Así lo detalla un informe que analiza los efectos de los cambios en la movilidad sobre la dinámica de consumo de los hogares. Argumenta que la recuperación económica depende de la decisión de las personas sobre sus desplazamientos.

De acuerdo con un análisis de tres expertos en la materia, la reducción de la movilidad de las personas en Colombia -una de las más pronunciadas en América Latina- se ha traducido en el consumo, medido a través de las compras con tarjetas de débito y crédito. Según el documento, los hogares de mayor capacidad adquisitiva han sido los que más han limitado sus compras en la coyuntura actual.

El análisis, preparado por el exministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas; el gerente de investigaciones del sector comercio de Bancolombia, Nicolás Pineda, y Diego Zamora del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), detalla que la interacción entre movilidad e ingreso indica que las elasticidades dependen del nivel de ingreso de los consumidores.

En palabras concretas, y antes de entrar en otros detalles, vale explicar que la elasticidad puede entenderse como la sensibilidad a los precios de cara al consumo. Es decir, si algo es muy sensible a los precios, se podría decir que es elástico. En el informe, los expertos dicen que “la elasticidad de las compras con respecto a la movilidad es mayor para el grupo con ingresos menores a un salario mínimo (…) cambios en cualquier tipo de movilidad tiene un efecto proporcionalmente mayor sobre el consumo de los hogares de menores ingresos”.

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En línea con lo anterior, agregan que “las elasticidades para las personas con más de 10 salarios al mes son siempre menores que para las demás categorías, lo que indica que el consumo de las personas de mayores ingresos son las que reaccionan en menor proporción frente a los cambios en la movilidad”.

Fuente: análisis “reactivación económica post-pandemia: El papel de la movilidad”.

Referenciando el análisis, las elasticidades, para diferentes medidas de movilidad, no son muy diferentes a 1. Lo anterior, según explican, quiere decir que una disminución de 1% en la movilidad se ha traducido en una caída de 1% en las compras. Sin embargo, “la elasticidad es particularmente alta para las personas con ingresos inferiores a un salario mínimo”.

Según los expertos, la relación entre movilidad y consumo es de utilidad para el diseño de las políticas gubernamentales adecuadas durante la fase de reactivación. “Medidas que generen la confianza para que las personas salgan de los hogares -como el respeto a los protocolos de bioseguridad- tendrán un efecto considerable sobre el consumo. La administración de la vacuna es una medida en esta misma dirección”, aseguran.

Para los expertos, la recuperación económica depende críticamente de la decisión de los individuos acerca de sus desplazamientos. Indican que aunque las cifras de la pandemia siguen elevadas, la movilidad se ha recuperado de manera gradual, lo que se ha reflejado en la actividad económica. No obstante, añaden que otros indicadores de movilidad, como el tiempo de permanencia en el hogar y la presencia en oficinas y establecimientos comerciales, todavía no se han normalizado
plenamente.