Jarbas Barbosa, subdirector de la entidad, habló con Forbes sobre lo que viene para la región en el desarrollo de la pandemia, además, resaltó que la vacuna estaría para el segundo semestre de 2021 y que se espera un descenso de casos este último trimestre.

América Latina y el Caribe ya superó las 300.000 muertes por covid-19 y en Colombia ya sobrepasaron los 20.000. Si bien en septiembre ya empezó a haber menos casos y se habla que el pico ya se estaría superando, aún hay mucho por hacer en prevención para no caer en rebrotes agresivos.

El médico brasilero Jarbas Barbosa da Silva Jr., quien funge como subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) -el brazo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las Américas- habló con Forbes desde Washington sobre lo que viene en la pandemia, la vacuna y las dificultades que tiene América Latina al enfrentar la expansión del virus.

¿Cuál es el balance de la respuesta de Latinoamérica con la pandemia?

Los países de Latinoamérica empezaron temprano con las medidas de distanciamiento social y otras medidas para una buena respuesta a la pandemia. En la mayoría de los países se pudo manejar de una manera adecuada, una reducción de la transmisión para evitar que los servicios de salud no tuvieran su capacidad colapsada.

Las medidas fueron efectivas en el sentido de evitar esa explosión de casos, pero no lo fueron para alcanzar a controlar la transmisión. La curva se alcanzó a aplanar, pero no se ha alcanzado a controlar. Para eso yo creo que ha contribuido mucho la situación que tenemos en América Latina: la pobreza y de la informalidad de la economía. Eso ha contribuido bastante para que las medidas no fueran tan efectivas al punto de controlar efectivamente la transmisión.

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¿Cómo masificar la cobertura de las pruebas?

La ampliación del testeo es clave. Al principio, los países desarrollados tuvieron dificultad al principio. En la OPS hicimos un esfuerzo con recursos de donación y distribuimos más de 5 millones de pruebas para los países más pobres de la región y por intermedio del fondo estratégico que tenemos, que es un mecanismo de compra regional de medicamentos.

Ya adquirimos más de dos millones de pruebas para los países que solicitaron. Creo que es muy importante ampliar la capacidad de pruebas porque, para los próximos meses, puede ser un factor muy importante para detectar rápidamente brotes, y para que cada provincia o estado sepa lo que está ocurriendo con la dinámica del virus.

¿Cuáles son las proyecciones para la caída de contagios en la región?

La situación de América Latina hoy es diferente en todos los países. Chile, por ejemplo, ya está con varias semanas de una reducción que parece sostenible en una reducción de casos; en países como Brasil, Ecuador se puede ver que en algunas provincias o estados en los que la transmisión se empieza a disminuir.

Hay que monitorear bien de manera más localizada, en cada estado, en cada provincia y evaluar el porqué en una determinada provincia las acciones no están con la efectividad necesaria. Creo que para los próximos meses la transmisión en América latina empezará a disminuir de una manera más sostenible.

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¿Cómo asegurar que los países emergentes y más pobres puedan tener el acceso a la vacuna?

Esto es un riesgo. Va a ser una lección importante para la futura preparación del mundo. Hoy tenemos afortunadamente muchas vacunas en desarrollo, más de 150, y tenemos ya ocho vacunas que están en la parte final de las pruebas para poder comprobar que son seguras y eficaces.

A pesar de toda la necesidad que tenemos, no se puede, de ninguna manera, recomendar el uso sin tener comprobada su seguridad y eficacia. Los países ricos están haciendo acuerdos con los fabricantes. Acuerdos individuales, de pagos adelantados. Eso, para un país rico es posible. Para los de América Latina esto no es posible.

¿Entonces cuáles son las opciones para los países de la región?

El mecanismo Covax, que es coordinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene a todos los países que quieren participar para obtener la vacuna. Entonces, primero, se permite una negociación global para tener un precio accesible para los países. Segundo, el Covax está en negociaciones con todos los productores de vacunas. Todo esto quiere decir que vamos a tener una canasta de hasta 15, con una oferta de alcance hasta de 2.000 millones de dólares hasta finales del 2021.

Eso va a permitir que todos los países tengan acceso en la primera fase a una cantidad de vacunas que corresponde a un 20 % de su población. Se debe ser utilizada para vacunar los grupos más vulnerables, trabajadores de la salud, adultos mayores y los adultos que tengan una enfermedad crónica que pueda ser de riesgo para los casos graves.

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Participar en el mecanismo Covax es la manera rápida y puede garantizar el acceso equitativo. Ahora, los países que han llegado a acuerdos individuales y han entregado fondos. Puede ser que una vacuna tenga el 50 % de eficacia u hay otra que tiene el 80 % de eficacia. ¿Qué va a hacer ese país? ¿Perder toda la plata que ha invertido en esa vacuna? Entonces Covax permite distribuir los riesgos entre todos los países.

Cuando una vacuna funciona, ¿cuál es el proceso de autorizaciones para que llegue a un país? ¿Cuánto demora?

Normalmente, un productor de una vacuna tiene interés de ponerla en el mercado en cualquier país, por lo que tiene que pedir el registro en la autoridad de esa nación y esto puede tomar tiempo. Para no perder ese tiempo, la OMS tiene un proceso de precalificación, que en ese momento va a ser utilizado. Sin perder el rigor necesario, esto va a ir de una manera más rápida. Ya con esta precalificación podemos comprar la vacuna y entregarla a todos los países.

¿Para cuándo estaría la vacuna?

No es fácil decir exactamente cuándo. Se espera que al final de este año alguna de esas vacunas pueda completar el ensayo clínico de la fase 3 y ahí pueden presentar toda la documentación para que la OMS haga ese proceso de precalificación. Hay muchas variables: que una vacuna termine rápidamente sus ensayos clínicos, pero tenga una eficacia muy baja, del 40 %.

Una situación como esta siempre va a ser una duda muy importante en si es mejor esperar unas semanas o un mes hasta que otras vacunas completen sus ensayos y puedan tener una eficacia más amplia. Entonces, si todo va bien, es posible tener una vacuna en el año 2021. Con mayor seguridad para el segundo semestre.

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La pandemia ha demostrado que hace falta mucho en inversión en investigación en América Latina, debido a que estos países esperan que alguien saque la vacuna

Estoy de acuerdo, no solo para la vacuna, sino para los equipos de protección personal. Hay una dependencia de importar productos que son sencillos de fabricar. Eso puede ser una lección aprendida de cómo los países de América Latina pueden tener una cooperación mayor en términos de desarrollo en complementar sus cadenas productivas para que no se tenga tanta dependencia para guantes y cosas que se utilizan día a día para la pandemia.

Nosotros sabemos que siempre hay un riesgo de tener otras pandemias, no sabemos cuándo ni con qué gravedad, pero sabemos que sí se van a presentar nuevos virus que pueden tener esa capacidad.

Aún se discute el balance de la salud y la economía. ¿Cómo definir el debate?

La OPS y la Cepal presentaron un documento en el que se llama la atención que debe haber una cooperación entre economía y salud. No puede haber sistema económico que funcione con una pandemia, donde las personas sientan amenaza de muerte. La salud y el bienestar de las personas tienen que estar en primer lugar y hay que hacer todo el esfuerzo para controlar la pandemia lo más rápido posible. Esa es la mejor manera de disminuir el impacto económico y social.

Por ejemplo, Suecia no adoptó cuarentena y tuvo el mismo impacto económico de sus vecinos, pero con una mortalidad siete veces mayor que Dinamarca o Finlandia. Hay que pensar de una manera de cooperación entre en la economía y la salud para que sea posible controlar la transmisión, para que las personas puedan vivir en una situación productiva tomando todas las medidas hasta que tenga una vacuna.

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¿Van a mejorar los sistemas de salud después de la pandemia?

La pandemia ha dejado ver que los sistemas de salud que tenemos en la región son fragmentados. Algunos son manejados por el Ministerio de Salud; otros, la Presidencia, y otros el sector privado. Es una limitación. Segundo, el propio gasto de salud en América Latina está alrededor de menos del 4 % del PIB. Seguramente no es suficiente para garantizar un acceso universal. Hay que discutir ese tema.

Tercero, hay que fortalecer la atención primaria de salud, una atención renovada que pueda garantizar el acceso de las personas. Hay que buscar en las políticas de los países cuáles son sus leyes para garantizar que cada dólar que se invierta tenga el mejor resultado.