Luego de que el colombiano Luis Alberto Moreno estuviera en los últimos 15 años al mando del principal socio de América Latina -el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)- llegó el momento del relevo, en medio de tensiones entre los países miembros. ¿Cuáles son los retos del multilateral?

En 2005, Luis Alberto Moreno, asumió la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y fue reelegido para un tercer mandato el 14 de septiembre de 2015, copando así el tiempo máximo que una persona puede estar en dicho cargo. Cinco años después llegó la hora de entregar las riendas del principal socio de América Latina en uno de los años más difíciles por la crisis del coronavirus.

Todo está preparado para que en los próximos días se haga el relevo, el cual se realiza en medio de un cóctel de factores al que se han sumado las tensiones entre algunos de los 48 países miembros del Banco que han tenido fuerzas encontradas frente a la llegada de un nuevo directivo que, entre otras cosas, podría ser de Estados Unidos rompiéndose de esta manera la tradición que ha acompañado a la entidad desde su creación en 1959.

En sus 61 años, el BID ha tenido cuatro presidentes de América Latina: Felipe Herrera (1960-1970) de Chile; Antonio Ortiz Mena (1970-1988) de México; Enrique V. Iglesias (1988-2005) de Uruguay y Luis Alberto Moreno (2005-2020) de Colombia.

Siguiendo el hilo de lo anterior, en la historia del Banco siempre el presidente lo ha puesto América Latina y el vicepresidente, Estados Unidos. Sin embargo, todo indica que esta vez puede ser distinto y entre los que más suenan para suceder a Moreno está Mauricio Claver-Carone, director para el hemisferio occidental del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, quien fue postulado por Donald Trump, y hasta finales de agosto era apoyado por 17 naciones, entre las que está Colombia.

“Hace 15 años, cuando se presentó Luis Alberto Moreno, el primero en apoyar esa candidatura fue EE. UU. (…) Estados Unidos está diciendo, quiero participar por primera vez en en esta historia, dirigir la institución y llevarla a una capitalización”, dijo Duque en entrevista al diario El Tiempo.

Antes de entrar en materia de los retos que tendrá que asumir quien quiera que llegue a la presidencia del BID, vale tener mayor idea de la importancia de esta entidad. Cuenta con 2.000 empleados en los cuatro continentes, tiene sede en Washington, D.C. y representaciones en 26 países miembros prestatarios, además de oficinas regionales en Asia y Europa.

Luis Alberto Moreno, presidente saliente del BID. Foto: BID.

El Banco trabaja para mejorar la calidad de vida de América Latina y el Caribe a través de apoyo financiero y técnico para que los países, entre otras cosas, reduzcan la pobreza y la desigualdad. El Grupo BID está integrado por el Banco Interamericano de Desarrollo; por el BID Invest (banco de soluciones del sector privado) y el BID Lab (laboratorio de innovación).

El año pasado, el BID aprobó 106 proyectos de préstamo con garantía soberana por un total de US$11.311 millones, mientras tanto, mediante el BID Invest se aprobaron cerca de US$4.700 millones, de acuerdo con el informe anual de 2019.

Lo que se avecina

Ahora sí, es momento de hablar de los retos que enfrenta el nuevo presidente del BID, elección que hasta el cierre de esta edición continuaba en pie para el 12 y 13 de septiembre mediante una reunión virtual.

De acuerdo con Juan Carlos Pinzón, exembajador de Colombia en los Estados Unidos y actual presidente de ProBogotá, el deterioro en materia de pobreza, en ingreso per cápita, en empleo y otras necesidades insatisfechas que se han profundizado en medio de la pandemia generan desafíos. El primer y gran reto es desarrollar “una serie de programas que contribuyan a recuperar empleos, a reactivar las economías y a apoyar a los gobiernos”. Además, “hay que entender los retos de América Latina de manera estructural.

Por ejemplo, la educación y la calidad de la mano de obra, la competitividad de los latinoamericanos”, resaltó Pinzón quien agregó que otro desafío estará relacionado a la reorganización de las cadenas logísticas por la pandemia donde la región tiene oportunidad de atraer empresas, industrias y fábricas, pero para “ello es necesario tener infraestructura y conectividad”.

Para María Claudia Lacouture, directora de la Cámara de Comercio Colombo Americana, (AmCham Colombia), el nuevo presidente del BID deberá gestionar recursos que impulsen programas para el aprovechamiento de encadenamientos productivos, mayor generación de empleo, formalización laboral y apoyo para el fortalecimiento de iniciativas de desarrollo sostenible, emprendimiento e innovación, “que respondan rápidamente a los cambios que trae la nueva normalidad ya que la economía regional requiere de impulso para que pueda recuperar en el corto y mediano plazo el camino perdido por las cuarentenas”.

Entre los retos que tiene es compensar el impacto negativo de Venezuela y Argentina, entre otros, en la calificación del BID. De eso depende el costo de capital, y a su vez el costo de financiar a América Latina

juan carlos echeverry, exministro de hacienda

Por su parte, José Antonio Ocampo, exministro y profesor de Columbia, quien no está de acuerdo con que llegue un estadounidense a la presidencia, aseguró que el nuevo directivo tiene dos grandes retos: cómo apoyar a las economías latinoamericanas en lo que queda del covid-19 y, además, durante el periodo de recuperación. “Para eso una tarea esencial es capitalizar el Banco porque sin ello no tiene la capacidad para aumentar significativamente sus préstamos”, reiteró.

Mauricio Santamaría, presidente de Anif, quien coincide que entre los retos está capitalizar el Banco, resalta que además de ayudar a América Latina a salir de la crisis, se va a necesitar un esfuerzo importante en apoyo técnico oportuno a los países que se vean más afectados por la pandemia o a los de menores ingresos como, por ejemplo, Bolivia y Paraguay.

Según Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda de Colombia, entre los retos está “compensar el impacto negativo de Venezuela y Argentina, entre otros, en la calificación del BID. De eso depende el costo de capital, y a su vez el costo de financiar a América Latina”. Para Echeverry, el BID invest tiene una gran oportunidad para jugársela por el sector privado; sin embargo, “tiene el reto de no quedarse en lo muy grande porque sólo los ricos tienen negocios muy grandes”.

También explicó que el nuevo presidente debe aceptar que la industria extractiva es esencial en Latinoamérica. “El political correctness del BID está alejándolo de las industrias extractivas sin las cuales la región tendría una inmensa pérdida de riqueza, empleo, recaudo y exportaciones”, agregó.

Por último, Echeverry dijo que aunque el Banco es más caro que el mercado, ofrece asistencia técnica de alto nivel que es valorada en la región. “Debe ser ágil, adaptar sus condiciones pues los ministerios de hacienda prefieren menos condiciones; y especializarse”, concluyó.