El ‘boom’ de las energías limpias llegó al país como la opción más atractiva para diversificar la matriz energética. El Gobierno planea instalar 2.800 megavatios al 2022, un esfuerzo que se viene gestando a través de millonarias inversiones, mayor encadenamiento productivo y nuevos compromisos del sector empresarial. ¿Cuál es la hoja de ruta para un sector que no para de brillar?
“Es un orgullo y un sueño cumplido que compartimos con el país, porque Colombia empieza a recibir por primera vez en el Sistema Interconectado Nacional energía producida por el sol. Significa que como nación comenzamos a dar pasos importantes para incorporar a nuestra matriz energética nuevas fuentes de generación”.
Las palabras son del presidente de Celsia, Ricardo Sierra, quien desde hace unos años viene liderando la transformación energética en Colombia. Son un apartado de un discurso que dio el 3 de septiembre de 2017, día en el que se inauguró la primera granja solar a gran a escala en el país. El hecho, más allá de ser una noticia en la lluvia de información que día tras día se registra en los medios de comunicación, marcó el inicio de lo que hoy se califica como el ‘boom’ de las energías limpias, una industria millonaria que no para de crecer y la cual se perfila para ser una importante fuente generadora de empleo de cara al mediano y largo plazo.
Pero llegar a los más de 2.300 megavatios instalados que hoy tiene el país no ha sido un camino fácil. A lo largo de estos últimos tres años, el Gobierno Nacional, los gremios y los empresarios han gestado un importante trabajo que se ha visto materializado en nuevas oportunidades de inversión y desarrollo. Ese optimismo se ha visto precisamente con la llegada de 41 proyectos de inversión entre 2018 y 2020, que en total suman negocios por 5.029 millones de dólares.
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La llegada de esta inversión se ha dado en medio de los esfuerzos que se vienen gestando en gran parte de los países del mundo, pues con los compromisos adquiridos en los acuerdos internacionales como el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, las naciones siguen invirtiendo en el impulso de este tipo de proyectos.

Un estudio de la Cámara Colombiana de Petróleo, Gas y Energía (Campetrol) detalla que Estados Unidos y China invierten más de 150.000 millones de dólares anuales, equivalentes al 52 % del total mundial. Al evaluar esas inversiones como porcentaje del PIB de cada país, el gremio advierte que “salen a relucir las políticas de transición que están realizando los diferentes países de la región como Chile y Brasil, que invierten 1,7 % y 0,4 % de su economía en este tipo de energías, porcentajes que se encuentran sobre la media global de 0,3 %”.
En este contexto mundial, Colombia está muy bien posicionado pues se vaticina que en los próximos años se llegarán a inversiones que ascienden a los 7.000 millones de dólares. Este escenario plantea varios retos de cara al mediano plazo, pero también un sin número de oportunidades. Varios inversionistas provenientes de Estados Unidos, China, Canadá, Suiza, Francia, Singapur, Japón, Suecia, Perú y Corea del Sur, entre otros, ya han anunciado algún interés por seguir invirtiendo en el país, por lo que ya sea en proyectos concretos o a través de las subastas de energía se prevé una mayor movilización de capital en la próxima década.
“Colombia dio un salto histórico en la incorporación de energías renovables no convencionales a su matriz eléctrica. El país pasará de tener menos del 1% de capacidad instalada de energía eólica y solar en su matriz eléctrica a más del 12% en el año 2022”, le dice a Forbes Miguel Lotero, viceministro de Energía. “Además, con la nueva subasta que anunciamos para el 2021 vamos a sumar más energía limpia, logrando uno de los más grandes avances en transición energética de América Latina”.
La posición geográfica del país, los incentivos tributarios y los altos niveles de viento y sol hacen de Colombia el mejor destino para invertir en renovables. Así se ha visto en estos dos últimos años, pues más allá de los jugadores externos que han visto alternativas de inversión, se han anunciado la entrada de por lo menos 10 grandes proyectos a gran escala en Colombia.
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Estos no solo han sido para atender la demanda eléctrica nacional, sino además para impulsar una revolución energética y la diversificación de la matriz energética nacional. Ahí han jugado un papel fundamental empresas como Celsia, Enel, Ecopetrol e ISA, que continúan impulsando la consolidación de esta industria, pese a la difícil situación económica por la que atraviesa el país.
German Espinosa, presidente de Campetrol, advierte que “tanto países como empresas y ciudadanos se han involucrado en este proceso de transformación hacia un modelo energético basado en el ahorro, la eficiencia y las energías renovables”. Colombia no ha sido ajena en este proceso y hoy ya es uno de los “30 países a nivel mundial que se encuentran más preparados para ello, según el Índice de Transición Energética calculado por el Foro Económico Mundial”.
El líder gremial advierte que con el impulso de las energías renovables se abrió una ventana de oportunidades que aún están sin explorar. Sostiene, incluso, que contando con los niveles proyectados en capacidad instalada “se espera incrementar la generación de fuentes no convencionales de energías renovables a más de un 12 % para el 2022”, lo que reduciría hasta nueve millones de toneladas de CO2 para el 2030.
Parque solar Castilla de Ecopetrol. Cuenta con más de 54.000 paneles solares.
Las oportunidades
El ‘boom’ energético que se vive en Colombia se debe a las oportunidades que se han desprendido de este sector y las encadenamientos productivos que se podrían generar. En términos de energía solar, se estima un potencial de generación de 4,05 KWh/KWp, valor que indica la cantidad de energía generada por capacidad instalada. Por otra parte, la densidad media de energía eólica es de 259 W/m2, un indicador que se presenta principalmente en el Caribe.
Estas dos fortalezas en sol y viento permiten que se sigan registrando más y más proyectos ante la Unidad de Planeación Minero – Energética (Upme). Las cifras más recientes, con corte al 30 de noviembre de este año, y a las que tuvo acceso Forbes Colombia, muestran que en total hay 1.666 proyectos de energía inscritos, de los cuales 896 son solares, 563 hidráulicos y 50 eólicos.
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Esa tendencia deja ver que la industria está volcada al desarrollo de este tipo de proyectos, lo que sin duda vislumbra los millones de dólares que se continuarán invirtiendo en los próximos años para la consolidación de estas iniciativas de pequeña, mediana y gran escala.
Según el Ministerio de Minas, la región Caribe, Antioquia, Boyacá y Huila son las zonas del país con el mayor potencial para el desarrollo de este tipo de proyectos. La cartera advierte, incluso, que en este momento hay 14 proyectos en construcción, que impulsarán más de 8 billones de pesos en inversiones y generarán más de 6.000 oportunidades de empleos.
A esto se suma que se estima que, con la tercera subasta de energía, se generen hasta 32.000 puestos de trabajo en los próximos dos años. Vale resaltar que Colombia es el país que más empleo genera por cada 1.000 dólares invertidos en energías renovables. A 2019, el país alcanzó en 2019 los 272.000 empleos alrededor de esta industria.
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“Estamos dando el paso más importante para el sector energético en los últimos 20 años. Por esta razón es fundamental que entre todos los actores se coordinen las acciones necesarias para tener una transición energética ordenada y exitosa”, sostiene Germán Corredor, director ejecutivo de la Asociación de Energías Renovables, SER Colombia.
El Grupo Empresarial Colombina inauguró su primera granja solar en planta de galletas en Santander de Quilichao. Consta de 4.890 paneles distribuidos en 22.000 metros cuadrados.
Y es que el impulso que se viene dando en esta industria ya no solo se da de la mano de las empresas energéticas. Las grandes firmas de otros sectores ya han apostado por estas energías alternativas, por lo que para la ejecución de sus procesos han optado por el desarrollo de granjas solares y eólicas.
Un ejemplo de esta apuesta se da de la mano del Grupo Empresarial Colombina, que recientemente inauguró un parque solar en Santander de Quilichao en su planta de Galletas. Este complejo consta de 4.890 paneles distribuidos en 22.000 metros cuadrados. Según la empresa, el sistema producirá más de 2.716.000 kWh/año de energía, un insumo que será adquirido por la planta de Colombina del Cauca para su funcionamiento.
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“Gracias a esta solución, que aprovechará el enorme potencial de generación de energía fotovoltaica proveniente del sol, se pretenden generar mayores eficiencias operativas en la planta, asegurar el abastecimiento energético y contribuir con una solución eficiente a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo el día de la inauguración César Caicedo, CEO del Grupo Empresarial Colombina. “Este proyecto nos llena de orgullo porque refleja nuestros continuos esfuerzos por gestionar la operación de una manera sostenible y responsable con el medio ambiente”.
Así como Colombina ya hay otras empresas que han anunciado ambiciosos planes de inversión alrededor de las energías renovables. Esto deja ver que es una industria que ya se consolida paralelamente a todos los demás sectores, lo que representa un alto potencial de empleo tanto rural como urbano.
Los retos
Aunque son varias las bondades que otorga este tipo de energías a Colombia, aún persisten grandes retos en materia de costos, infraestructura y trámites. Según el más reciente estudio de Campetrol, actualmente Colombia cuenta con el Capex (inversiones en bienes de capital) unitario más alto de la
región.
Se necesitan alrededor de 1,44 USD/W de inversión para poner en marcha proyectos renovables en el país, una cifra que se encuentra 26 % por encima del promedio en América Latina (1,14 USD/W). “La principal razón de estos costos es la carencia de un mercado interno que impulse la adopción de una cadena de abastecimiento local, tal como en México, Brasil o Chile, países que cuentan con una dinámica en prestación de B&S que les ha permitido mantener los costos de desarrollo por debajo del 13% del total invertido, a diferencia del 30% que representa este rubro en proyectos del país”, dice el estudio.

Frente a este desafío, el Gobierno Nacional ya ha impulsado una serie de beneficios para impulsar y bajar los costos en la ejecución de los proyectos. Sin embargo, estos alivios tributarios aún no son suficientes para agilizar la ejecución de los proyectos.
Otro de los cuello de botella se encuentran en los trámites y consultas previas que se deben surtir para el desarrollo de las iniciativas. Este ha sido el freno precisamente de nueve parques eólicos que se vienen ejecutando en La Guajira, pues la Procuraduría Judicial para Asuntos Administrativos pidió la suspensión de los proyectos hasta que se revise el proceso de consulta previa.
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Ante esto, desde los gremios y los empresarios se ha hecho un llamado para que se logren agilizar los trámites de consulta previa. El motivo obedece a que dichos procesos retardan la entrada en operación de los proyectos, lo que de alguna u otra forma genera inseguridad jurídica para seguir impulsando la llegada de inversión extranjera directa.