Emilio Granados Franco, jefe de Riesgos Globales y Agenda Geopolítica del Foro Económico Mundial, habla con Forbes sobre las amenazas que los Estados deben sortear.
Emilio Granados Franco cree que la crisis del coronavirus debe ser un catalizador de un nuevo momento de la historia de la humanidad. Es como lo ha denominado el mismo Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), the Great Reset, que es lo mismo que apagar y volver a prender para hacer un nuevo mundo más justo y equitativo.
El joven mexicano es el jefe de Riesgos Globales y Agenda Geopolítica del Foro y el autor principal del ya tradicional Reporte de Riesgos Globales, el cual hace una radiografía sobre las amenazas que hay para el mundo.
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En el informe revelado en enero del 2020, cuando apenas se vislumbraba la crisis del Covid, tuvo una novedad: por primera vez en 15 años desde que se hace el informe, los cinco riesgos más preocupantes eran todos ambientales. Había perdido de biodiversidad, fracaso de la acción climática, desastres naturales causados por humanos y clima extremo. “En el largo plazo, el riesgo que veíamos para el mundo era precisamente que una crisis planetaria estaba en el horizonte”, dijo Granados a Forbes desde Zurich (Suiza).
En este contexto, América Latina, dice, tiene ventajas en comparación con otras regiones del mundo, entre ellas que el endeudamiento para enfrentar la emergencia sanitaria posiblemente será menor que los países desarrollados y porque tiene más población joven que se puede adaptar más fácil a la nueva normalidad. No obstante, lleva el lastre, explica, de la desigualdad y de la informalidad, y la disyuntiva entre el desarrollo productivo y la sostenibilidad es mucho más difícil de conciliar. Todo esto, según Granados, llevará a que la crisis económica pueda ser más grave de lo que se piensa.
Para enero del 2020, ya el mundo se enfrentaba a un entorno complejo…Estábamos enfrentando ya un entorno complejo que solo se ha agravado por la crisis del coronavirus. El riesgo de corto plazo estaba en el contexto geopolítico porque la rivalidad comercial entre Estados Unidos y China estaba empeorando la perspectiva de la economía global. El Fondo Monetario había ajustado a la baja sus perspectivas de crecimiento para el mundo y América Latina estaba un poco en el fuego cruzado, debido a que ha tenido vínculos tan importantes con los dos mercados.
“En el largo plazo, el riesgo que veíamos para el mundo era precisamente que una crisis planetaria estaba en el horizonte”.
emilio granados franco, jefe de riesgos globales del foro económico mundial.
Además, desde la crisis del 2008, la economía global ya estaba bajo presión por un lento crecimiento, una acumulación de deuda pública y una disminución a mínimos históricos en la inversión extranjera directa. Esta es fundamental para América latina porque es uno de los principales motores de crecimiento y es una región que había mostrado un crecimiento bastante estable y mayor al promedio en comparación con algunos de sus competidores. En el largo plazo, el riesgo que veíamos para el mundo era precisamente que una crisis planetaria estaba en el horizonte.
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- ¿Esta crisis que estaba en el horizonte era ambiental y de salud?
El cambio climático es un gran reto que sigue teniendo América Latina a través de esta pandemia. La disyuntiva entre fomentar el crecimiento y promover la sostenibilidad, yo creo que en América Latina es una de las regiones donde más difícil es esa disyuntiva, pero no tiene que ser así. Hay también la fragilidad en los sistemas de salud. La pandemia no fue sorpresiva porque ya había señales de que esto era probable e iba ser grave.
En 2020 nosotros hicimos un análisis de los sistemas públicos de sanidad y encontramos que no estaban preparados para enfrentar los riesgos de salud del siglo 21. Entonces, la crisis evidencia que esto fue cierto desafortunadamente y fue agravado por varios factores. Por ejemplo, los riesgos que se venían acumulando eran tales cómo la resistencia a antibióticos, oposición a las vacunas, la falta de financiamiento, enfermedades graves e históricas como el ébola, malaria o el sida siguen amenazando a la población. Por otro lado, veíamos que los problemas de salud mental están expandiéndose en la población.
- Además de la salud, ¿qué otros riesgos se están analizando?
Hay que reactivar la economía. Aunque América Latina viene de una perspectiva más favorable que Europa o Estados Unidos, es cierto que también por una alta incidencia de informalidad y un alto índice de desigualdad, la crisis económica se puede agravar más en América latina.
Después de haber una crisis sanitaria y una crisis económica, también existe el riesgo en que todo esto resulte en una crisis humanitaria. En Centroamérica, por ejemplo, el reto de la migración, la falta de acceso a oportunidades económicas y al sistema de salud pueden crear situaciones humanitarias muy graves de las cuales sería muy difícil salir con una respuesta adecuada. A diferencia de Europa u otros países más avanzados. la crisis solo puede agravarse por estas condiciones en Latinoamérica.
- ¿Cómo ve la recuperación de América Latina? ¿Qué ventajas tiene?
América latina tiene dos grandes ventajas. Sé que es difícil encontrar oportunidades, pero realmente las hay. La primera es que la población es mucho más joven que la europea o que la japonesa. Ciertamente esta es una oportunidad porque quiere decir que la fuerza de Latinoamérica puede readaptarse o reinventarse mucho más fácil a la realidad de los mercados laborales después de la crisis y esto es una oportunidad para reinvertir o invertir mejor en los sistemas de educación para encontrar nuevas oportunidades de empleo.
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La segunda que vemos es por lo mismo que la región todavía está en desarrollo es mucho más fácil corregir el rumbo y acelerar la transformación de los sistemas económicos. Por ejemplo, en América Latina la mayoría de los países está expandiendo sus sistemas de su seguridad social. Hay que ver los modelos educativos.
Esta crisis ha acelerado la transformación hacia una nueva forma de trabajo, mucho más basada en la tecnología, mucho más dependiente del sector servicios y entonces siendo una población más joven que está todavía en un proceso de educación están en una oportunidad idónea para invertir en los trabajos de mañana, no en los de ayer.
- ¿Qué modelos se pueden replicar para la reactivación?
Los que serán exitosos en el futuro son los que no intenten reconstruir lo de antes, sino para hacerlo mejor. Sería una pérdida de oportunidad tratar de reconstruir sin tener en cuenta criterios ambientales, por ejemplo. Repensar el modelo de capitalismo, que, aunque ha sido exitoso para combatir la pobreza, también ha mostrado muchas debilidades.
También sería inoportuno y un fracaso tratar de reconstruir sin que el pilar de eso sea el desarrollo tecnológico. Entonces más que decir qué modelo y en qué continente, lo que sí sabemos es que tratar de reconstruir sin tomar en cuenta dónde queremos ir puede ser un gran fracaso.
“En 2020 nosotros hicimos un análisis de los sistemas públicos de sanidad y encontramos que no estaban preparados para enfrentar los riesgos de salud del siglo 21”.
- ¿Cuál debe ser el papel de los gobiernos para atacar la crisis?
Lo que se debe reconocer es que la situación justifica un mayor endeudamiento, la situación justifica que los gobiernos tomen el liderazgo en la recuperación económica luego de la crisis sanitaria, pero también hay que reconocer que no es responsabilidad solamente de los gobiernos.
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En América Latina existe la ventaja de que, si bien la deuda ha crecido desde la crisis financiera de 2008 constantemente y se espera que en el 2020 llegue a 80 % del PIB en la región, esta sigue siendo mucho más baja que en los países avanzados, donde se calcula que llegue hasta el 110 % del PIB, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Entonces América Latina tiene el reto que será que la posición fiscal. Es inevitable que aquellos sectores que les fue bien en la crisis, o que incluso se beneficiaron sean los motores de la recuperación. Por ejemplo, el comercio electrónico o las empresas de informática, que tienen la posibilidad de ahora ofrecer empleos temporales o incluso adelantar compras a proveedores.
Para estas empresas, los gobiernos tienen que ser cuidadosos de poner demasiado peso a esos sectores porque de lo contrario ponen en riesgo la recuperación económica. Pero sí tiene que haber un cruce de responsabilidades no pueden recaer, ni en el gobierno, ni en las empresas, ni en un sector en particular.
- ¿Cuánto va a durar la crisis y la recuperación?
Es una pregunta imposible de contestar en este momento porque esta crisis es muy particular porque no empezó con un sector económico, sino por un factor biológico. El primer enemigo a derrotar es el mismo virus. La crisis no ha terminado, quizás todavía no ha llegado a su clímax porque los números de casos globales siguen creciendo cada día. Esta es una crisis global, por lo tanto, necesita una respuesta global. Lo equivocado será pensar que un país en particular pueda responder solo.
- ¿Cuál es el papel de los empresarios en la recuperación?
Para las empresas lo principal es invertir en los trabajadores, las empresas invierten mucho tiempo y dinero en el capital humano y este realmente es un activo fundamental para la recuperación económica. Si un trabajador siente que la empresa vela por él y se siente protegido se sentirá mucho más motivado para la recuperación de su empresa. Creemos que una lección para el sector privado es tener una relación más cercana con los trabajadores.