La cadena de comida china ‘Tigre’ está viviendo un auge. Es uno de los patrocinadores del Junior de Barranquilla y se prepara para entrar a más ciudades del país.
Si hay un plato que llama al compartir y al encuentro, es una caja de arroz chino como se conoce en varias zonas de Colombia a ese arroz frito, que va acompañado de raíces chinas, cebollín, a veces pollo, a veces cerdo, a veces camarones y a veces todo.
No hay un barrio en Barranquilla que no tenga cerca un restaurante de arroz chino, pero desde hace dos años, ha tomado mucha fuerza en la ciudad uno que llega a todos: ‘Tigre’, una cadena emergente basada en cocinas ocultas, que vende cerca de 9.000 cajas de arroz chino al mes en Barranquilla y Bogotá.
“Desde el comienzo surgimos y le hemos sido fiel al domicilio, eso ha marcado la ruta a donde estamos ahora”, le dijo a Forbes José Carlo Lapeira, uno de los cofundadores de El Tigre. “El primer día recibimos 200 pedidos y nos dimos cuenta de que había mucho por hacer”.
Él es un administrador que renunció a una entidad financiera para crear una marca de Poke, que operaba desde la cocina de su casa, pero que dejó todo atrás para enfocarse en esta nueva idea por invitación de su papá, José Gabriel Lapeira, un experimentado empresario en la industria gastronómica, que considera que Tigre Comida China es el más grande proyecto en el que se haya embarcado.
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Una muestra de su progreso es que tienen un asiento entre los patrocinadores de Junior de Barranquilla y tienen una alianza de alcance nacional con Coca-Cola.
“Yo se que es lo que le gusta al cliente, a los barranquilleros nuestros padres nos enseñaron a comer muy bien, por lo que es una ciudad en la que lo que pega se puede exportar”, comenta José Gabriel. “Este es un negocio de padre e hijo en el que no le tenemos miedo a nada y tenemos un capital modesto para crecer”.
Funcionan con un esquema de cocinas ocultas, llevando la comida a domicilio en pedidos a través de Rappi, Whatsapp y llamadas telefónicas. Por la acogida que tuvieron en Barranquilla, Rappi los instó a abrir en Bogotá, donde ya llevan cinco cocinas ocultas para tener una extensa cobertura en la ciudad y tienen previsto abrir sedes en más ciudades. “Es el modelo del futuro”, recalca Lapeira hijo.
Por la situación de la pandemia del COVID-19, han tenido que incrementar en un 10% el personal de su equipo, que en un principio era de cuatro personas y ahora son más de 300. “Este ha sido el momento perfecto para llevar la marca a los estratos altos, porque la gente está buscando economía”, detalla José Carlo.
Las cajas de arroz, que oscilan entre los $22.000 y los $40.000, representan el 70% de los ingresos; el otro 30% proviene de la venta de especialidades como chop suey y lumpias.
José Carlo y José Gabriel Lapeira tienen otros proyectos, como el restaurante de comida mediterránea Azul en Barranquilla, que por la emergencia sanitaria ha estado cerrado y están próximos a abrir también un nuevo restaurante digital que comparte la misma filosofía de Tigre, pero que será una especie de clúster con una mezcla de varias especialidades gastronómicas.