Las energías renovables, la relocalización empresarial y el turismo están llamados a ser los ejes de la reactivación económica de la costa Caribe. Sin embargo, hay desafíos en informalidad, inversión social y reconstrucción del tejido empresarial. ¿Qué viene?

Las solitarias playas de los departamentos de la costa Caribe son el reflejo del sombrío panorama que deja el covid-19 tras más siete meses de llegar al país. La baja o quizás nula ocupación hotelera, el cierre de las fronteras y el freno en la actividad productiva, le siguen pasando factura a esta región, que más allá de luchar contra la informalidad y el desempleo, ajusta su estrategia económica en cuatro principales focos con gran potencial para su desarrollo: las energías renovables, el turismo, la infraestructura y la relocalización empresarial.

Con un aporte mayor al 15% a la economía nacional, la región Caribe se perfila para ser la punta de lanza en materia de inversión. Los departamentos que componen este territorio tienen vocaciones atractivas para los inversionistas extranjeros, por lo que la hoja de ruta se enfocará en darle una vuelva 180 grados a la crisis y apostar por la consolidación de los nuevos negocios, que, según ProBarranquilla, movilizarán más de 200 millones de dólares a corto plazo.

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Pero la tarea no será fácil. “Según una encuesta de la Cámara de Comercio de Barranquilla y Fundesarrollo, el 6,1% de las empresas en Barranquilla cerró definitivamente. En el caso de la producción industrial, según el Dane, en el período enero-julio disminuyó 8,7%, mientras que las ventas cayeron un 9,1%. En Bolívar, la caída fue más estrepitosa, con una disminución de la producción industrial del 16,3% y de las ventas en un 17,4%”, le explica a Forbes Jorge Quintero Otero, docente investigador del Instituto de Estudios Económicos del Caribe de la Universidad del Norte.

Al igual que otras regiones del país, el Caribe, especialmente Barranquilla y Cartagena, tendrán que recuperar los empleos perdidos de los más de cinco meses de encierro. Según un análisis de Fundesarrollo, solo en el Atlántico se destruyeron 157.900 puestos de trabajo, lo que aumentó de fondo la informalidad y la pobreza. Se estima que esta última aumentará en un 10% en la región, según un análisis de ese centro de pensamiento.

“Los retos son tremendos, pues la ciudad (Barranquilla) está dominada por la informalidad, lo cual explica su baja tasa de desempleo abierto, comparada con las otras ciudades, alrededor de un 57%.  Sin ayudas oficiales del Gobierno Nacional, como buena cofinanciación de proyectos públicos y programas de ayuda a los hogares, el espacio fiscal del Distrito para enfrentar esta crisis es bien reducido. Su endeudamiento es muy alto, y con la pandemia se ha agravado”, añade Jairo Parada Corrales, doctor del departamento de economía de la Uninorte.

Los empresarios, el sector público y la academia son conscientes de los retos a los que se enfrenta la región a corto y mediano plazo. Desde ProBarranquilla, por ejemplo, la clave del éxito de los proyectos en el territorio será la articulación público-privada. “Hemos podido conformar un gran equipo para trabajar en la oportunidad que tenemos como consecuencia de la necesidad que tienen las compañías actualmente de diversificar la ubicación de sus plantas y empresas”, detalla a Forbes Ana María Badel, directora ejecutiva de ProBarranquilla. “En esa medida, Barranquilla entra a jugar un papel fundamental al trabajar por estar en las opciones de estos inversionistas, quienes desean estudiar nuevos territorios para ubicar sus proyectos, industrias o nuevos negocios”.

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La nueva energía del Caribe

Los nuevos proyectos de energías renovables acompañarán transversalmente el impulso económico de los demás sectores productivos. Con el aval de las 9 iniciativas de energía eólica en La Guajira, y otro par de proyectos solares en la región, esta industria prevé dinamizar los encadenamientos productos y la inversión. Según dice Badel el potencial solar y eólico de la región está por encima del promedio nacional y superior a países que hoy en día han integrado renovables al desarrollo de sus proyectos como Alemania y España”.

Se estima que la ejecución de estas obras demandará inversiones que ascienden a los US$2.000 millones. Estos se sumarían al potencial que tiene la extracción de hidrocarburos en el mar Caribe colombiano, por lo que dichos proyectos ‘offshore’ impulsarán la región para convertirla en un ‘Hub’ de bienes y servicios petroleros.

Pero el papel de las renovables también estará junto a la gran estrategia que adelanta el Gobierno Nacional, la Embajada de Colombia en Estados Unidos y la Cámara de Comercio Colombo Americana. Se trata de un plan de atracción de inversión bajo el concepto de ‘nearshoring’, que hace referencia a la práctica de atraer empresas que tengan interés en acercar sus centros de producción al país para fortalecer el comercio internacional. “Con esta pandemia, nació una gran oportunidad para China, y es que están buscando diversificar su presencia y llegar a concretar negocios en el país (…) Lo que puedo decir es que estamos trabajando en la relocalización, y son 90 o 100 empresas las interesadas”, dice Badel.

Por las características geográficas, la nueva energía del Caribe tendrá que ir de la mano con la movilización de recursos que tradicionalmente se generan del turismo. Este sector tendrá que ajustarse a la ‘nueva normalidad’ e impulsar nuevas estrategias comerciales y de política pública para atraer no solo viajeros internacionales, sino del interior.

“La costa tiene un factor muy importante a su lado que en este momento que no se está aprovechando. Por el clima, muchas cosas se pueden hacer ‘outdoors’. Por lo tanto, para poder reactivar el turismo (interno colombiano), se debería seriamente repensar la ciudad”, dice Jana Schmutzler De Uribe, doctora en economía, quien añade: “Necesitamos pensar cómo se puede reestructurar el espacio para que los restaurantes pueden servir afuera (usando calles parcialmente, por ejemplo). Cómo se pueden organizar las playas de tal manera que sean seguros. Allí se requiere de mucha planeación, que las empresas solas no lo pueden hacer”.

Con estos ejes de trabajo, y al mismo tiempo que las administraciones locales ajustan su hoja de ruta de cara a la reactivación, los nuevos planes tendrán que ajustar su visión en mejorar las condiciones del mercado laboral. Por ahora, se estima que en los nuevos proyectos de la región se ofrecerán hasta 220.000 nuevos empleos, una proyección que prevé cumplirse en la medida en que el sector público y privado continúe aunando esfuerzos para sacar adelante la costa Caribe.