Tanto analistas, sindicatos y empresarios acudieron a estos indicadores para hacer sus propuestas de incremento salarial el próximo año, dada la magnitud de la crisis del 2020. Expertos dicen que será necesario revisar otro tipo de ayudas para impulsar la recuperación económica y laboral.

Dado la magnitud de la crisis económica y social que enfrenta el país a raíz de la pandemia, la recuperación económica y laboral fueron una de las cartas que estuvieron presentes en las discusiones del incremento del salario mínimo vigente para 2021, que terminó siendo decretado por el Gobierno en 3,5% por falta de acuerdo entre los empresarios y sindicatos.

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Para los empresarios un aumento del salario mínimo por arriba del 2,7% -propuesto por ellos- podría afectar la recuperación económica y laboral del país dado que la productividad fue negativa, la contracción esperada para la economía este año es una de las más profundas de los últimos periodos y la inflación es baja. Sin embargo, en contraposición, los sindicatos aseguraban que de no subirse 13,9% el salario, los hogares no tendrían cómo aportar a la recuperación.

Con base en este contexto y tras confirmarse que el salario mínimo básico -sin incluir subsidio de transporte- pasará de $877.802 en 2020 a $908.526 en 2021 ($30.724 más) y que el mínimo total (incluido el subsidio de transporte) incrementará en $34.322 a $1’014.979, Forbes consultó a analistas y directivos gremiales para saber qué tanto impacto tendrá dicho aumento en la recuperación económica y del empleo en 2021, además, qué otras medidas son necesarias para la reactivación.

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En palabras de Mario Valencia, director del Centro de Estudios de Trabajo (Cedetrabajo), el incremento no es óptimo para la recuperación porque la pérdida del nivel de ingreso de los trabajadores del mínimo en 2020 fue de 12,2%, superior al aumento salarial. En ese sentido, “no es posible que haya una reactivación porque la crisis económica de Colombia enfrenta no solo un problema de ofrecer productos al mercado, sino (…) porque la gente no tiene la capacidad de demandar los bienes y servicios que necesita. Un incremento de 3,5% no va a generar que la demanda aumente significativamente como se espera en unas medidas de reactivación”.

No obstante, para Maribel Castillo, directora del programa de Economía de la Universidad Javeriana de Cali, la discusión sobre el salario mínimo puede desviar la atención respecto a la gravedad del mercado laboral de los que ganan menos de ese salario que son más de 10 millones de personas. Para ella no está bien suponer que el incremento (superior a la inflación) tendrá un peso significativo en los ingresos, razón por la que “se debe incorporar de forma urgente una política de transferencias con equidad”.

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Para Mauricio Olivera, exviceministro de Trabajo y director de Econometría, es difícil hablar de un punto óptimo en el incremento para 2021, “pero creo que trata de cubrir dos cosas importantes. En el primero, que no fuera un crecimiento muy alto que afectara al desempleo y la informalidad y por otro lado, que los hogares tuvieran más ingresos para poder consumir y jalonar un poco la demanda”.

En línea con lo anterior, Rosmery Quintero, presidenta de Acopi (gremio de las mipymes), el incremento del 3,5% del mínimo, por encima de la inflación, que podría cerrar por debajo del 2%, da “un margen importante para los trabajadores que de alguna u otra manera mejora la situación económica de los hogares”.

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¿Y el empleo?

Según explicó Jorge Llano, vicepresidente técnico de Asofondos, en su cuenta de Twitter, el crecimiento real del mínimo ha estado por encima del 2% durante tres años seguidos (2019, 2020 y 2021), cifras alejadas de la productividad. Llano agregó que el promedio del crecimiento real del mínimo en los últimos 10 años ha sido 1,7% mientras que el promedio de la productividad en ese mismo periodo ha sido de 0,26%. Para él, dicha disparidad “agranda fuertemente los problemas que hoy se tienen, alto desempleo y alta informalidad”.

Sobre este punto, Olivera resaltó que los nuevos empleos se tienen que generar a través de otros mecanismos, siendo el número uno la formación para el trabajo con base en lo que está requiriendo el mercado. Explicó que el incremento del mínimo podría frenar “un poco el crecimiento del empleo formal si no hay otras medidas de recuperación y si la economía no se recupera, puesto que (el mínimo) creció el doble de la inflación”.

Para Valencia, el directivo de Cedetrabajo, el incremento del mínimo no afecta la generación de empleo porque la demanda laboral “corresponde a una necesidad de creación de capital y de riqueza, ningún empresario contrata trabajadores por buena persona, los contrata porque los necesita (…) La generación de empleo se está viendo impactada porque el entorno de negocios del país es hostil a la creación de empresas. La forma de cambiar esta situación es con políticas públicas que generen entornos de negocios amigables para atraer inversiones y crear empresas en sectores de alta capacidad de valor agregado”.

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Según Castillo, el impacto en la generación de nuevo empleo en el sector formal va requerir de acciones de política que incluyan inversiones públicas y apoyo a las organizaciones porque ha sido el empleo formal el de más lenta recuperación luego del desconfinamiento. Añadió que el enfoque de género es fundamental dado que las mujeres han sido de las más golpeadas por el desempleo y la inactividad. “Por tanto, el efecto del incremento del salario no limitará en términos reales la creación de empleo”.

Por último, la presidenta del gremio de las mipymes colombianas explicó que “se tiene entendido por diferentes análisis que cada vez que ha incrementado nominalmente de manera significativa el mínimo ahí siempre hay una relación directa de mayor desempleo”. Sin embargo, para la recuperación no solo el salario mínimo es el elemento fundamental a tener en cuenta dado que seguramente en 2021 continuará la incertidumbre respecto al desempeño de la pandemia y las vacunas.