Los diseños de la bogotana van de la mano con la cultura indígena colombiana. Trabaja con artesanos para preservar la historia precolombina. Sus obras han sido usadas por celebridades como Kim Kardashian, Beyoncé y Rihanna.

Joyera

Círculos, como símbolo de equilibrio entre causa y efecto, e identidad colombiana indígena; esos son dos elementos que hacen únicos a los diseños de la joyera bogotana Paula Mendoza. Con más de 18 años de trayectoria, es fundadora de la marca de joyas que lleva su nombre y cofundadora de la iniciativa Looking for the Masters (Buscando a los maestros), un proyecto que trabaja con artesanos y comunidades indígenas para preservar la historia precolombina.

“Creo fielmente que cuando la creatividad es evidente no importa tanto de dónde vengas o en dónde estés. El talento es talento en cualquier lugar del mundo”, cuenta en conversación con Forbes. “Con esta iniciativa queremos rescatar las técnicas artesanales antiguas y proteger la herencia de los maestros que las practican, además de mejorar la calidad de vida de la comunidad Wayuu colombiana”, agrega.

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Estudió comunicación social en Colombia y posteriormente joyería como escultura en el Corcoran Art Institute, en Washington, pero, dice, siempre tuvo claro que quería tener a su país “no solo como fuente de inspiración sino también como fuente de producción”.

Sus diseños son reconocidos mundialmente por ser sustentables física y económicamente, pues emplea a los artesanos locales y usa materiales “libres de conflictos”, explica. Celebridades de la talla de Beyoncé, Kim Kardashian, Dakota Fanning y Rihanna los han usado, y la importante firma de cosméticos neoyorquina Maybelline tuvo como protagonista de una de sus campañas una de sus piezas, lo que catapultó su reconocimiento en Estados Unidos.

En 2019 la revista Vogue la nombró una de las 20 latinas más influyentes en la moda en la región, en 2017 fue invitada como ponente de transformación social de la ONU y en 2014 recibió del entonces presidente, Juan Manuel Santos, un premio que la destacó como una de las 100 personas más influyentes fuera del país.

En medio de la pandemia del coronavirus la joyera creó un brazalete de edición limitada cuyas ventas han sido destinadas en su totalidad a las artesanas Wayuu, con el fin de ayudarlas a cubrir sus necesidades básicas. “Creé esa pieza inspirada en lo que universalmente las personas están viviendo: un encierro o sutaplau en wayunaiqui”, dice.

En esa misma línea, a inicios del segundo semestre participó en una subasta organizada por la Cámara de Comercio de Bogotá, que vendió 88 piezas de orfebrería para obtener recursos que beneficiaran a 1.000 integrantes de familias de joyeros artesanos en más de 10 municipios del país como Quibdó, Timbiquí y Segovia.

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Además de las culturas y las personas, la inspiran la naturaleza, que “¡es perfecta! Todas las respuestas y los ejemplos a seguir están en ella”, dice, y el arte precolombino, que marcó algunas de sus más importantes colecciones, creadas para la Joyería Cano durante el periodo en el que se desempeñó como su directora creativa. “Nuestras raíces orfebres son tan profundas que, si uno quiere ser un joyero en Colombia, tiene mucho material de donde agarrar e inspirarse. El Museo del Oro es una parada obligatoria con un guía especializado”.

Para el 2021 sus planes están puestos en el relanzamiento de su marca de joyería, además está colaborando como curadora en un importante e-commerce de moda.

“Este último es un proyecto que incluye un espacio en Bogotá en el cual las personas van a poder tener una experiencia diseñada para cada individuo, involucrando su entorno y la manera como lo viven a través de la moda, el arte, la culinaria”, concluye.