Los más felices con el éxito de la llegada del jugador colombiano al Everton son los ingleses. ¿Qué ha traído en materia comercial su debut?

¡Cuánto extrañábamos a James! Verlo en el campo de juego sonriente, feliz con el balón en los pies, jugando a su gusto, desplegando pases maravillosos, disparando zurdazos efectivos e hilando enganches que desesperan a sus rivales. Pero si en Colombia estamos dichosos de verlo de nuevo recuperando su nivel, en el Everton no solo están maravillados sino sorprendidos de lo que el colombiano ha conseguido en las pocas semanas que lleva en la Premier League.

No vamos a hablar de su fútbol, de la calidad de James se ha debatido y opinado hasta el cansancio, y eso a mi modo de ver es innegable; tampoco vamos a mencionar sus títulos (algunos desde el campo, otros desde la banca) ni de sus récords en múltiples países o de su conflictivo paso por el Real Madrid de Zidane, ese capítulo es ya historia. Lo que hoy está siendo sensación es su gran impacto mediático, económico y hasta social tras aterrizar en el equipo de la ciudad de Liverpool.

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Carletto lo volvió a hacer, volvió a llevarse a James a sus filas, a conquistarlo con su cariño por el jugador, a motivarlo para que encuentre su mejor versión. La química entre ellos es evidente, el cucuteño lo siente, lo sabe y no defrauda a su “padrino” futbolístico.

Y esta complicidad va dando frutos más allá del campo de juego. Su rendimiento en los dos partidos que ha vestido el azul del combinado de Merseyside le ha hecho merecedor de múltiples halagos de la prensa internacional, publicaciones en redes sociales de periodistas y jugadores, e incluso el reconocido diario estadounidense New York Times resaltó lo que ha significado para los fans y el entorno del fútbol inglés la llegada de un jugador como James.

El día que se anunció su fichaje la Torre Colpatria, en Bogotá, se pintó de azul, mientras que su imagen se desplegó en Times Square en Nueva York y en Miami Beach, como toda una estrella.

El Everton sabe que futbolística y económicamente Rodríguez es el jugador que los puede llevarlos a dar ese gran salto de calidad. Richard Kenyon, director de marketing del club, indicó que James es el octavo deportista del mundo con más seguidores en redes sociales, un dato no menor a la hora de explotar su imagen comercial y de mercadeo.

Es claro que hoy los fichajes vienen precedidos no solo por la calidad futbolística, sino por el impacto que puede tener un nombre u otro sin las botas puestas; basta ver lo que ha sucedido con hombres como Cristiano Ronaldo, David Beckham o Zlatan Ibrahimovich, que se convierten en verdaderos fenómenos a donde llegan.

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El éxito de un futbolista hoy ya no está solo en sus pies. Y eso es James para el Everton, un nombre que además de hacerlos sonreír, puede catapultarlos hacia un presente más destacado, más allá de la nostalgia y la historia que los ha alimentado durante los últimos años.

Esta situación es un gana-gana en todos los sentidos. Para el jugador, es la oportunidad de jugar nuevamente después de 11 meses sin disputar 90 minutos completos, de ser importante en un equipo, de tener continuidad y confianza, de explotar positivamente su imagen, de ser líder y estrella en una de las ligas más importantes del mundo (si no la más).

Y para el club es la oportunidad de tener en sus filas a un jugador de clase mundial, tras una negociación que estuvo muy lejos de los 89 millones de dólares que pagó el Real Madrid en 2014 (aunque hay muchas versiones, se ha llegado a decir incluso que llegó gratis al Everton).

Ahora, fichar a James con 29 años después de haber pasado por Portugal, Francia, Alemania y España difiere de lo que suelen hacer muchos clubes modestos en las principales ligas del mundo, cuya estrategia es la de fichar jugadores jóvenes, formarlos y luego salir a venderlos a los grandes de Europa, y así poder reinvertir.

Esto es lo que ha permitido el fortalecimiento de clubes como el Mónaco, el Ajax, el RB Leipzig y el Lyon, que han alcanzado puestos destacados en la Champions League en los últimos años, e incluso operar de esta manera es lo que ha llevado a clubes como el Tottenham o el Atlético de Madrid a ocupar más recientemente puestos de honor en sus ligas locales.

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James empieza a mover la caja y la pasión de los hinchas del Everton. Es un futbolista que hace ver al juego simple, que hace ver mejor a sus compañeros, que divierte y encanta, y que en una liga como la inglesa va a dar (y está dando con solo dos partidos disputados) mucho de qué hablar, al romper la rigidez y el hielo con la magia que surge de sus pies.

James les hace creer a los aficionados que cualquier cosa puede suceder en cualquier momento, que no hay nada que perder, que siempre hay motivos para anticiparse y sorprender. Y al final Ancelotti le pone la mano en la espalda y los dos sonríen.

“The show must go on!

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*La autora es fundadora de Score Sports, compañía consultora de marketing deportivo.

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