Tras un capítulo de apertura económica que comenzó a escribirse en los 90, 30 años después el país debe sacarle el jugo necesario a los Tratados de Libre Comercio (TLC) que tiene vigentes que, aunque en el pasado han dejado retos, en su presente pueden reescribir un nuevo rumbo.

‘Exportar o morir’, una de las frases acuñadas por el presidente, Alfonso López Michelsen, hace más de 45 años, sigue siendo uno de los temas que no pierden vigencia en las discusiones actuales -en las que encajan los TLC-, acuerdos que han buscado ampliar el mercado de bienes y servicios entre los países participantes. Recientemente Colombia completó 18 de estos, de los cuales 17 están vigentes y hay uno suscrito, tras sumarse el Reino Unido -luego de que este decidiera salirse de la Unión Europea-.

Lo que arrojan los datos

Antes de entrar en detalles, vale poner en contexto las cifras que han dejado los TLC al país, al menos en los últimos tres años -datos entregados por el Ministerio de Comercio a Forbes-. Pese a que se mantiene un déficit en la balanza comercial entre las importaciones y exportaciones anuales a los países con los que se tiene alguno de estos acuerdos, del total de los despachos de Colombia al exterior, las exportaciones a países con TLC representan más del 65%.

En concreto este ha sido el comportamiento de las exportaciones a naciones con TLC en los últimos tres años: US$25.939 millones en 2017, el 68,2% del total exportado ese año (US$38.021 millones); US$27.289 millones en 2018, el 65,1% de los US$41.904 millones exportados ese año; US$26.613 millones equivalente al 67,4% de los US$39.489 millones vendidos al exterior ese año. Entre enero y agosto, los datos desagregados por países con TLC más recientes del Ministerio, las exportaciones a dichos territorios pesaban el 69,9% del total vendido al exterior (US$20.292 millones).

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Pero ¿cómo están las importaciones? Sin duda, y como se mencionó previamente, las compras al exterior son más altas que las ventas razón por la que hay un déficit en la balanza comercial. Por citar un ejemplo a lo anterior, el año pasado la diferencia entre las exportaciones e importaciones originarias de países con TLC fue negativa en US$8.014 millones.

Este ha sido el desempeño de las importaciones con origen de países con TLC: US$30.256 millones en 2017, el 65,7% del total importado ese año (US$46.071 millones); US$33.423 millones en 2018 equivalente al 65,2% del total de compras al exterior del país ese año (US$51.230 millones); US$34.628 millones en 2019 que representó el 65,7% de los US$52.702 millones importados en total ese año. En enero y septiembre van US$31.451 millones de compras al exterior en total, de los cuales el 63,4% son originarias de naciones con los que Colombia tiene TLC.

Pese a lo previo, vale mencionar que los resultados muestran una leve mejoría cuando se revisan las cifras únicamente de los productos no minero-energéticos tanto en importaciones como en exportaciones. En estas últimas, la participación de los despachos a países con los que se tiene TLC supera 83% del total de exportaciones del país, mientras que las importaciones no superan el 65% entre 2017 y los primeros nueve meses de 2020.

Sobre los despachos al exterior de productos no minero-energéticos, el Mincomercio dijo que “si bien este tipo de exportaciones también cae este año como consecuencia de la pandemia que impactó el comercio mundial, lo hacen menos que las exportaciones totales. Entre enero y septiembre las no mineras caen 8,6%, pero en solo septiembre aumentaron ya 4%”.

De otro lado, de acuerdo con la cartera, los acuerdos comerciales se han convertido en un instrumento de atracción de la inversión extranjera (IED). En 2019 la IED totalizó US$10.366 millones, de esa cifra el 77,7% de la IED ingresó de países con TLC, destacó.  

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Las tareas

Una vez visto a grandes rasgos el contexto de las cifras que dejan los TLC de Colombia en los últimos tres años, Forbes consultó a expertos en la materia para saber qué se debería hacer de cara a disminuir el déficit de la balanza comercial y si, además, hay alguna manera de mejorar los tratados vigentes.

Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), comenzó enfatizando en que para reducir el déficit de la balanza comercial que actualmente asciende a US$6.950,6 millones en lo corrido del año (enero – septiembre), el país requiere aumentar y diversificar sus exportaciones. “Lo anterior, a través de diferentes estrategias que permitan aprovechar los acuerdos comerciales suscritos, tales como facilitación del comercio, reducir los obstáculos al comercio, entre otras”, detalló.

Sobre qué hay que mejorar, Martín Ibarra, presidente de Araújo Ibarra, empresa consultora en comercio internacional, fue claro: “en lugar de mejorarlos, hay que utilizarlos. Mi llamado es para que utilicemos los acuerdos de libre comercio que tiene Colombia en este momento, ante la urgente necesidad de diversificar la canasta exportadora por la crisis y por la posible desaparición de alguno de nuestros productos minero-energéticos en el mediano plazo”.

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La perspectiva cambia un poco desde la visión de Mario Valencia, director del Centro de Estudios de Trabajo (Cedetrabajo), quien asegura que los acuerdos lo que hacen es someter al país a una competencia desleal al permitir que entren miles de productos extranjeros sin contar con una producción nacional con qué responder a dicho flujo.

“El aspecto esencial del comercio global es la producción, no el acceso a mercados. Si no se tiene nada que ofrecer, no se vende, y a quien no vende le toca endeudarse para comprar. Justo lo que pasa Colombia”, reiteró Valencia al añadir que estos se deben renegociar para proteger a las empresas colombianas con medidas de compras públicas, subsidios y créditos condonables.

Diversificar, el camino

En este punto cabe decir que de acuerdo con un informe del Ministerio de Comerciosobre los TLC vigentes, el número de productos exportados (a nivel de partida) desde el 2000 hasta el 2019 se han mantenido estables en un promedio de 1.085. Sobre ello, hay que revisar cómo hacer más competitivo al país en dicha materia y diversificar su canasta exportadora.

Ibarra dice que la estrategia es importar exportadores. En otras palabras, atraer empresas que hagan de Colombia su centro de producción y desde aquí se despachen productos a otras naciones. Para él, una de las claves para diversificar las exportaciones colombianas -en gran parte concentradas en productos de industrias extractivas- es ponerle productos a los TLC, lo cual se lograría atrayendo empresas ancla.

“Me refiero a productos como vehículos eléctricos, a baterías para vehículos eléctricos, a paneles solares, a productos de energías renovables y agrícolas. Tenemos que cambiarles el color a nuestras exportaciones, hoy estas son predominantemente negras como lo es el carbón y el petróleo, tenemos que cambiarla por unas verdes que sean amigables con el medio ambiente”, agregó.

En línea con lo anterior, el directivo de Araújo Ibarra aprovechó para mencionar que en 2019 Colombia fue el peor de todos los países de la Ocde -club de buenas prácticas al que oficializó su ingreso este año-, al tener el PIB per cápita exportador más bajo. Mientras que en el mundo la cifra asciende a US$2.444 y en el promedio Ocde es de US$8.104, en Colombia apenas llega a los US$785, según cálculos propios de la firma con base en las estadísticas de comercio internacional.

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Entre las propuestas de Díaz, de Analdex, para diversificar las exportaciones está: lograr la diplomacia sanitaria con los países con los que actualmente el país cuenta con acuerdo comercial. “Productos como la carne, el pescado, los hortofrutícolas, los lácteos, los alimentos procesados, entre otros, tiene un alto potencial de ser demandados en los mercados internacionales”.

Para el líder gremial, lo anterior se requiere a través de tres medidas: una estrategia de negociación internacional, una interna de gestión sanitaria con una agenda nacional que enfatice en la salud pública, y otra de promoción de negocios y marca país, con un claro enfoque ofensivo.

Para Valencia, de Cedetrabajo, el país debe trabajar para ser más competitivo y esto solo se logra con inversión en infraestructura, energía y ciencia que se convierta en tecnología. Agregó que la Misión de Sabios planteó que el 70% del capital que necesita Colombia para alcanzar el 1,2% del PIB en ciencia y tecnología debe provenir de recursos públicos.

“Si seguimos pensando que el aprovechamiento de los TLC es con materias primas y recursos naturales, nunca se logrará la diversificación. Hay que invertir en productos y servicios con valor agregado. Si esto no se da, solo surgirán emprendimientos meritorios pero aislados. En los últimos 70 años el gran salto productivo del país ha sido pasar del café al aguacate, muy bien por los aguacateros que exportan, pero esto no sacará al país del atraso, porque con eso no se compran satélites, ni laboratorios”, resaltó Valencia.

Desde el Ministerio de Comercio le dijeron a Forbes que una de las estrategias de la política de comercio exterior, que han fortalecido en esta pandemia, “es justamente el aprovechamiento de los acuerdos comerciales. Junto con ProColombia, y como parte del plan de reactivación ‘Compromiso por Colombia’ para la post pandemia, se priorizaron 134 bienes y servicios que tienen oportunidades en 57 países, la mayoría socios comerciales de Colombia”.

¿Y el nearshoring?

Respecto a este punto, el directivo de Analdex dijo que es probable que las consecuencias económicas y sociales de la pandemia provoquen un rediseño en el funcionamiento de las cadenas de abastecimiento, migrando a procesos de comercio exterior regionales, a través de la diversificación de proveedores y relocalizando procesos productivos y tecnológicos estratégicos (nearshoring) en mercados más cercanos. De esto, Colombia podrá ser un actor clave.

Díaz agregó que el país cuenta con la oportunidad de cubrir los vacíos en la oferta de productos que se están generando en naciones como Estados Unidos o Europa, aprovechando los acuerdos comerciales vigentes desde el año 2012. Sin embargo, para ello privilegiará la calificación de los trabajadores, un clima de negocios propicio, un ambiente impositivo favorable y reglas de juego claras y estables.

Para Ibarra, “debemos regionalizar nuestro comercio exterior y en eso tenemos acuerdo con toda la región, con Estados Unidos, Canadá, México y así sea de alcance parcial con el Mercosur y el resto de los países de América Latina”. Pese a que EE. UU. es el socio principal de Colombia, el experto mencionó cómo está el país parada frente a otras naciones que tienen TLC con el mercado estadounidense.

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Sobre lo último explicó que, de los más de 200 países del mundo, solo 20 tienen acuerdo de libre comercio con EE. UU. -entre los cuales destacan Colombia y Perú por la calidad del TLC que se tiene-, sin embargo, mientras el total del PIB per cápita exportador de los 20 países en mención fue de US$2.074 en 2019, en Colombia esa cifra fue apenas de US$266. “Cuando uno analiza esos cerca de US$300, US$200 son petróleo y carbón que están en vía de extinción”, agregó Ibarra.

El directivo de Araújo Ibarra también expuso que, dadas las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el primero de estos -reconocido como el mayor importador del mundo- le dejó de comprar al país asiático, pero incrementó sus compras a otros países. Según cálculos propios de la firma, de US$80.500 millones que EE. UU. le dejó de comprar a China el año pasado, US$13.700 millones se le compraron a Vietnam, US$12.100 millones a México, US$8.500 millones a Taiwán, mientras que Colombia apenas logró US$300 millones.

Pese a lo anterior, los expertos de Analdex y Araújo Ibarra coinciden en que llegó el momento de aprovechar los TLC que tiene Colombia vigentes mientras que, en palabras de Valencia, si estos no se corrigen no habrá reactivación en Colombia. Así las cosas, quizás en lo que coinciden es en que debe reescribirse el rumbo de estos y diversificar la canasta exportadora.

Habrá que trabajar también en infraestructura, logística, capital humano, entre otras cosas para hacer atractivo y competitivo al país en el nearshoring. Tareas hay, pero oportunidades también.

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