Las farmacéuticas hicieron un llamado para que el Gobierno implemente una política industrial farmacéutica que permita el desarrollo de infraestructura, mejoramiento de la competitividad del sector y la transformación en un hub al nivel de Brasil, Argentina y México para abastecer a la región y garantizar la autonomía sanitaria para el suministro propio.
Hace tres décadas, Colombia decidió de incentivar la producción local de vacunas y unirse al fondo rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud para la compra internacional de vacunas, pero ahora, las farmacéuticas con plantas de producción en Colombia están pidiendo vía libre para producir y distribuir las vacunas con las que se combatirá el COVID-19.
De acuerdo con la Asociación de Industrias Farmacéuticas en Colombia (Asinfar), la vez desarrollada y aprobada la vacuna contra el coronavirus, el mundo va a necesitar miles de millones de dosis para distribuirlas en la población y es ahí donde Colombia debería jugar un papel importante.
Las farmacéuticas hicieron un llamado para que el Gobierno implemente una política industrial farmacéutica que permita el desarrollo de infraestructura, mejoramiento de la competitividad del sector y la transformación en un hub al nivel de Brasil, Argentina y México para abastecer a la región y garantizar la autonomía sanitaria para el suministro propio.
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“Por más grandes que sean, hoy no hay plantas de producción en el mundo que tengan la capacidad absoluta para fabricar esos miles de millones de dosis que se requieren. Entonces, estas compañías podrían hacer el sustrato biológico inicial, y enviarlo a Colombia, así como lo van a hacer con Argentina y México; acá nosotros lo recibimos y lo volvemos millones de ampolletas”, señaló José Luis Méndez, presidente de Asinfar. “Participamos en esa última fase del proceso, que es el llenado, dosificación y distribución de una manera ágil y segura”.
La propuesta del gremio es que se haga una regulación que favorezca e incentive, desde los puntos de vista, técnico, económico y de recurso humano, la producción y el abastecimiento garantizado de vacunas localmente.
“Con este tema definido el siguiente paso es la alineación de la industria privada de todos los sectores para hacer las inversiones requeridas, pues se necesitan equipos, instrumentos y adecuación de las plantas actuales para la fabricación de biológicos”, explicó la organización.
Méndez agrega que “la tecnología está inventada y existen grandes expertos en el mundo y compañías que proveen todos estos equipos que se requieren. Lo que Colombia necesita es hacer las inversiones para reinstalarlos, validarlos y someterlos a aprobación del Invima que debería hacer la evaluación en un tiempo muy ágil, pero con toda la rigurosidad del caso”.
Asinfar dijo además que se encuentra revisando la posibilidad de generar alianzas que promuevan la cooperación con expertos a nivel de la región para facilitar la transferencia de tecnología y así agilizar los tiempos que permitan instalar o adecuar una planta con tecnología cedida por otros países que tienen experiencia en el tema, para ponerla a punto y hacer todas las pruebas que corresponden.
Colombia producía vacunas, pero hace alrededor de 30 años se adhirió al Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud, organismo que se encarga de negociar en bloque la compra de inmunizaciones para varios países. Esta decisión llevó a que el Instituto Nacional de Salud y otros laboratorios que producían, dejaran de hacerlo.
“Esta decisión generó que Colombia perdiera autonomía sanitaria pues mientras países como Brasil, Argentina y México decidieron seguir impulsando la producción local para producir algunas de sus vacunas, pese a también haberse adherido al Fondo Rotatorio de la OPS. Por eso hoy se perfilan como los primeros países de la región que tendrán la vacuna contra el coronavirus”, indicó Asinfar.