El recaudo de estos recursos por parte de los fondos privados y el Fondo Nacional del Ahorro será otra de las cicatrices que dejará el alto desempleo e informalidad colombiana tras la crisis. Su monto sentirá el flagelo de 2020.

Luego de un año difícil, los trabajadores dependientes en Colombia se alistan para ver reflejado el pago de sus cesantías correspondientes al 2020 en la cuenta de sus fondos este mes. Sin embargo, el mal desempeño del mercado laboral durante la crisis impactaría el recaudo de dichos recursos por parte de los fondos de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

El año pasado, el recaudo de cesantías correspondientes al 2019 creció 10,6 %, según la Superfinanciera. Este pasó de ser $8.68 billones en 2019 a $8.92 billones en 2020. De estos recursos, el 75,8 % ($6.7 billones) se recaudó a través de los fondos privados de cesantías (Protección, Porvenir, Old Mutual y Colfondos) y el 24,2 % restante ($2.1 billones) mediante el Fondo Nacional del Ahorro (FNA).

Tras dicho contexto, entrando en materia, cálculos de la Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantías (Asofondos), indican que tras un crecimiento de 11,3 % en el recaudo de 2020 correspondiente a 2019, el de 2021 caería a cerca del -3 %, primera vez en la historia reciente del país. De cumplirse dicha expectativa, el recaudo caería a niveles de $6.44 billones. Este sería el monto de los fondos privados, sin contar al Fondo Nacional del Ahorro.

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Resolviendo uno de los temas planteados previamente, sobre por qué el mal desempeño del mercado laboral les pega a las cesantías, vale mencionar que al ser estas una especie de ahorro que tienen los trabajadores que cuentan con una relación laboral con un empleador, sea su vinculación a través de un contrato a término fijo o indefinido, a mayor desempleo e informalidad, menos personas tendrán salarios por los que los empleadores realicen los pagos a dicha prestación social en Colombia.

Por estas razones, se espera que el recaudo de 2021 se vea afectado. Y es que, por ejemplo, en mayo del 2020 el desempleo se trepó al 21,4 %, marcando la peor cifra mensual de la que tiene registro el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), al menos desde la serie de 2001. Aunque desde el quinto mes del año pasado la tasa de desempleo ha mostrado leves recuperaciones esta no llegaría a un solo dígito en un buen tiempo. Mientras tanto, la informalidad se aproxima al 50 %.

¿Qué pasa con las cesantías en Colombia?

Antes de entrar en otros detalles hay que tener claro que el objetivo de las cesantías es brindar un auxilio monetario cuando la persona termine su relación laboral (dependiente), pero también las pueden usar quienes voluntariamente (independientes) hagan aportes a estas. Además, cabe recordar que entre sus principales usos está: servir como un auxilio en caso de desempleo; adquirir, mejorar o construir vivienda, y financiar la educación superior del trabajador, sus hijos o cónyuge.

Aunque para los expertos las cesantías, como su nombre lo indica, deberían ser un ‘colchón’ para cuando las personas se queden en condición de cesantes -sin empleo-, esta cultura es poco respetada o tenida en cuenta en Colombia y debería fortalecerse. De acuerdo con datos de la agremiación de los fondos de cesantías privados, Asofondos, entre febrero y abril se hace la mayoría de los retiros de cesantías en el año. En sus usos, lo que más pesa por lo general es vivienda (compra y mejoramiento) y luego terminación de contrato.

Histórico de retiro mensual

En palabras de Jorge Llano, vicepresidente técnico de Asofondos, “las cesantías son el mejor apoyo para enfrentar una contingencia laboral, pero para cumplir a cabalidad con ese objetivo la política pública también debe propender a que los usos de estos recursos estén más asociados al mercado laboral y menos a otros fines”.

Respecto a qué ideas serían buenas para llegar a dicho objetivo, el directivo destacó que hay algunas que podrían estudiarse, entre estas resaltó tres. En la primera mencionó que se podría analizar eliminar el uso de “mejoramiento de vivienda”; en la segunda, que la cláusula terminación de contrato para el retiro de las cesantías se modifique o especifique mejor, pues si una persona cambia de empleo podría retirarlas y no sería usada entonces como un seguro de desempleo; en la tercera opción expone que solo un excedente debería ser retirado para que siempre haya un buen ahorro para el desempleo.

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Llano añadió que la política pública debería propender porque el nivel de ahorro agregado para contingencias laborales sea mucho más alto. Comentó que ven “con especial preocupación, que, por ejemplo, en los últimos 10 años se hayan retirado casi $11.5 billones para ‘mejoramiento de vivienda’. Estos recursos hoy serían fundamentales para que muchos hogares hubiesen podido enfrentar la coyuntura con más tranquilidad. Cumpliendo, en mayor medida, con los objetivos planteados para este ahorro”.

En línea con la visión de Llano, Mauricio Olivera, exviceministro de Trabajo y director de Econometría mencionó que, aunque sería bueno fortalecer las campañas de educación financiera frente a este tipo de temas, es necesario robustecer la obligatoriedad de las cesantías para el desempleo, que solo se puedan tocar con dicho fin y con ello disminuir los efectos negativos de no tener empleo.

Según expresó Olivera, en la mayoría de los países sobre todo en los desarrollados, el seguro de desempleo es una de las herramientas más importantes del mercado laboral. “Apenas la persona pierde el empleo, como está asegurada recibe unos ingresos y no se cae el ingreso de su hogar, en Colombia se intentó hacerlo de manera obligatoria, pero en el Congreso quedó de manera voluntaria y nadie lo está usando (para dicho fin)”.

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Lo anterior lo explicó el experto al mencionar que dicha obligatoriedad del retiro de cesantías se intentó dejar en firme en la ley que creó el mecanismo de protección al cesante, punto que no recibió el visto bueno del Legislativo, pero que habría sido de gran ayuda para los miles de colombianos que perdieron su empleo en medio de una de las crisis más profundas derivadas por el coronavirus.