La antioqueña Paula Andrea Patiño, de 23 años, es la primera colombiana en estar en el top 10 de la clasificación general en el Giro de Italia Femenino, también conocido como el Giro Rosa. Detrás del ciclismo de mujeres hay una industria millonaria en Europa.
Por primera vez en la historia, este año, una colombiana se metió entre las diez mejores corredoras del Giro de Italia Femenino, la carrera ciclística por etapas más importante del mundo.
Sin embargo, las cámaras de los medios de comunicación no registraron el paso a paso de cómo Paula Andrea Patiño, de 23 años, logró escribir esa importante línea del ciclismo femenino colombiano. Los reflectores estaban puestos en el Tour de Francia (masculino), que se corría de manera paralela y tenía a millones de espectadores detrás de las ruedas de Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Miguel Ángel López, parte de la cuota de nuestro país en la prestigiosa carrera.
Los titulares sorprendieron hablando del octavo puesto en la general del Giro Rosa con el que se quedó la paisa. “No hubo una transmisión diaria de lo que pasaba, muchos ni siquiera sabían que se estaba corriendo la carrera”, cuenta Paula.
A pesar de su edad, la antioqueña ha forjado una amplia trayectoria como deportista profesional. Inició en el municipio de La Ceja, en donde se preparó bajo la batuta de Hernando Gaviria -padre del campeón Fernando Gaviria-, hizo parte de la Selección Colombiana de ciclismo, se preparó en el Centro Mundial de la Unión Ciclista Internacional (UCI), en Suiza, y ahora es la única latinoamericana en portar el uniforme del Movistar Team.
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“Empecé en el ciclismo por casualidad. Mi hermano Julián empezó a rodar y entró al club de Hernando, yo empecé a frecuentarlo también y los dos vieron potencial en mí, me insistían para que lo hiciera profesionalmente. Un día les dije que sí y empezamos a entrenar”, recuerda. El punto de inflexión llegó en 2017 cuando desde la máxima entidad del ciclismo en el mundo le enviaron una invitación con nombre propio para viajar a Suiza.
Tres años después logró la meta que se propuso estando allí: estar entre las mejores del Giro Rosa. “Ser la primera colombiana el tener este resultado significa mucho, sé que estoy representando a todo un país. Quiero demostrar que el ciclismo femenino colombiano también tiene mucho potencial”, dice. “Estos hitos son una forma de abrir caminos para todas, de decir que tenemos mucho más que demostrar y de llevar el mensaje de que con más apoyo podremos hacer mejores cosas”, continúa.

En línea con ese pensamiento, además de invertir decenas de horas a la semana en sus entrenamientos, la deportista hace parte de un grupo de corredoras que gestionan ante la UCI la posibilidad de que más medios de comunicación participen en el evento, “al menos en las carreras más importantes”, menciona.
“Ha sido un proceso largo, pero hemos tenido avances, al menos logramos que ya se hable del tema, que al final de los noticieros se registren nuestras victorias. Como deportistas es triste sentir que no hay apoyo, visibilidad ni cobertura, nos hace sentir aisladas, pero esperamos que esto siga mejorando”, puntualiza Paula.
En 2019 había intentado entrar al top 10 del Giro Rosa y estuvo cerca: ocupó el puesto 23 en la general y fue la segunda mejor joven. La meta, tras obtener el favorable resultado este año, es regresar en 2021 para seguir escalando en la tabla y, por qué no, regalarle al país su primer título en esa competencia.
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Sus referentes en ese camino, dice, son ciclistas como la holandesa Anna Van Der Breggen, quien en el Giro ha sido dos veces tercera, una vez segunda y múltiples veces ganadora de la maglia rosa, entre muchos otros triunfos en diferentes competencias. “Ella siempre ha sido mi referente, me inspiran su forma de ser dentro del pelotón y su forma de correr”.
Poco apoyo de una industria millonaria
Comparado con lo que ocurre en Colombia y la región, en Europa las marcas han mostrado mucho más apoyo al ciclismo femenino, según cuenta Patiño. “Hay un interés que se nota, aunque es cierto que algunos equipos se han acabado por falta de patrocinios, también están llegando otros relevantes, como el equipo femenino de Jumbo Visma, que se estrenará en 2021”, dice.
Una muestra de la retadora situación de ese deporte en la categoría femenina es la desaparición del Tour de Francia femenino, que, tras pasar por múltiples problemas, fundamentalmente de dinero, celebró su última edición en 2009. O La Route de France, que nació tras la desaparición del Tour y también dejó de celebrarse desde 2016.
El panorama es distinto si se evalúan las condiciones con las que cuentan las competencias masculinas. Al menos 3.500 millones de personas en 180 países vieron este año la transmisión televisiva del Tour de hombres. Mientras que, en condiciones normales -sin la pandemia del coronavirus- unos 11 millones de espectadores asisten a ver en vivo las etapas.
Expertos en temas financieros y deportivos estiman que desde que la Amaury Sport Organisation (ASO) asumió la organización del Tour de Francia en 1965, la carrera de ciclismo comenzó a tener un crecimiento económico sin precedentes.
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Las ganancias totales que recibe cada año la ASO por celebrar la ronda francesa, oscilan entre los 60 y 150 millones de dólares por año. Los principales ingresos provienen de los anuncios publicitarios y patrocinadores (40 %), venta de derechos de televisión (55 %) y designación de las ciudades sede de las etapas (5 %).
En cuanto a los salarios de los ciclistas profesionales, el diario francés L’Equipe reveló que Peter Sagan, quien sería el mejor pago del mundo, devenga 5 millones de euros. El colombiano Egan Bernal, ganador del Tour de Francia en 2019, aparece como el cuarto con mejores ganancias en el listado, con 2,7 millones de euros. Las mujeres, en cambio, en la mayoría de los casos tienen un trabajo alterno a su profesión como deportistas para poder solventar todos sus gastos.
En cuanto a la industria amateur del ciclismo, antes del coronavirus un informe de la consultora estadounidense NPD Group (2017) develó que las ventas mundiales de bicicletas, equipamientos y accesorios, ascienden a más de 33.000 millones de euros. Estas cifras, según ya han mencionado plataformas y empresas especializadas, se habrían multiplicado este año, por cuenta de la pandemia, que potenció el transporte individual y los entrenamientos indoor com consecuencia el aislamiento.
El fabricante de bicicletas estadounidense Specialized informó que durante los últimos cinco años ha crecido un 100 % en sus puntos de venta en Colombia, pasando a tener más de un centenar, y su proyección es cumplir en 2021 un crecimiento del 60 % en sus ventas totales.
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Solo en 2019 la empresa, que tiene el 30 % de participación en el mercado especializado del país, facturó cerca 65.000 millones de pesos. De acuerdo con información suministrada por la compañía, un ciclista amateur tiene un promedio de consumo de entre tres y cinco millones de pesos que puede pagar por: bicicleta, casco, zapatillas y algo de indumentaria.
“Para mí todos los esfuerzos han valido la pena. Yo falté incluso a mi graduación de once por estar entrenando, pero hoy no me arrepiento de nada. Seguirá habiendo mucho por hacer, seguiremos teniendo competencias de poca asistencia, pero el día que lleguemos al podio seguro daremos de qué hablar”, concluye Paula Andrea.