Hacienda ya obtuvo el visto bueno para solicitar el desembolso de los recursos que hacen parte de la línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional a la que Colombia tiene acceso desde 2009. El préstamo -del que se publicaron los términos- será parte del apoyo presupuestario de 2020 para responder a la crisis.

A través de la resolución 2167, a mediados de noviembre, el Ministerio de Hacienda quedó autorizado para solicitar el desembolso de US$5.300 millones que hacen parte de la línea de crédito flexible (LCF) del Fondo Monetario Internacional (FMI) a la cual Colombia tiene acceso desde que se creó dicha figura en 2009. Será la primera vez que un país acceda a dicha línea.

Los recursos solicitados son apenas el 30% del total del cupo (US$17.300 millones) que tiene Colombia con la línea de crédito del FMI. Hay que recordar que hace dos meses el Gobierno anunció que los US$5.300 millones irían a financiar el Presupuesto General de la Nación de 2020 debido a las necesidades de gasto para enfrentar la pandemia del coronavirus. En su momento también informó que el cupo de la línea para el país se había ampliado de US$10.800 millones a los citados US$17.300 millones.

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Entre los detalles de la solicitud del desembolso del crédito en mención, está lo siguiente: el plazo para pagar los recursos es de cinco años con tres años de gracia. Las amortizaciones (pagos de la deuda) se harán en ocho cuotas trimestrales, la tasa de interés será una tasa variable DEG más un margen fijo del 1%, por último, el cargo por servicio será de 0,50% sobre el saldo desembolsado.

De otro lado, en la resolución indican que el Ministerio de Hacienda deberá enviar un informe a la Comisión Interparlamentaria de Crédito Público y a la Secretaría Técnica del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) con los montos y condiciones financieras de la operación autorizada dentro de los 30 días calendario siguientes a su celebración.

Por último, vale indicar que la línea de crédito flexible (LCF) es diferente a otras líneas de crédito que tiene el FMI como por ejemplo, los acuerdos stand-by, pedidos por Argentina hace unos años. Entre las diferencias está que la LCF únicamente está disponible para países con un marco de política económica sólida, mientras que a la segunda (stand-by) puede acceder cualquier nación que sea miembro del Fondo Monetario Internacional.

Además, la línea de crédito flexible hace honor a su nombre; es decir, no tiene ninguna condicionalidad para que se haga su desembolso (es flexible), tampoco le impone a la nación que tiene acceso a ella, como Colombia, realizar ajustes en sus indicadores macro debido a que se tienen políticas sólidas. En el caso contrario, en préstamos de stand-by, el Fondo le exige al país cumplir con metas de reformas que garanticen el pago.