Las dificultades para la fabricación y comercialización de microchips ha frenado la recuperación de la industria automotriz. Empresarios advierten el precio de los vehículos se ha elevado entre 6% a 10%.

La sequía de Taiwán, el incendió en una de las grandes fábricas de Japón y la ola de frío de Texas son quizás una serie de acontecimientos que le han nublado el panorama a las multinacionales tecnológicas y la industria automotriz. A la crisis de suministros que vive el comercio internacional, a causa de la pandemia del coronavirus, se suma un nuevo componente que al parecer tiene en aprietos la reactivación de varias industrias: la escasez de microchips.

Se trata de un problema generalizado que ha agudizado la situación de empresas como Apple, Samsung, Huawei, General Motors, Honda, Mazda, Sony, Volkswagen y Nissan, entre otras, que han visto cómo, en plena pandemia, no tienen todos los componentes para desarrollar sus productos. Muchas, incluso, se han visto obligadas a ponerle freno a sus procesos de producción en varias zonas del mundo, afectando de fondo los pedidos en algunos países y las ventas de los distribuidores.

Los microchips, que son componentes básicos e imprescindibles para la producción de carros, computadores, consolas y televisores, han generado entonces una crisis a nivel mundial, que se agrava incluso con los altos costos de transporte en contenedores y la guerra que se vive entre las grandes potencias mundiales como Estados Unidos y China.

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Este impacto, que parecía ajeno hace un par de meses, ya le toca la puerta a Colombia principalmente en la industria automotriz. La razón: desde febrero los distribuidores, importadores y concesionarios han visto cómo se ha afectado el abastecimiento de los inventarios nacionales, lo que ha generado una caída en ventas y un panorama de incertidumbre frente la dificultad que se vive para suplir la demanda.

Una encuesta de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos), a la que tuvo acceso Forbes, destaca precisamente que el 91 % de los encuestados (concesionarios y distribuidores) advierte que “los inventarios actuales de vehículos nuevos son bajos, resultado del impacto que hubo en la cadena de suministros y el aumento en la demanda de microprocesadores por otros segmentos del mercado”.

Oliverio García, presidente de Andemos, le explica a Forbes que esta crisis obedece a que otros segmentos han incrementaron su consumo para suplir la necesidad del mercado por consolas de videojuegos y/o computadores personales, un uso que se incrementó a raíz de la pandemia y el teletrabajo.

Cifras de Andemos.

Aunque hay marcas que explican que tienen vehículos en el inventario para suplir la demanda de colombianos que buscan un nuevo carro en medio de la reactivación económica a la que le apuesta el país, hay otras que advierten que ya se vive un desabastecimiento que prevé extenderse hasta junio o julio.

Alvaro Jaramillo, gerente general de Autonal, agrega que se prevé que la situación que vive hoy la industria se empiece a normalizar a partir de junio. “La que se ha encontrado es que la cadena de suministro se ha afectado en alguna parte y cada vez se agrava. A la medida que se vaya normalizando la situación de los grandes proveedores, se empezará a cumplir con los pedidos de las empresas. Eso permitirá cumplir con los pedidos”.

Jaramillo detalla que en la medida que la demanda sigue vigente y la oferta se ha afectado, las marcas han tenido que ceder en sus estrategias comerciales y venderle al mejor “postor”. Esto ha generado que los precios de los vehículos nuevos y usados tengan un incremento, que se vislumbra entre un 6 % a 10%, en promedio.

“La situación esta afectando temporalmente los cronogramas de producción de ciertas compañías y consecuentemente el abastecimiento de vehículos”, destaca Juliana Rico, directora de la Cámara Automotriz de la Andi. “Confiamos en que pronto se estabilice esta situación que como dije, es global, y los mercados retomen sus dinámicas positivas”.

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Forbes consultó con varios concesionarios sobre cuál ha sido el golpe en esta crisis de procesadores y varios explicaron que no tienen inventario, por lo que han tenido que elevar precios para quienes desean el vehículo en su momento. De no ser así, advierten que la entrega de carros nuevos se está demorando entre uno a tres meses dependiendo la marca y el modelo.

De hecho, explican que si bien la pandemia ha afectado la demanda, se mantiene la disposición de compra, pese a que no hay oferta para cumplir los pedidos. Jorge Neira, gerente general de Autocom, sostiene que el principal impacto de estos problemas de suministro se han visto precisamente en los precios de los vehículos.

Según el directivo, en la medida que hay un inventario limitado, se han incrementado los precios de los carros nuevos, que han tenido efecto en los usados. No obstante, advierte que se prevé que en el segundo semestre del año se normalice la situación, pues ya hay anuncios de los grandes fabricantes que advierten que cumplirán con sus compromisos.

Cifras de Andemos.

García, de Andemos, comparte la misma visión de Neira y agrega que efectivamente “se evidencia un aumento en la demanda de vehículos. “Aunque Andemos no cuenta con información de precios, se deduce que un incremento en la demanda de vehículos usados como ha venido sucediendo puede generar una presión en el alza de los precios”.

Por ahora, desde el gremio y las empresas confían en el segundo semestre del año el suministro de microchips comience a normalizarse, así como la venta de vehículos. De hecho, Jaramillo detalla que en la segunda mitad del año se recuperarán las ventas de los primeros meses, pues tradicionalmente la relación es 60% – 40%, siendo la segunda mitad el porcentaje más alto en comercialización de vehículos.

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