Hernando José Gómez, exdirector del Departamento Nacional de Planeación (DNP) y consultor económico, habló en Forbes del papel que debe jugar el sistema financiero en la sociedad. Resaltó que este "no debe limitarse a atender la demanda de crédito y de servicios bancarios".
En medio de la crisis que generó la pandemia, que tantas dificultades le ha traído a toda la economía, también han sucedido algunos hechos inesperados. Un caso que ha llamado la atención es el acelerado proceso de bancarización y de uso de las herramientas digitales que ha obligado al sector financiero a adecuarse aceleradamente a esta nueva demanda.
Una fuente de bancarización fue inducida por los programas de ayudas del Gobierno por vía de transferencias monetarias con el programa de Ingreso Solidario que indujo a 1.2 millones de personas a abrir una cuenta electrónica para poder recibir los subsidios estatales. Esta acelerada bancarización y uso de herramientas digitales por parte de la población abre oportunidades interesantes para el acceso al crédito a poblaciones que por su grado de informalidad eran básicamente usuarios de efectivo.
Ahora bien, normalmente cuando se habla de sectores productivos las personas piensan en el agropecuario y el manufacturero y los demás se consideran habilitadores como el de transporte y logística, TICs, servicios públicos y el sector financiero. Esta taxonomía lleva a interpretaciones limitadas sobre el papel que tienen estos segundos sectores, pues su papel va mucho más allá de la habilitación y por el contrario pueden facilitar la transformación de muchos.
Lea también: El ‘remezón’ normativo que se avecina para fortalecer al sistema financiero
En cuanto al sector financiero su poder transformador trasciende el de los demás sectores habilitadores. En efecto, los bancos pueden liderar procesos de inclusión de género, manejo y conservación ambiental, difusión de paquetes tecnológicos y de mejores prácticas gerenciales en todo el sector de las pymes.
Con lo anterior, también son transformadores de la cultura y facilitadores de consensos alrededor de los retos que enfrenta la sociedad. Todas las áreas mencionadas son de creciente preocupación en la sociedad por razones de equidad y deben ser definidas con ponderación, pero con la decisión de cambiar un anquilosado status quo.
Con esta premisa, el sector financiero y las autoridades de regulación también han observado que desde el punto de vista del negocio es indispensable incorporar estas dimensiones en sus análisis de riesgo.
Así, por ejemplo, industrias altamente emisoras de gases efecto invernadero o de contaminantes ambientales, pueden ver limitado el acceso de sus productos en los mercados internacionales o ser sujetas a cierres locales por consideraciones de salud pública. En este sentido, los reguladores en el mundo comienzan a incorporar este tipo de elementos en los análisis de riesgo de la cartera de las entidades financieras.
Lea también: Gobierno prepara reforma para modernizar el sistema financiero colombiano
Otro buen ejemplo es el de la equidad de género. Tradicionalmente, las mujeres no han tenido el mismo acceso que los hombres al crédito, lo cual ya de por sí es un gran desperdicio de oportunidades, de emprendimientos y crecimiento de las empresas. Por ello, cada vez más a nivel internacional y nacional se evalúa la participación de las mujeres en el personal directivo de las empresas. Ya es un símbolo de fortaleza del gobierno corporativo.
Por las razones expuestas, creo que el sistema financiero de cualquier país debe ser consciente de la capacidad transformadora que tiene en la sociedad en la cual participa. Su papel no debe limitarse a atender la demanda de crédito y de servicios bancarios. Con su actuar pueden desencadenar procesos de rápida transformación. Son muchos los retos y grande la contribución que el sector viene realizando.