¿Globalización o desglobalización tras la crisis? El mundo se enfrenta a una alta incertidumbre, pero en las pocas cosas que hay certeza el país no puede quedarse quieto. La relocalización de empresas y el fortalecimiento logístico, entre las rutas claves a trabajar.

Cómo hacer más competitivo al país en su internacionalización es uno de los temas que más suelen repetirse en las intervenciones de distintos actores del sector y aunque constantemente se realizan acciones para ello, como otros problemas del país, no hay una solución inmediata, sino que se requieren intervenciones estructurales como por ejemplo el mejoramiento de la infraestructura, que puede tomar varios años.

La crisis ha obligado a muchas industrias a hacer un ‘reset’ en sus estrategias y actividades para estar a la altura de las movidas del mercado, y el comercio exterior no ha sido ajeno a ello. En esta etapa el país tiene una oportunidad de oro que no puede dejar pasar: el reacomodo de firmas extranjeras y el fortalecimiento de las cadenas logísticas para hacerse atractivo.

A inicios de septiembre José Manuel Restrepo, ministro de Comercio, dijo que se han identificado alrededor de 50 multinacionales estadounidenses, europeas, asiáticas y latinoamericanas interesadas en relocalizarse en Colombia para sacarle provecho a los acuerdos comerciales que hay vigentes con otras naciones.

Sin duda es una gran alternativa para atraer inversiones y generar empleos, pero el reto no es traerlas, sino mantenerlas. De acuerdo con Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores (Analdex), “para lograr una mayor profundización de la internacionalización de la economía se requiere avanzar en medidas que permitan facilitar las operaciones de comercio exterior, simplificar la normatividad aduanera y promover un mayor aprovechamiento de acuerdos comerciales que permitan diversificar las exportaciones”.

Los puntos para intervenir

En palabras de Díaz, se requieren al menos siete acciones estratégicas para que el país sea más competitivo en comercio exterior y atraiga más empresas: reducir tiempos y costos en las operaciones del sector; modernizar la normativa de la aduana; actualizar los instrumentos de promoción de inversiones como zonas francas y Plan Vallejo; focalizar las acciones de facilitación del comercio por parte del ICA e Invima; fortalecer el Sistema Nacional de la Calidad; aprovechar el comercio electrónico transfronterizo y, diversificar la canasta exportadora.

Respecto a los tiempos en las operaciones, datos del Departamento Nacional de Planeación (DNP) exponen que un proceso de exportación tarda en promedio 4,6 días en el país, cifra superior a naciones como Chile y Perú con 2,5 y 2 días respectivamente. Además, indican que en el proceso de exportación se presenta la mayor dificultad, pues en este se invierte el 72 % del tiempo total de una operación logística. Para el líder gremial de los exportadores, “la virtualización de los trámites permitiría reducir la discrecionalidad de los funcionarios y garantizar una mayor trazabilidad en las operaciones de comercio exterior”.

Frente a la modernización normativa de la aduana, Díaz resaltó que los trámites engorrosos y físicos, además de la limitación en los procesos de control, hacen que los tiempos y los costos de importación y exportación sean elevados frente a los países de la región.

De otro lado dijo que, pese a que el país cuenta con 17 acuerdos comerciales vigentes que incluyen tratados de libre comercio y acuerdos de alcance parcial, la mayoría de las exportaciones se siguen concentrando en el sector minero energético, el cual registró una participación de 60,5 % en las ventas externas del país el año pasado.

“La alta carga de la regulación gubernamental ha restringido el desarrollo de los mercados y de una mayor competencia, en detrimento de la productividad y, en últimas, del bienestar general”.

rosario córdoba, presidente el consejo privado de competitividad


Sobre el papel que pueden jugar en esta nueva etapa del comercio las 117 zonas francas -territorios con incentivos tributarios- que tiene el país, Édgar Martínez, director de la Cámara de Zonas Francas de la Andi, resaltó que para que estos territorios especiales puedan ser realmente el centro de atención de inversión en la región es clave fortalecer su estabilidad jurídica. Además, generar regulaciones que permitan implementar el ecommerce a través de zonas francas y las empresas de servicios, lo que las haría competitivas no solo en el país sino internacionalmente.

Para Martínez, como consecuencia de la pandemia todos los países están rediseñando la política de incentivos, pues las firmas se relocalizarán donde la operación sea más rentable. Por ello, trabajan en 10 temas principalmente entre los que está buscar que se reglamente el comercio electrónico, destacar a las zonas francas como principal política para la relocalización de inversiones, consolidar información estadística de estos puntos y su impacto en la economía, entre otros.

En palabras de Nidia Hernández, presidente de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga y su Logística (Colfecar), es indispensable fortalecer al país en temas logísticos como el multimodalismo que propicie un mejor y más rápido aparato productivo y permita una adecuada inserción a los mercados internacionales. Aquí hay que mencionar que según cifras del DNP, en el país tan solo el 1,5 % de la carga se transporta de manera intermodal, mientras que en EE. UU. es el 7,7 % y en la Unión Europea el dato asciende al 60 %.

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En línea con lo que se ha dicho previamente, Rosario Córdoba, presidente del Consejo Privado de Competitividad, mencionó que entre las principales desventajas competitivas que tiene el país está la poca inserción en el mercado externo. “En el indicador de comercio exterior de bienes y servicios como proporción del PIB, Colombia ocupa el puesto 132 entre 141 países, y en el de prevalencia de barreras no arancelarias el puesto 125”, indicó.

Córdoba añadió que entre los desafíos también están las distorsiones que los impuestos y subsidios imponen sobre la competencia (puesto 126), y “la alta carga de la regulación gubernamental (123) han restringido el desarrollo de los mercados y de una mayor competencia, en detrimento de la productividad y, en últimas, del bienestar general”.

Sin finalizar con el listado, otro de los cuellos de botella del sector en Colombia está relacionado a los altos costos logísticos. En la última Encuesta Nacional Logística publicada por el DNP en 2018, se estima que las empresas nacionales tienen un costo logístico promedio de 13,5 % sobre las ventas, inferior al promedio de los países de América Latina (14,7 %), pero superior al promedio de Europa (11,9 %), EE. UU. (8,7 %) o los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), 9 %.

“Se estima que al desarrollar el transporte férreo y aprovechar las vías fluviales para el movimiento de mercancías se lograría una reducción entre el 30 y el 50 % en los costos de exportar un producto logrando mejoras en la cadena logística”.

javier díaz, presidente de analdex

Frente al último punto, hay que poner sobre la mesa que la apuesta del país es lograr reducir el promedio de los costos logísticos a niveles de la Ocde, acercándose al 9,5 % al 2030. “Se estima que al desarrollar el transporte férreo y aprovechar las vías fluviales para el movimiento de mercancías se lograría una reducción entre el 30 y el 50 % en los costos de exportar un producto logrando mejoras en la cadena logística. Se requiere avanzar en la reactivación del tren del Pacífico que conecte a Buenaventura con Pereira y en el dragado el Río Magdalena”, dijo el presidente de Analdex.

Además de lo que se ha dicho hasta ahora, la atracción de empresas tiene que enfocarse en mejorar la productividad, los incentivos a la innovación y la formación de capital humano correspondiente a las necesidades del mercado, en palabras de Córdoba. “Sin duda el tiempo que tome obtener los beneficios de esta estrategia dependerá de materializar reformas estructurales que el país necesita y que se han pospuesto por varios años”, agregó.

La otra cara de la moneda

Pese a lo dicho hasta el momento, no todo es malo, Colombia también tiene sus ventajas competitivas. Según destacó la directiva del Consejo Privado de Competitividad, en 2019 el país ocupó la posición 57 entre 141 naciones en la medición del Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial (WEF) y avanzó tres posiciones frente al año anterior en esto, superando a Costa Rica y posicionándose como la cuarta economía más competitiva de América Latina, por debajo de Chile, México y Uruguay.

“La resiliencia de la economía colombiana es una de sus más grandes fortalezas, en donde sin contar el impacto esperado de la pandemia sobre el crecimiento económico de 2020, en los últimos 40 años Colombia solo ha registrado un año con crecimiento negativo, mientras que para el caso de América Latina este fue de seis años en promedio”, destacó Córdoba.

Otros indicadores en los que Colombia muestra un mejor desempeño frente a la región, según la directiva están relacionados con el pilar de salud (expectativa de vida saludable, puesto 15), instituciones (regulación sobre el conflicto de intereses (12)), gobernanza de los accionistas (28), y sistema financiero (brecha de crédito doméstico (1)).


En línea con encontrar soluciones a las problemáticas planteadas, desde la gestión del Gobierno, a inicios de año salió la política nacional de logística (Conpes 3982) que mediante el impulso de distintos modos de transporte busca reducir hasta en una semana los tiempos del comercio exterior y en un 50 % los costos logísticos para la exportación de un contenedor.

Así las cosas, se busca disminuir a 2030 el tiempo utilizado para la importación de mercancías en puertos marítimos, pasando de las 230 horas actuales a 48, mientras que para exportar se proyecta disminuirlo de las 156 horas requeridas en este momento a 48 horas. Otro de los objetivos de la política es promover el acceso a la información y el uso de las TIC en la logística, optimizar los trámites de importación y exportación, entre otros.

Con el conjunto de resultados propuestos “se espera posicionar a Colombia como un referente logístico en América Latina”, dice el documento Conpes 3982 del DNP que estima que el costo de implementación de la política es de $55.864 millones (pesos constantes 2019) entre 2020 y 2024.
El camino es largo, hay unas estrategias más rápidas de adoptar que otras, pero no solo un mejor encadenamiento del comercio externo será clave, sino también el engranaje de las políticas y distintos actores del sector en miras de seguirle sacando provecho a la estratégica ubicación geográfica de Colombia.