Diana Chávez, directora del Centro Regional del Sector Privado en apoyo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas habla con Forbes sobre desafíos en la región en ese sentido.
La pandemia de COVID-19 cambió los planes de todas las organizaciones, que, en el sector privado, han estado sintiendo el fuerte impacto de la crisis sanitaria y económica. No obstante, temas que han estado en la agenda, como la sostenibilidad, no pueden quedar a un lado.
“Para América Latina las crisis no son una novedad, si algo ha caracterizado al sector privado de esta parte del mundo es esa capacidad para enfrentar coyunturas inesperadas, situaciones que han puesto en jaque el sector privado en su relacionamiento con los diferentes grupos de interés”, dijo a Forbes Diana Chávez, directora del Centro Regional del Sector Privado en apoyo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, quien dice ver un avance en los ODS.
De acuerdo con Chávez, en sus conversaciones con los líderes del empresariado latino e incluso global, han podido percibir no solo los ajustes en los presupuestos, sino en los patrones de consumo. “Es diferente cómo se percibe el relacionamiento con la vida y con la sociedad civil”.
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En un reciente informe presentado por esa entidad, se definió un mapa práctico con miras hacia 2030 con estrategias para salir de la encrucijada mundial, teniendo la sostenibilidad como un factor integral y requisito tanto para garantizar la competitividad, como fomentar la inversión extranjera y la innovación social en la región.
La crisis económica, según Chávez, es una oportunidad para entender los aspectos que requieren una inversión sustancial para garantizar la recuperación y una mayor resiliencia en el futuro.
“No podemos omitir la informalidad, que es una de las principales tareas, hay que ver su relación con los sistemas de seguridad social”, dice Chávez, al complementar que hay que orientar inversiones hacia la sostenibilidad que ayuden a reducir la vulnerabilidad, el atraso en infraestructuras y la alta dependencia de importaciones, principalmente en tecnología.
“Estamos viendo el fortalecimiento del gobierno corporativo y precisamente los directorios de las empresas van a tener que tomar decisiones bastante frías”, añade.
Para Chávez, con grupos de interés más informados y con mayores necesidades, hay factores a nivel global que ayudan a entender la capacidad de análisis y la capacidad de planear en el mediano plazo, en las comunidades niveles.
Por ejemplo, menciona todo el cúmulo de oportunidades que el sector agrícola puede representar para Centroamérica a futuro, teniendo en cuenta que ocupa más del 30% del PIB de la región y se enfrenta a profundos retos como el cambio climático.
“El rol de un tomador de decisiones es liderar, pero no puede olvidarse la solidaridad con los distintos grupos de interés”, comenta Chávez.