José Francisco Aguirre, quien tuvo a cargo la mayor apuesta filantrópica de 2020 en Colombia, como director ejecutivo de la Fundación Santo Domingo, subrayó a Forbes que la empresa privada ha demostrado “una gran solidaridad” que contribuye a superar los retos sociales.

Cuando arrancó el año, el director de la Fundación Santo Domingo José Francisco Aguirre, se alistaba para sacar una convocatoria de ciudades sostenibles, en línea con los enfoques en educación, medio ambiente, salud y desarrollo territorial que estaban definidos en su planeación estratégica, pero la pandemia le impuso un reto superior: gestionar la mayor apuesta filantrópica de Colombia de 2020.

“El venir de la pandemia nos alertó que teníamos que operar de una forma distinta”, le dijo Aguirre a Forbes. “Activamos un protocolo que tenemos para situaciones de emergencia, que hemos construido en 60 años de existencia”. En cuestión de días, estaba sustentando una propuesta ante la familia Santo Domingo, que había construido articuladamente con líderes de todo el grupo empresarial y a la que se terminaron sumando más de 90 aliados.

Empezaba abril y Alejandro Santo Domingo —quien con una fortuna de $3.400 millones se ubica en los listados de Forbes como uno de los tres más ricos de Colombia y uno de los 300 más ricos de Estados Unidos— firmó una carta como presidente de junta directiva de la Fundación Santo Domingo en la que anunciaba que desde esta familia —accionista de AbInBev y dueña del Grupo Valorem— se donarían al país $100.000 millones para enfrentar la crisis que desató la propagación del COVID-19.

En seguida, Aguirre con un equipo de más de 200 personas ponía en marcha una primera etapa de reacción de mitigación de riesgos, que focalizaba los esfuerzos en seguridad alimentaria, salud, bienestar y convivencia.

Según reportó la Fundación Santo Domingo, de los $50.000 millones ejecutados en esta primera etapa, cerca de $30.000 han sido para el tema de salud. Esto incluyó el fortalecimiento de laboratorios para pruebas de diagnóstico, la donación de 1 millón de elementos de protección personal y el fortalecimiento en la capacidad de atención de hospitales, mientras que paralelamente entregaban más de 370.000 mercados con el acompañamiento de Almacenes Éxito y Tiendas D1 -que hace parte del grupo-.

“Estas estrategias se volvieron cruciales”, comenta Aguirre al mencionar la implementación de la plataforma Porque Quiero Estar Bien, que, junto a medios como Caracol Televisión, El Espectador y Pulzo —que son de los Santo Domingo— pretende brindar orientación en bienestar emocional, psicológico y social de los colombianos.

Para 2021, el director de la Fundación Santo Domingo acota que “la prioridad es la reactivación económica” destinando cerca de $30.000 millones a créditos para que empresarios de la región Caribe puedan mantener empleos y sostener sus negocios, a través de la unidad de microfinanzas que opera en Barranquilla y Cartagena y que cuenta con garantías del Fondo Nacional de Garantías en un 80% o 90%.

Además, respaldaran proyectos en educación, debido a la inequidad en el sistema educativo que se ha profundizado por la falta de acceso a conectividad y equipos en los hogares de bajos ingresos. “Se ha evidenciado la gran brecha en la que vivimos”, añade Aguirre. “Es ver cómo logramos impactar un cambio en el modelo educativo y que mitiguemos un factor pobreza”.

La emergencia sanitaria y económica que ocasionó una crisis sin precedentes despertó un alto sentido de solidaridad en el sector privado. Iniciativas como ‘Colombia cuida y Colombia’ y ‘Ayudar nos hace bien’ han sumado a una infinidad de organizaciones. Pero durante 2020, fueron destacables tres grandes donaciones filantrópicas a contener los efectos de la pandemia: los $75.000 millones que José Miguel Cortés anunció a través del Grupo Bolívar, los $80.000 millones entregados por Luis Carlos Sarmiento Ángulo y los $100.000 millones de la Familia Santo Domingo.

“La reactivación económica no depende de los lineamientos de los gobiernos nacional y locales, sino de una articulación interinstitucional. Hemos visto que la empresa privada, por sus recortes empresariales ha recortado sus recursos de filantropía y entidades públicas han suspendido contratación con entidades sin ánimo de lucro, por eso resultan importantes las iniciativas ayudan a sacar adelante los retos sociales. Hemos visto un capitalismo consciente de empresas privadas que salen a hacer acciones importantes”, refiere Aguirre. “Viene una etapa de responsabilidad extendida del sector privado, para mitigar estos problemas”.