El sueño de Daniela Castaño es convertir a su empresa Maíz Kernel en el 'Dunking Donuts' de las crispetas. A dos años de su nacimiento ofrecen sabores premium y venden al menos 1.000 unidades al día solo en Bogotá.

Convencida de que las crispetas no son un snack exclusivo de los cines, Daniela Castaño decidió dejar hace dos años su carrera como profesional en literatura para emprender con una idea de negocio que empezó en la zona de San Victorino, en Bogotá.

“Cuando visitaba ese sector siempre encontraba la típica comida callejera: empanadas o papas, que son la opción preferida de los colombianos. Pero, yo estaba convencida de que se podía introducir un nuevo momento de consumo: un snack económico, familiar a todos los gustos y  fácil de consumir. Así que a inicios de la temporada de Navidad de 2018, mi hermana y yo le apostamos a introducir las crispetas en el ecosistema comercial del Gran San”, recuerda Castaño.

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Ese año, con solo una máquina de crispetas las dos hermanas se instalaron en el centro comercial con su marca Maíz Kernel y empezaron a ofrecer crispetas hechas a demanda, de los sabores tradicionales: dulce y salado. Pero desde el primer momento, recuerda, se propusieron como meta escalar el negocio y convertirlo en un producto premiun.

El primer día que abrimos yo actuaba como si fuera la CEO de un proyecto ya grande y robusto, de lo que para mí pronto sería el ‘Dunkin Donuts’ de las crispetas”, dice.  Eso, agrega, ha sido clave en su crecimiento y éxito, hoy la marca ha llegado a más de 40.000 personas no solo en Bogotá sino en todo el país.

Durante el 2019 su pequeño punto en San Victorino podía vender entre 600 y 800 unidades al día. Pero, con la llegada del coronavirus en 2020, que obligó a todos los establecimientos comerciales a cerrar sus puertas, tuvieron que ajustarse pronto al mercado y desarrollaron empaques y formas de distribución que les permitieron mantener su producto fresco por más tiempo y hacer despachos a todo el país. Además, introdujeron sabores tipo premium como Nutella, Ferrero, Chocoalmendras, Huevo Kinder, Cheddar, entre otros.

Foto: Maíz Kernel

“En nuestro primer año logramos facturar 230 millones de pesos solo con nuestra máquina en el Gran San y una oferta reducida de sabores. Esto nos ayudó a probar nuestro producto en el mercado y convencernos de que podríamos ampliar nuestra oferta. Ahora tenemos 10 sabores, domicilios y envíos nacionales. Pese a la pandemia logramos mantener nuestra facturación y lograr ventas diarias de hasta 1.000 unidades”, menciona la emprendedora.

Consejos para emprendedores

Para Daniela Castaño el consejo más importante a la hora de emprender es “creerse el cuento” y apostar por las ideas. “Yo estudié Literatura y ahora vendo crispetas. Somos muchos los que queremos emprender pero no lo hacemos por miedo a no ejercer nuestra profesión. Creo que si tenemos una idea de negocio y una corazonada nos dice que por ahí es nuestro camino debemos atender a ese llamado y dar un primer paso”, dice.

Por otro lado, agrega, es importante crear en equipo y “dejar de pensar que uno solo puede todo”. Para la emprendedora es clave unir talentos para apuntarle a un sueño compartido. “Veo que muchas personas hacen todas las funciones a la vez y esto muchas veces nos impide canalizar nuestros verdaderos talentos en el objetivo principal. El camino no se hace solo”.