En caso de que toque volver a una cuarentena generalizada y prolongada, las empresas y los hogares volverían a estar en momentos económicos complejos, razón por la que la discusión de la tributaria en 2021 disminuiría su meta de recaudo, o incluso podría posponerse, según expertos.

Europa es hoy en día el espejo que tiene Colombia para saber que los rebrotes pueden ser tan fuertes que podrían ser necesarias nuevas cuarentenas para contener la propagación de la covid-19, virus que ha dejado estragos en la economía e indicadores sociales tras su paso por el país y desde el confinamiento prolongado que arrancó en marzo y duró más de seis meses con aperturas graduales.

Todo este contexto para poner sobre la mesa nuevamente, ¿qué podría pasarle al país en materia económica si toca volver a encerrarse? Dado los altos niveles de deuda del Gobierno -para atender los mayores gastos derivados de la crisis-, un déficit fiscal alto y una tributaria anunciada, expertos consultados por Forbes mencionaron que esta última, que pretende aumentar los ingresos en 2 puntos del PIB ($20 billones), podría estar entre los factores afectados por un nuevo confinamiento.

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¿Qué le pasaría a la tributaria?

Para Martha Elena Delgado, directora de análisis macro y sectorial de Fedesarrollo, “el próximo año se va a necesitar un ajuste porque hay que bajar el déficit y pagar la deuda en la que se incurrió este año. Se necesitan mayores ingresos, ¿cuál va a ser el mecanismo? eso dependerá de cómo se mueva la economía, si hay nuevos confinamientos o no, si se pueden tomar ciertas medidas o no (…) lo cierto es que se necesitan más ingresos y en la política pública uno tiene que preguntarse qué medidas hay que tomar, independiente de que sea una reforma tributaria u otro tipo de figura”.

Según Daniel Velandia, director de estudios económicos de Credicorp Capital, de haber algún tipo de cuarentenas se esperaría que fueran focalizadas y no generales como la de marzo y abril. Para él, en ese orden de ideas, no se debería aplazar la tributaria, “lo que sí es que si llegara a haber algún impacto adicional sobre la economía por cuenta del virus, tal vez la discusión sería menos ambiciosa en términos de la reforma, ya no 2 puntos del PIB, sino algo más moderado en ese sentido”.

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Desde otra visión, Mauricio Olivera, director de Econometría, aseguró que en caso de que vuelva a ser necesario un confinamiento, habría que aplazar la discusión de la reforma tributaria “porque las empresas y hogares volverían a dejar de tener ingresos, entonces a quién se le cobra impuestos y a quién se le hace una reforma tributaria si habría llegado otra cuarentena que frena la economía. Decir que la cuarentena nos podría llevar a hacerla en el 2022 es probable, pero lo importante es que ojalá no haya otro confinamiento y eso depende del manejo, no solo del Gobierno, sino del autocuidado”.

Pese a lo descrito hasta ahora, vale mencionar que debido al tamaño de la crisis el déficit fiscal se ampliará hasta el histórico 8,2% del PIB (más de $80 billones) este año -según estimaciones del Minhacienda- dado las necesidades de mayor gasto y la caída en los ingresos. Además, los niveles de deuda del Gobierno Nacional Central (GNC) también serían los más altos registrados, al llegar a 65,6% del PIB (más de $650 billones).

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Así las cosas, los expertos aseguran que para reducir el deterioro fiscal y social, profundizado por la actual coyuntura, es importante aumentar los ingresos del país y ,además, revisar sus gastos. Por ello, dar la discusión de una tributaria resulta relevante una vez pase la crisis, como lo ha reiterado el Gobierno en distintas ocasiones.

Otros puntos a revisar

Como se mencionaba anteriormente, la reforma tributaria no sería el único factor que se podría alterar con un nuevo confinamiento generalizado, la deuda del GNC también lo haría, dificultando de esta manera la meta que planteó el Ministerio de Hacienda en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (Mfmp) de bajar dicho endeudamiento al 60,5% en 2021. Pese a que es una coyuntura compleja, vale preguntarse cuánto podría tomarle al país reducir esos niveles de deuda por debajo del 50%.

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Andrés Pardo, exviceministro de Hacienda, dijo que “según el Mfmp se estaría llegando a esos niveles en 2026, pero ahí se está asumiendo que se hace un ajuste fiscal de 2 puntos del PIB a partir de 2022 (…) yo no creo que se vaya a poder hacer de esa magnitud, va a tener que ser mucho más gradual, lo cual quiere decir que va a tomar más tiempo bajar la deuda del 50%. No vamos a tener esos niveles antes de 10 años, sin embargo, ello depende de muchos factores como por ejemplo, si la economía se llega a acelerar más rápido de lo estimado”.

En línea con las estimaciones de Hacienda, Velandia, de Credicorp Capital, considera que para que la deuda vuelva a estar por debajo del 50% va a tardar varios años. “Probablemente podremos ver eso hacia finales de la década haciendo algunos cálculos, después del 2027, siempre y cuando tengamos una consolidación fiscal. Se han identificado 2 puntos del PIB como necesidad de ingresos a partir del 2022, pero estimamos que eso no va a ser suficiente, que se necesita más. Esto no quiere decir que sea a través de más ingresos fiscales, sino que tiene que haber optimización del gasto público”.

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Sobre qué tanto podría aumentar la deuda del GNC en caso de que haya un confinamiento, la directiva de Fedesarrollo mencionó que si se revisa la ejecución del Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome) -creado para canalizar los recursos a los sectores afectados por la pandemia-, va en un poco más del 50%; es decir que aún quedarían unos $14 billones que se podrían usar para atender nuevas necesidades en lugar de recurrir a mayor endeudamiento.

Delgado añadió que ojalá no se tenga que llegar a una nueva cuarentena porque tiene altos costos para la economía y, en línea con lo ya mencionado, dijo que reducir la deuda depende de varios factores en los que el crecimiento es fundamental. Para Fedesarrollo el crecimiento del otro año sería del 4,4% y en adelante del orden del 3,5% y y 3,7%, cifra que podría ser mayor si el país logra superar ciertos retos que tiene como, por ejemplo, diversificar su aparato productivo.

En palabras de Olivera, aunque disminuir la deuda es importante, no se debe bajar a costa de hacer menor gasto público, dado que ello terminaría afectando aún más el panorama. A lo anterior añadió que “este no es momento de austeridad, es una crisis enorme en la cual el gasto público es necesario” y, aunque no dio fechas de cuánto podría tardar llegar a niveles inferiores al 50%, dijo que para lograr la estabilidad fiscal en el mediano plazo la tributaria es necesaria.