A punto de despedir el 2020, las miradas están puestas en el año que viene y la tracción que el rebote económico podría tener sobre otros indicadores como el desempleo, la actividad productiva y la pobreza. ¿Tendrá suficiente fuerza el 2021 para recuperar lo que el 2020 se llevó?

Tanta ha sido la incertidumbre que ha traído el comportamiento de la pandemia en el país que los expertos han tenido que plantearse distintos escenarios para lograr acercarse lo más que se pueda a las cifras que finalmente dejará el ‘gran confinamiento’. De este escenario no han sido ajenas las cuentas del Ministerio de Hacienda, que al inicio reflejaban el optimismo de la cartera pero que, acercándose al cierre de año, el realismo se ha encargado de aterrizar tanto para 2020 como para 2021.

Para ampliar el ejemplo citado, en junio el Ministerio de Hacienda esperaba una caída del PIB nacional de 5,5 % este año y un rebote de 6,6 % en 2021. Sin embargo, cinco meses después estas proyecciones se ajustaron a -6,8 % para 2020 y 5 % para 2021, más en línea con lo que está esperando el mercado. Tras ir dejando al 2020 en el pasado, las preguntas se empiezan a perfilar de cara al 2021 y entre las principales está conocer si el rebote generará importantes efectos en la economía, especialmente en el empleo, la actividad productiva y la pobreza.

¿El empleo para cuándo?

Sin restarle importancia, más allá de dar la discusión de los ajustes estructurales que requiere el mercado laboral colombiano para permitir un mayor y fácil tránsito de los informales a la formalidad y de los desempleados a la ocupación, Forbes consultó expertos para conocer su visión sobre la relación que puede tener el rebote económico de 2021 con la reducción de la tasa de desempleo, que este año, al menos, superaría el 15 %.

Antes de conocer la estimación de los analistas, vale revisar las cifras del equipo técnico y la subgerencia de política monetaria e información económica del Banco de la República sobre el asunto en mención -que muestran un rango de descenso gradual en la tasa de desempleo (TD) en 2021-.

En el informe de política monetaria del Emisor, presentado en octubre, se estima que el crecimiento económico en 2020 estaría entre -6,5 % y -9 % y en 2021 estaría entre 3 % y 7 %, un rango que dependerá de la magnitud del choque del año en curso. En línea con ello, el reporte de mercado laboral de octubre dice que se prevé “que la TD nacional terminaría 2020 entre el 15,1 % y el 16,9 %, dejando su nivel promedio para 2020 entre el 15,9 % y el 16,7 %. Para 2021 se espera una caída gradual que dejaría su nivel promedio entre el 14 % y el 16,3 %”.

Martha Elena Delgado, directora de análisis macro y sectorial de Fedesarrollo, explicó que con una proyección del PIB de -6,5 % para este año y un crecimiento de 4,4 % en 2021 esperan “que la tasa desestacionalizada se ubique este año promedio en 16,3 % y la desestacionalizada 2021 promedio en 11,1 %. Es una disminución de 5 puntos porcentuales (pps), más que todo por la tracción del crecimiento económico que esperamos con el rebote del próximo año”.

Felipe Campos, director de investigaciones de Alianza Valores, añadió que con unos supuestos de PIB de -7,2 % para 2020 y de 5 % para 2021, el desempleo se reduciría en 15 puntos básicos pasando de un promedio de 16,3 % en 2020 a 14,9 % el otro año.

Delgado añadió que para el próximo año se esperaría que a medida que se ha dado la reapertura y la reactivación, se puedan tener, más allá del rebote, las condiciones que se necesita para que la recuperación de la tasa de desempleo se dé -que los vínculos entre empleados y empleadores no se hayan roto de una manera tan dramática y que se puedan volver a construir de manera relativamente sencilla-. Para ella, serán claves las acciones de política pública en términos de subsidio al empleo y de créditos a las empresas para que mantengan su aparato productivo funcionando.

Otra de las preguntas que se derivan del punto en mención es si más allá del rebote hay alguna característica adicional que deba tener el 2021 para bajar el alto desempleo con el que se espera cerrar este año. En palabras de Juan Pablo Espinosa, director de investigaciones económicas de Bancolombia, siguen siendo absolutamente necesarias las reformas que permitan una operación más flexible y eficiente del mercado laboral.

“Eso incluye aspectos como permitir esquemas de contratación más flexibles, revisar el mecanismo de fijación del salario mínimo, reducir también un poco la carga o costo laboral para empleadores formales y todos aquellos elementos que integrarían una reforma laboral que aún no sabemos si va a formar parte de la agenda legislativa que el Gobierno Nacional va a plantear el año entrante”, agregó Espinosa.

Además de coincidir con lo anterior, Campos, de Alianza Valores, destacó que el principal factor de riesgo para 2021 seguirá siendo la evolución del virus. “De no existir nuevas cuarentenas o restricciones a la movilidad, el desempleo de 2021 debería reducirse, simplemente por el hecho de no contar con meses de parálisis económica como los vividos en 2020”.

Desde la perspectiva gubernamental, José Manuel Restrepo, ministro de Comercio, resaltó en el Foro de Negocios Forbes que en el plan de reactivación Compromiso por Colombia, “en el capítulo de empleo, se incluye la dosis de infraestructura, la aceleración de la estrategia ‘Concluir, concluir, concluir’ que incluyó el Túnel de la Línea, pero también $2 billones para acelerar las obras de vías terciarias (…) Hasta $2 billones en incentivos para industrias creativas, otra estrategia de aceleración”.

Sobre lo anterior vale recordar que, en el discurso de instalación del nuevo periodo legislativo del Congreso el pasado 20 de julio, el presidente, Iván Duque, resaltó que con una inversión de más de $100 billones -en distintos sectores de la economía colombiana- se esperan crear en los próximos años más de 1 millón de empleos directos e indirectos.

Retomar niveles prepandemia

Recientemente, el equipo técnico del Banco de la República estimó que en 2021 el país no retornará a los niveles de la actividad productiva que se veían en 2019, antes de que la pandemia llegara a Colombia. Por esta razón, se le preguntó a los expertos si habría alguna manera de que se viera una rápida recuperación de la economía el próximo año con el rebote estimado.

Para Delgado, de Fedesarrollo, con el 4,4 % que estiman para 2021 no se llegaría a niveles prepandemia el próximo año, sino que para ello pasarán al menos tres años. Más allá del rebote, la experta dice que igual la economía va a quedar resentida el año que viene, hasta que haya una solución permanente a la pandemia.

“Va a estar resentida por todo lo que sucedió este año y porque hay unos sectores que no van a estar operando al 100 %. Se va a demorar (la recuperación) mientras construimos nuevas empresas, nuevos capitales ya sea físico o de capital humano, entre otros (…) Además, el otro año hay incertidumbre porque seguiremos en pandemia y así la economía esté abierta, la demanda va a estar un poco resentida hasta que no tengamos una solución permanente”, dijo Delgado.

El experto de Bancolombia señala que, en el escenario base que tienen, en 2021 no se va a volver a los niveles de economía que se tenía antes de la pandemia. “Nosotros estamos pronosticando en ese escenario central que al cierre de 2021 el tamaño de la economía va a ser 98 % del que se tenía al cierre del año anterior y solamente en nuestro escenario optimista en el 2021 podría haber ese tipo de recuperación más acelerada que nos ponga sobre niveles más altos”.

En línea con lo anterior, Espinosa añadió que ver niveles de recuperación más acelerados en 2021 dependería en gran medida de cómo se resuelva el tema de la pandemia. Para él, hay dos elementos que podrían jugar en favor de ello: primero, que no haya incidencia grande de nuevos contagios en Colombia que obligue a adoptar nuevas medidas restrictivas, es decir, que se logre convivir de la mejor manera con el virus; segundo, que el país esté preparado para distribuir la vacuna dado los retos logísticos que ello contrae, además de adquirirla pronto.

Desde la perspectiva de Campos, de Alianza Valores, “es difícil imaginar un escenario en donde en un solo año se logre recuperar lo perdido por la pandemia, pues a pesar de que las cifras de crecimiento del próximo año serán muy positivas (sobre todo en el segundo y tercer trimestre) la pérdida de productividad que dejó el 2020 es muy significativa”.

“Es difícil imaginar un escenario en donde en un solo año se logre recuperar lo perdido por la pandemia, pues a pesar de que las cifras de crecimiento del próximo año serán muy positivas (sobre todo en el segundo y tercer trimestre) la pérdida de productividad que dejó el 2020 es muy significativa”.

FELIPE CAMPOS, Director de investigaciones de Alianza Valores

El analista agregó que “para lograr alcanzar los niveles de actividad económica precovid sería necesario incrementar fuertemente la productividad del país acelerándola por encima del registro de 2019, pero además de eso será necesario que nuestros socios comerciales (y en general el resto del mundo) superen los niveles de productividad previos al 2020”. Resaltó que seguramente al mercado laboral le tomará entre dos y tres años en regresar a niveles prepandemia (10,5 % en 2019).

El otro reto: la pobreza

Este será uno de los temas que deberán estar en la agenda, pues en 2019 se vio un incremento sustancial de la pobreza en términos de ingresos en todo el país y en mayor proporción en los territorios rurales. La pobreza monetaria en el total nacional pasó de 34,7 % de la población en 2018 a 35,7 % en 2019, mientras la monetaria extrema pasó de 8,2 % a 9,6 % en 2019, según el Dane.

De otro lado, en la ruralidad la pobreza monetaria pasó del 46 % en 2018 al 47,5 % de la población el año pasado, y la monetaria extrema incrementó en más de 3 puntos porcentuales (pps) pasando de 16,2 % a 19,3 % el año pasado. Estas cifras llaman la atención porque fue un buen año para el crecimiento de la economía en 2019, lo que indicaría que, tras el paso del coronavirus y las medidas para contenerlo en 2020, los datos seguramente mostrarán deterioros pese al rebote económico esperado.

Foto: Vannessa Jimenez / Getty Images.

Aunque se prevé el destino de los indicadores para el año de la crisis, habrá que enfocarse en qué caminos se pueden tomar desde ya para sacar lo más pronto posible a la población que ya estaba en pobreza y a los nuevos pobres.

Roberto Angulo, experto que trabajó en los cambios metodológicos que hizo el Dane de los datos de pobreza y socio fundador de la firma Inclusión, explicó a Forbes que el choque covid afectó a toda la población. “Incluso se va a ver una reducción de la clase media de aproximadamente unos 4 puntos porcentuales (pps). Este choque ha impactado con más fuerza a los pobres y vulnerables. Y dentro de los pobres: a las mujeres, a los jóvenes y a los informales”.

Para él, se debe trabajar una estrategia de inclusión productiva de los grupos citados previamente y para eso hay que juntar la política de reactivación con una social y hacerlo de manera simultánea. En el caso de las mujeres es enfático en la necesidad de liberarlas de la carga de cuidado que tienen, por lo cual la apertura de jardines infantiles y colegios es fundamental. En sus palabras, la reactivación económica de mujeres es un triángulo que une las oportunidades económicas y de empleabilidad, el lado del acceso a oferta para formación para el trabajo y el sistema de cuidado.

Por el lado de los jóvenes, la estrategia de inclusión productiva se podría apalancar en la plataforma de Jóvenes en Acción para juntar a actores públicos y privados en la reducción de los ninis (que no estudian ni trabajan). La reducción de estos se combate por esos dos canales: educación terciaria y empleabilidad. “Esta plataforma debería ampliarse y tener un Jóvenes en Acción Plus para la recuperación, que adicionalmente tenga un sesgo deliberado a mujeres (con mayor desempleo juvenil)”, destacó.

Desde el punto de vista de la informalidad, la estrategia propuesta por Angulo iría más allá de reducir los costos laborales. “En toda esta informalidad en la que vivimos, que es casi la mitad de la fuerza de trabajo, más del 70 % de los micronegocios de Colombia están en manos de informales, en toda esta informalidad deberíamos empezar a identificar cuáles son esos negocios que tienen vocación de formalización y llegarles con una agenda de productividad y extensionismo tecnológico. Creo que la reducción de informalidad no solo laboral, sino de establecimiento es el punto en donde se junta la reactivación económica con la reducción de pobreza”.

Desde la visión de Natalia Galvis, consultora en política social, hay distintas fases que atender. En la de mitigación (corto plazo), hay que mantener e incluso ampliar los programas que tiene el país para darle liquidez a los hogares, “pero sin lugar a duda hay que modificarlo para que refleje de verdad el perfil cambiante de la población pobre (…) Las transferencias tienen que adaptarse y ampliarse la cobertura, de tal manera que se incluya a la población que ya era pobre, pero también a los nuevos pobres. Es decir, a la clase vulnerable que ha descendido a la condición de pobreza dado el choque por el covid”.
Galvis agregó que los programas para mantener y recuperar el tejido productivo perdido en la crisis como el Programa de Apoyo al Empleo Formal (Paef) con sesgos a mujeres -vigente hasta marzo- deben mantenerse por lo menos hasta que haya menor incertidumbre por la pandemia. Además, se debe fortalecer el reentrenamiento del capital humano para hacer una reconversión laboral -sobre todo de mujeres y jóvenes- para que puedan adaptarse a los trabajos demandados tras el cambio social por el coronavirus.

“No podemos dejar las políticas a la mitad de la población en edad de trabajar que desempeña actividades informales. Y para la pobreza rural, la ruta está trazada: hay que implementar los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet)”.

NATALIA GALVIS, Consultora en política social

Otro de los temas que la experta puso sobre la mesa son las pocas alternativas para los trabajadores del sector urbano informal y para combatir la pobreza rural, los dos sectores que podrían ser los más difíciles de sacar de esta condición. Para el primer grupo en mención, resaltó que se debe empezar a discutir una reforma laboral: “No podemos dejar las políticas a la mitad de la población en edad de trabajar que desempeña actividades informales. Y para la pobreza rural, la ruta está trazada: hay que implementar los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet)”.

Sobre lo último, Galvis resaltó que hay que madurar los proyectos “que fueron alternativas discutidas en tres fases: veredal, municipal y subregional para que se empiecen a ejecutar en la menor brevedad”, que apoyarían la reducción de brechas para estas zonas -muchas de ellas expuestas al conflicto armado durante muchos años-, aceleraría su desarrollo y mejoraría las condiciones de vida de sus habitantes.

Aunque el rebote económico de 2021 puede ser generoso con la economía colombiana tras la magnitud de la contracción esperada para 2020, el mercado laboral, la actividad productiva y la pobreza no solo verán mejoras por el rebote en sí, sino que habrá que fortalecer otras agendas para agilizar una recuperación más pronta y estable en estos indicadores en mención.