Para hacer frente a la pandemia, los países latinoamericanos deben diseñar programas específicos para reiniciar o rescatar sus economías informales, asegura la consultora de riesgos y estrategias.

América Latina crecerá 3.7% en 2021, de acuerdo con las estimaciones de Banco Mundial, esto se dará si hay medidas adecuadas para mitigar la pandemia y sobre todo que las campañas de vacunación sean efectivas, ya que de lo contrario la recuperación prevista puede ser lenta, estima el gerente general y asociado para México, Centroamérica y El Caribe de Control Risk, Daniel Linsker.

“La vacunación efectiva y rápida de gran partes de una población será el principal factor de recuperación de la economía de un país, permitiendo retomar cierto grado de normalidad – con cierto nivel de confianza- y estimulando conjuntamente la inversión, la producción y el consumo”, estima el directivo de Control Risk.

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Al igual que Control Risk, Banco Mundial prevé que la recuperación se dará si se distribuyen de forma rápida las vacunas, además de que se estabilicen los precios de los principales productos básicos y mejoren las condiciones externas.

No obstante, Banco Mundial señala que el repunte económico será muy débil en un escenario negativo, en el que se retrase la distribución de las vacunas, con efectos económicos secundarios, el crecimiento podría ser aún menor, del 1.9%.

En cuánto a los riesgos y desafíos para la región, Linsker señala que el principal desafío para la región de América Latina será encontrar una respuesta a este reto (pandemia) político, social y económico, redefiniendo la relación entre estado y ciudadano, y el rol de las instituciones políticas, sociales y económicas en el mismo.

A continuación, la entrevista con el gerente general y asociado para México, Centroamérica y El Caribe de Control Risk, Daniel Linsker.

¿Cuáles son los desafíos en términos políticos, económicos y sociales, a los que se enfrentará América Latina en 2021?

El principal desafío en la región será encontrar el balance correcto en el gasto en mitigación de los impactos sociales y económicos de la pandemia con los pocos recursos disponibles y un entorno de austeridad – todo en un contexto de gran descontento con el estatus quo político en la región. Con el riesgo de una generalización, si recordamos la región pre-pandemia la gran mayoría de los países estaban atravesando por una crisis de representatividad y un descontento generalizado con el estatus-quo, manifestado ya sea en las calles (como en Chile, Colombia, Ecuador, Bolivia) o en la elección de candidatos símbolo de rompimiento con el balance político (como en Brasil y Mexico).  Ese descontento y esa crisis, sin importar cual haya sido el detonante original de las protestas (corrupción, eliminación de subsidios, etc..) no solo sigue ahí sino la pandemia hará que sus expresiones se hagan aún más visibles, con incrementos marcados en problemas específicos y persistentes como desigualdad, pobreza, exclusión, mala calidad de servicios públicos y también corrupción política e inseguridad. El principal desafío -diría que generacional- entonces será encontrar una respuesta a este reto político, social y económico, redefiniendo la relación entre estado y ciudadano, y el rol de las instituciones políticas, sociales y económicas en el mismo.

¿Qué medidas económicas deben mantener los gobiernos latinoamericanos o cambiar para hacer frente a los efectos de la pandemia?

Podemos hablar mucho de subsidios, reducción de impuestos, suspensión de ciertos pagos, etc… pero creo que cada país, según su matriz económica y posición financiera en el 2021, tendrá que adoptar o mantener políticas especificas para hacerle frente a la pandemia. Sin embargo, hay dos puntos clave que todos tendrán que enfrentar efectivamente si quieren retomar un crecimiento rápido y reducir el impacto económico – la vacunación y la economía informal. La vacunación efectiva y rápida de gran partes de una población será el principal factor de recuperación de la economía de un país, permitiendo retomar cierto grado de normalidad – con cierto nivel de confianza- y estimulando conjuntamente la inversión, la producción y el consumo. En la vacunación es donde potencialmente esta el mayor riesgo para la región – quedarse “rezagado” del rebote económico mundial por programas de vacunación lentos o chicos, y de igual forma de crear mayores desigualdades entre países y dentro de los países.  El segundo punto, la economía informal, es muy crítico por su impacto social y económico. Creo que los países de América Latina, si quieren hacer frente a los efectos de la pandemia, tendrán que diseñar programas específicos para reiniciar o rescatar sus economías informales – un reto enorme considerando no solo el tamaño sino precisamente la falta de información y conocimiento sobre la misma por su condición.

Desde su perspectiva, ¿qué sectores impulsarán el crecimiento económico en América Latina durante 2021?

Creo que en gran medida serán los sectores primarios de la economía, y en el caso de Mexico y Brasil agregaría la manufactura – en especial en el primero por la entrada en vigor del TMEC y tendencias marcadas hacia el near-shoring o al robustecimiento de cadenas de suministro, haciéndolas más cortas. La exportación de materias primas y productos agrícolas será probablemente la primera en jalonar el crecimiento económico, en especial a medida que las economías avanzadas regresen a cierta normalidad, mientras que los servicios y el consumo tardaran mas en retomar el crecimiento, en parte por el impacto que ha tenido la pandemia sobre el ingreso básico de las familias y la generación de utilidades empresariales para la gran mayoría de empresas en la región. Es muy probable que la inversión privada – que de cierta forma no se vio tan negativamente afectada como se esperaba- muestre señales claras de cautela y poca actividad – muchas de las empresas verán reflejado el impacto del 2020 en su presupuesto de inversión y gasto para el 2021, y la incertidumbre (y los mercados) probablemente las alejara de buscar deuda adicional.  Finalmente, habrá países donde se busque incentivar el crecimiento económico mediante inversión y gasto publico – pero el impacto de estos será limitado debido a su importancia relativamente menor sobre las economía de los principales países de la región. Lo que es claro es que se crecerá, pero tomara todavía por lo menos hasta el 2022 para volver a los niveles y tamaños de la economía de la pre-pandemia.

En términos de notas crediticias, ¿cómo les irá a los países latinoamericanos?

Con la clara de excepción de Argentina – sumida en una larga batalla con su deuda- a casi todos los países les ira relativamente bien. Las grandes economías de la región en general traían unas finanzas publicas sanas por lo cual han logrado incrementar gasto y/o deuda sin poner en juego su estabilidad y capacidad de pago a mediano y largo plazo. Mas allá de la ola limitada de cambios en las perspectivas (de positivo/estable a negativo) de la mayoría de las calificadoras, no es tan probable que se vean grandes bajas en las calificaciones crediticias en los países mas grandes de la región. Si llegan a ver casos de “default” soberano o de cesación de pagos, estos serán o por motivaciones políticas más que por incapacidad de pago.