional del indicador, como proporción del PIB, en 2020 ha sido: 47,2% en enero, 46,9% en febrero, 47,3% en marzo y 48,6% en abril (US$144.068 millones). Vale mencionar que para diciembre este se ubicaba en 42,7% (dato preliminar). Además, se debe tener presente que estos datos pueden modificarse al ser revisados.

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Pese a las cifras descritas, hay que decir que por la crisis que enfrenta el mundo actualmente, de la que Colombia no ha sido ajena, se proyecta que dicho indicador podría continuar creciendo en los próximos meses. Sin embargo, para tener un panorama más claro, Forbes consultó a algunos expertos para conocer si el nivel actual genera preocupaciones y qué tan riesgoso puede llegar a ser el panorama para la economía.

Cómo entender la cifra actual

Según José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, “hay que enfatizar en que esto se debe a un aumento de la deuda en dólar, tanto del sector público como del privado, y parcialmente en la medida que hay un menor dinamismo de la economía, esto hace que como porcentaje del PIB aumente el indicador”.

Para López, no hay que preocuparse tanto por este tema del endeudamiento puntualmente, sino que uno de los aspectos importantes de la discusión, de forma estructural, es cuál debe ser el nivel de ahorro de la economía y “lo que esta crisis nos ha enseñado es que es importante que aumentemos ese nivel (…) de tal manera que en momentos de crisis como el actual, el colchón de ahorro sea mayor”, añadió.

Por su parte, Carolina Monzón, jefe de análisis económico de Itaú, explicó que la ampliación de la deuda externa ha recaído principalmente en el componente de deuda pública, acorde con las mayores necesidades de financiamiento del Gobierno como se evidencia en la ampliación del déficit fiscal (-8,2% del PIB estimado para 2020).

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La experta agregó que es factible que en los próximos reportes se evidencien nuevos ascensos, en la medida que el Gobierno ha tenido que optar por realizar colocaciones de bonos en el exterior y ampliado las líneas de crédito con multilaterales para atender la emergencia.

Según Daniel Velandia, director de investigaciones económicas de Credicorp Capital, el actual nivel de endeudamiento externo es alto, “sin embargo, hay que considerar que un país como Chile, por ejemplo, va a tener una deuda externa que bordea el 80% del PIB y hay naciones desarrolladas que superan ese nivel o el 100%, pero es un dato que hay que monitorear”.

Martha Elena Delgado, directora de análisis macro y sectorial de Fedesarrollo, expuso que “si bien este nivel es alto, la mayoría de la deuda externa está en el sector público y se encuentra en gran parte a largo plazo, lo que le da más margen de maniobra al Gobierno para sacar recursos hacia adelante”.

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Delgado agregó que seguramente la cifra irá aumentando, pero se debe en parte por la necesidad de recursos del Gobierno para enfrentar la pandemia. “Dado que no se han cerrado los mercados de crédito es un buen aliciente para poder ir al mercado internacional, tener una buena tasa relativamente y hacerle frente a la coyuntura actual”, añadió.

Lo que sigue y los riesgos

Para Velandia, de Credicorp Capital, teniendo en cuenta el panorama global de deuda externa, sigue habiendo un poco de espacio para incrementar ese ratio, “sin embargo, lo importante es controlarlo hacia futuro porque este va a subir durante la crisis, pero resulta determinante que no suba de manera explosiva en los próximos años, de tal manera que se pueda controlar una vez la economía empiece a recuperarse”.

Según Monzón, de Itaú, “aunque determinar un nivel de deuda óptimo resulta complejo, y en toda la región se ha dado un aumento de esta, sí es cierto que el país requiere un ajuste de su nivel de deuda en el mediano plazo, que sea consistente con el ritmo de crecimiento económico”.

De otro lado, la experta de Fedesarrollo, aseguró que los niveles de deuda externa deben generar preocupación cuando se presenten dos escenarios. El primero, cuando quien requiere el crédito empiece a darse cuenta que los prestamistas a nivel mundial comienzan a negarlos. “Ahí uno ya se empieza a preocupar porque la gente que le presta a Colombia estaría viendo muchos riesgos y eso puede darse porque el nivel de deuda les parece muy elevado o consideran que el país es muy riesgoso”, lo que haría aún más complejo en el panorama actual.

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El segundo escenario planteado por Delgado está relacionado con el riesgo que se asume en momentos de incertidumbre porque las monedas de mercados emergentes son muy volátiles y la deuda externa en dólares se amplía por la devaluación. Por ello, resaltó la importancia de que “los agentes que se hayan endeudado hayan contado con mecanismos de coberturas cambiarias para que no se descalcen”.