Mauricio Claver-Carone, cercano a Trump, es el nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, con una propuesta que implica más fondos y una estrategia coordinada para detonar la inversión privada.
Nota del editor: Forbes habló con Claver-Carone días antes de ser escogido como nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo.
Desde Washington, a unos días de que se realizara la votación que lo escogió como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone estaba convencido de que era candidato con más apoyo en la región.
Su candidatura fue cuestionada por varios países que manifestaron una clara oposición, como Argentina o Costa Rica; la principal razón es que se trataría del primer presidente estadounidense en encabezar la institución regional, además de que se le asocia la figura de Donald Trump.
Sin embargo, el político, de ascendencia cubana, afirma que su proyecto para conducir el BID es sólido y puede detonar una ola de financiamiento que apoye la recuperación de América Latina.
“Una de las cosas que nosotros nos hemos propuesto como prioridad es movilizar los recursos para la región, eso se puede con una estructura que contempla tres maneras: una mayor capitalización, coordinación entre instituciones locales e internacionales y la regionalización, que permitiría devolver inversiones que se han establecido en Asia”, explica en entrevista con Forbes.
Antes de posesionarse en el nuevo cargo, Mauricio Claver es el principal asesor para las Américas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su cargo es Asistente Adjunto del Presidente y Director Principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional, ha sido profesor de derecho en la Universidad Católica de América y la Universidad George Washington.
El BID tiene 48 países miembros de los cuales 26 son miembros regionales de países prestatarios de América Latina y del Caribe, 2 son miembros regionales no prestatarios (Canadá y los Estados Unidos) y 20 son países miembros no regionales y no prestatarios de Asia y de Europa. El poder de votación de los países miembros del BID es el siguiente: América Latina y el Caribe tienen 50.015 por ciento, Estados Unidos 30.006 por ciento, Canadá 4.001 por ciento y los miembros no-regionales 15.979 por ciento.
Un plan de tres ejes
El político afirma que las necesidades de financiamiento de la región ya sobrepasaban los 87,000 millones de dólares previo a la pandemia por Coronavirus, lo cual se ha intensificado ante la contingencia sanitaria y el confinamiento.
Para Claver-Carone, la prioridad del BID deberá ser asegurarse de contar con los recursos suficientes para respaldar la recuperación de la región y contar con una estructura que permita que el sector privado sea un ente multiplicador del efecto de las inversiones de la banca de desarrollo.
El primer pilar de su estrategia es un refuerzo de la capitalización por parte de los inversionistas del Banco.
“Una capitalización formal que requeriría un acuerdo entre todos los gobernadores y los directores del BID y hay varias opiniones. La capitalización es una conversación que francamente no va a pasar de un día para otro, pero tiene que comenzar el primero de octubre porque si no, la región va a perder otros seis meses o un año sin tener ninguna perspectiva de un incremento de capital de financiamiento”, señala Mauricio Claver.
El segundo pilar implicaría una mayor coordinación con otros organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, que permitiera enfocar los esfuerzos y unir estrategia para ver mejores resultados.
“Es importante que la mano izquierda sepa lo que hace la derecha para que cada dólar tenga más impacto. Actualmente se están haciendo muchos poquitos y no están teniendo el impacto que debería porque no hay coordinación”, advierte.
Como ejemplo, señala que la Corporación Financiera Internacional Estadounidense (DFC por sus siglas en inglés, correspondientes a U.S. International Development Finance Corporation) tiene una estrategia en la que cada dólar que se invierte moviliza cuatro dólares de inversión privada, mientras que, por cada dólar que presta el BID se movilizan 40 centavos de inversión por parte de la iniciativa privada.
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“Imagina el efecto multiplicador que eso tendría en los países si pudiéramos llegar a la mitad de lo que es nuestro DFC, creemos que con el liderazgo norteamericano podríamos tener mucho más impacto en movilización de dólaress del sector privado para inversiones en la región”.
Como tercer eje, la estrategia de Claver Carone contempla un momento de oportunidad para regresar inversiones que se han establecido en Asia al continente americano.
“Aprovechar la regionalización de los conceptos que es la gran oportunidad que existe para las empresas que ahora tienen la opción de regresar de Asia a las Americas porque vivieron de primera mano las dificultades que hubieron con las cadenas de abastecimiento”.
Desde la perspectiva de Mauricio Claver, ofrecer condiciones para que las empresas establezcan inversión en América en vez de Asia ofrece una oportunidad de captar 50,000 millones de dólares en repatriación.
“En 2018 y 2019, las inversiones de Estados Unidos en América Latina bajaron como en 35,000 millones y subieron 50,000 millones hacia Asia. Esa correlación tenemos que invertirla . Esa podría ser una oportunidad de entre 30 y 50 mil millones de dólares que podrían regresar aquí, hay que aprovechar esa oportunidad ahora”, afirma.