Germán Espinosa, presidente Ejecutivo de Campetrol. hace una análisis de cómo ha sido el impacto de la pandemia al sector petrolero..
El 2020 será disruptivo en materia energética en el mundo. Marcará la necesidad de reconfigurar un nuevo paradigma, en el que hidrocarburos y energías renovables no convencionales lideren conjuntamente una transición energética ordenada.
Lo que sucedió con los precios del petróleo es el reflejo de que hay jugadores que podrán acomodar la oferta a su discreción durante los próximos años. Lo anterior, sumado al impacto que ha tenido el Covid-19 en la demanda, ha llevado a pronósticos que indican que el consumo de petróleo en 2020 podría caer en 9.5 millones de barriles diarios, según IHS Markit. Bajo un escenario de incertidumbre, los mercados tenderán a fortalecer sus estrategias para aumentar su autosuficiencia.
Hoy vemos cómo las consecuencias del Covid-19 están cambiando los hábitos históricos de consumo, entre ellos la manera en la que se demanda la energía. Para 2020, la IEA pronostica una caída en la demanda global de energía del 6 %, mientras espera que la de energías renovables crezca en un 1 %.
A esta tendencia se suma la creciente preocupación de la comunidad internacional por el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el compromiso con la reducción de emisiones de dióxido de carbono, vital en el reto en cuanto a cambio climático que enfrentamos como sociedad.
Dada la coyuntura, el mercado deberá acelerar la puesta en marcha de proyectos de energías renovables no convencionales que sean más costo-eficientes, aspecto en el cual ya hemos visto importantes avances. Según BloombergNEF, en esta última década, el costo por megavatio/hora generada de la energía solar cayó en un 87 %. Lo anterior, sin duda, aceleraría el cumplimiento de la meta para la cual, a 2040, las energías renovables representen el 15,4 % del consumo mundial por fuente de energía, según BP.
Ahora bien, en pro de la transición energética se pone de manifiesto la necesidad de una coexistencia a largo plazo entre los hidrocarburos y las energías renovables no convencionales, en la cual será el gas quien lleve la batuta como el combustible de transición. En este sentido, hoy vemos como, en paralelo a sus inversiones en O&G, las seis mayores compañías petroleras del mundo han iniciado inversiones en proyectos de energías renovables, principalmente solares y eólicos.
En Colombia, toda la cadena de valor del sector de O&G está llamada a acompañar esta transición, y teniendo en cuenta la importancia del gas en este proceso, debemos concentrarnos en ampliar con urgencia sus reservas, que hoy nos representan apenas 8,1 años de autosuficiencia.
Durante más de 30 años, Campetrol ha madurado a la par del sector y del crecimiento de las operaciones petroleras en Colombia. En momentos de crisis, esta industria ha demostrado históricamente su resiliencia y esta no será la excepción. Hoy, más que nunca, somos conscientes de que debemos reinventarnos y adaptarnos a un nuevo contexto. Alineando estratégicamente nuestro propósito con las tendencias y políticas globales, les abrimos nuestras puertas a compañías de servicios energéticos, y hoy somos una cámara integral que abarca bienes y servicios de petróleo, gas y energía.
Ante los retos que enfrentan hoy los países productores de hidrocarburos en el mundo, las empresas de bienes y servicios juegan un papel clave en el proceso de reactivación y transformación del sector con sus aportes en innovación y nuevas tecnologías. Trabajando unidos, gobierno, industria y territorio, el sector energético seguirá siendo un motor de desarrollo en Colombia por muchas décadas.
Por Germán Espinosa
Presidente Ejecutivo de Campetrol