Especialistas señalan que la gobernabilidad del país sería muy complicada para el ganador del balotaje que se llevará a cabo en junio.
Por: Hugo Flores | Forbes Staff
Las recientes elecciones generales de Perú, que se llevaron a cabo el domingo 11 abril, han sido bastante particulares. No solo porque se realizaron en medio de una terrible crisis sanitaria y económica provocada por la COVID-19, sino porque sus resultados evidenciaron que el país andino experimenta una severa fragmentación política.
Con más del 92% de las actas electorales procesadas, los dos candidatos que pasarían a segunda vuelta serían Pedro Castillo, candidato del partido Perú Libre con alrededor de 18% de los votos, y Keiko Fujimori, candidata del partido Fuerza Popular y quien habría alcanzado poco más de 13% de los votos. Aunque no es atípico que Perú tenga una segunda vuelta, el hecho de que la suma de los votos de ambos políticos superase a duras penas el 30%, revela que ninguno tiene una amplia espalda política y un apoyo mayoritario. De hecho, en las elecciones de los últimos años, los dos candidatos que pasaban a la fase de balotaje sumaban más del 50% o 60% de los votos.
“La definición por un candidato ha sido muy baja en comparación con elecciones anteriores”, destaca Alexandra Ames, jefa del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad del Pacífico. Justamente, los resultados oficiales indican que los candidatos ubicados en el tercer, cuarto y quinto puesto también tuvieron una importante acogida y una diferencia no tan amplia con el segundo lugar.
Otro dato relevante es que el Congreso volvería a contar con un amplio número de bancadas –por lo menos ocho– y ninguna sería mayoría. “Será un Congreso bastante fragmentado, en donde será sumamente relevante que se trabaje en concesos y bloques”, señala Ames. De acuerdo con el analista político Juan de la Puente, las elecciones también han revelado una escasa capacidad del sistema político peruano para generar estabilidad y unidad. “Solo ese hecho implica un fracaso para la democracia peruana”, dice De la Puente.
Dos caminos políticos
El espectro político en el cual se mueven los dos candidatos es distinto. Keiko Fujimori, excongresista y para quien la fiscalía de Perú ha pedido 30 años de cárcel por el delito de lavado de activos, es una candidata vinculada con la derecha conservadora. Por su lado, Pedro Castillo, profesor y dirigente sindical, es un candidato ligado a la izquierda más radical. Él, que ganó popularidad en las últimas dos semanas según varias encuestas, se inscribió el año pasado en el partido Perú Libre, el cuál es liderado por Vladimir Cerrón, un exgobernador regional condenado por corrupción.
En este escenario, a diferencia de otros procesos electorales, los especialistas ven muy difícil que alguno de los candidatos se mueva al centro del espectro político para ganar más votos en la segunda vuelta, como pasó con Alan García en 2006 y Ollanta Humala en 2011. “Lo que queda claro es que vamos a tener una segunda vuelta entre alguien que representa a la izquierda o el cambio del modelo económico y una fuerza que defiende ese modelo económico”, comenta Ames.
Para Luis Benavente, especialista en comunicación política, la segunda vuelta será una pelea política muy reñida. “Se va activar el antifujimorismo, el cual es muy fuerte y profundo en el Perú. No se había activado porque no se veía a Keiko Fujimori como una amenaza. Pero hay un factor que va a frenar una parte del antifujimorismo. Ese es el riesgo de las políticas que ha propuesto Pedro Castillo. Muchas personas no quieren una economía estatista y restricciones de las libertades individuales”, menciona Benavente
El protagonismo del voto conservador
Este proceso electoral también estuvo marcado por el protagonismo del voto conservador. Los tres candidatos de derecha que se ubicarían en el segundo, tercer y cuarto lugar son conservadores. No obstante, Pedro Castillo, también ha mostrado ser un político conservador en lo social, ya que se ha mostrado en contra de temas como el aborto y el enfoque de género en la educación.
“El progresismo es el principal perdedor de estas elecciones. Es un movimiento y un discurso nuevo en el Perú, un país muy conservador respecto a otros de Sudamérica”, explica Alexandra Ames, de la Universidad del Pacífico. Para la académica, en el Perú no solo hay un voto asociado a la derecha e izquierda, sino también un voto que se comporta según su afinidad o rechazo con el conservadurismo. En este contexto, los expertos consideran que ninguno de los candidatos bajaría el tono conservador de su discurso para la segunda vuelta.
El balotaje se llevará a cabo el próximo 6 de junio. La posibilidad de que los dos candidatos generen alianzas políticas hasta esa fecha no está descartada. No obstante, los especialistas coinciden en que, más allá de quien resulte ganador, la Gobernabilidad del país se vería seriamente afectada por la fragmentación política, ya que ella dificultaría que se tomen decisiones sobre la situación sanitaria y económica.
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