Para el economista francés, Thomas Piketty, debería haber mayor acceso a la información sobre los fondos e impuestos individuales en el mundo para tener un sistema tributario más equitativo.
Para el reconocido economista, Thomas Piketty, la transparencia sobre la distribución del ingreso en muchos países ha disminuido, y aunque dice no saber si la pandemia ha empeorado las cosas en esta materia, “al menos no las mejora”, lo cual termina afectando la equidad en los sistemas tributarios.
En sus palabras, el sistema económico mundial se encuentra organizado “de tal manera que usted puede trasladar sus fondos a donde quiera sin ninguna conminación internacional sobre quién es dueño de qué y quién paga qué impuestos y dónde. Esto es lo que hay que cambiar”.
Aunque Piketty, quien habló con Forbes y otros medios durante un encuentro virtual tras participar en el Hay Festival Medellín, espera que la crisis actual se pueda utilizar para conseguir “un mejor y más equitativo sistema económico”, dice que para pasar a un sistema con dichas cualidades habría que avanzar en términos de transparencia tributaria. En otras palabras, dice, se deberían poner sanciones a los países que no quieran cooperar con información sobre impuestos y fondos individuales.
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A lo anterior agregó que “el big data es principalmente para monopolios tecnológicos privados. Pueden recopilar toda nuestra información personal privada y hacer lo que quieran con ella, pero en lo que respecta a la administración pública y la administración tributaria pública, en realidad no hay autorización en términos de transparencia sobre los fondos y los impuestos individuales”.
El experto complementó su idea diciendo que las sanciones a los países no se harían en términos de proteccionismo, sino que “tiene que ser en nombre del objetivo universal de una mayor justicia económica y social. Si comercias con otro país que no quiere transmitir información sobre quién es el propietario de lo que estamos transfiriendo, el nivel de impuestos (…) tiene que haber alguna sanción”.
¿Es tiempo de reformas?
Dadas las complejidades en términos de deuda e ingresos de los países de América Latina, Piketty considera que sí se deben hacer reformas tributarias, pero enfatizó en que “es tiempo para mayor equidad en Latinoamérica” y agregó que “para crecer se necesita mayor equidad en acceso a educación y a servicios de salud”.
Para él, debe haber una reforma tributaria estructural que haga que los grupos más ricos contribuyan más a los presupuestos y gastos sociales de los países. Esto pues en muchas naciones los que cuentan con mayores recursos incluso reportan no tener ganancias en sus formularios de impuestos, pero si tienen mucha riqueza, razón por la que “debemos utilizar tanto la renta como la riqueza como indicadores de su capacidad para contribuir a la tributación” y a la financiación de los servicios públicos.
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Así mismo, resaltó que para recomponer la relación entre crecimiento económico e inequidad, hay que involucrar más a la ciudadanía en la discusión económica, “los temas económicos y financieros no son temas técnicos, son temas en los que todos deberían preocuparse y tener una opinión”.
Para ello, “creo que tenemos que democratizar el conocimiento económico e histórico, para que la gente pueda participar en estas discusiones (…) sobre la tributación progresiva de los multimillonarios, el cambio en los sistemas tributarios”, enfatizó al añadir que lo anterior se traduce en participación política, la cual “no puede venir de arriba, esto tiene que venir de abajo y crecer hasta la movilización”.
Globalización desigual
Otro de los temas que mencionó Piketty es que tanto la presidencia de Donald Trump, como el Brexit “son las consecuencias lógicas de una globalización muy desigual”, que puede ocurrir en otros lugares del mundo y ya ha generado divisiones entre diversos grupos sociales.
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Tanto Estados Unidos como Reino Unido, son dos países que durante gobiernos de Ronald Reagan (1981-1989) y Margaret Thatcher (1979-1990), respectivamente, iniciaron un “nuevo tipo de laissez faire o promercado a favor de las empresas hacia la globalización en la década de 1980. En ese momento hubo mucho optimismo (…) con que este tipo de globalización generara más crecimiento para todos y se suponía que los ingresos y salarios de los estadounidenses o ciudadanos británicos se beneficiarían”.
Sin embargo, explicó que muchos de ellos no vieron un beneficio económico, por lo que considera que el partido conservador de Reino Unido y el Republicano de EE. UU. se volvieron “fácilmente escépticos contra la globalización y han sido muy nacionalistas en el enfoque”.
Pese a lo descrito, indica que “el partido Demócrata en EE. UU., también el partido Laborista y muchos partidos socialdemócratas en Europa realmente no son capaces de proponer una nueva globalización”. Por eso, agregó que en EE. UU. el gran reto para el presidente, Joe Biden, será que en los próximos años el partido Demócrata se reconcilie con los grupos sociales más bajos.