Recorre los sitios más inhóspitos del planeta concretando hazañas que lanzan un poderoso mensaje de respeto a la naturaleza y de pasión por vivir.

La sabiduría que Mike Horn transmite al compartir su visión del tiempo radica en su compromiso con el aquí y el ahora. “No venimos a este mundo para ser simples transeúntes de nuestra existencia. Tenemos que saber disfrutar de los momentos más grandes de nuestra vida, valorar lo que tenemos. Aunque la realidad es que tendemos a darlo por sentado”, afirma en exclusiva para Forbes Life.

Para el explorador sudafricano los desafíos que asume y las aventuras que esos retos traen consigo alimentan de sentido su trayecto en el tiempo. Completar expediciones de viaje hacia el Polo Norte en la densa oscuridad del invierno, o escalar picos de 8.000 metros sin asistencia de oxígeno, son sólo algunas de las hazañas que ha concretado gracias al valor que asigna a cada milésima de segundo que transcurre su existencia.

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“Una vida promedio dura 30.000 días y es nuestro deber hacer que cada día cuente, aprovechar al máximo cada minuto que pasa”, sentencia. Después, Horn amplifica esta reflexión con el compromiso que como seres humanos debemos asumir para la conservación del planeta.

“Con casi 8.000 millones de personas viviendo en la Tierra no podemos seguir abusando de los recursos naturales. Debemos empezar a actuar de manera responsable. Creo que las empresas deben dar el ejemplo y algunas ya han comenzado”.

El pensamiento sostenible de Horn se encuentra estrechamente vinculado a los valores éticos de Panerai. La relación entre el aventurero profesional y la firma relojera comenzó hace un par de décadas, cuando la manufactura suiza lo acompañó en su expedición por las regiones antárticas. Esa correspondencia se ha mantenido con los años, fortaleciendo su papel como embajador de la firma.

La reciente asociación entre Panerai y la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO (COI-UNESCO) es un acontecimiento significativo para Mike Horn por una razón de peso: si hay alguien que ha sido testigo del impacto ambiental, es él. Así lo afirma el explorador:

El Submersible eLAB-ID de Panerai es la pieza relojera que se integra del 98.6% de elementos reciclados.

“Es una alianza que apoyo con todo mi corazón y esfuerzo. Siempre he estado muy cerca de la naturaleza, sé la importancia de protegerla. He visto cómo bellezas naturales que he explorado han ido desapareciendo lentamente”, expresa con la esperanza de que pasos como los que ha emprendido Panerai, finalmente conducirán a acciones más contundentes a favor del hábitat.

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El mecanismo de una pasión

El precepto que comparte Horn con Forbes Life es confiar en la energía que surge de nuestros ideales para ser agentes de cambio: “Si llevas esa pasión por cualquier cosa que hagas, entonces nada realmente podrá detenerte”.

Él cree fielmente en que el mundo es aquel espacio en donde el deseo y la actitud tienen un papel poderoso para completar expediciones que nos hagan crecer como personas. El empoderamiento mental, sin embargo, tiene para él un significado superlativo cuando se trata de explorar terrenos adversos. “La condición física ya no es suficiente, tienes que estar mentalmente listo. Siempre hay algo que apren der si estás dispuesto a superar tus límites, a salir de tu zona de confort”.

El tiempo apremia y los tesoros de la vida yacen día a día frente a nosotros. El significado de nuestro tiempo sólo dependerá de lo que seamos capaces y estemos dispuestos a entregar. Por eso, Horn ya tiene en la mira otros destinos… y su brújula apunta hacia el sur: “Hacia la Patagonia, para explorar los campos de hielo. También recientemente me enteré de un río nunca explorado en el Amazonas. ¡Espero ir allí este año!”

Sea cual sea el camino que tome, siempre portará un cronógrafo. Es en la innovación relojera donde Horn ha encontrado el significado de la supervivencia. “Cuando caigo al agua, puedo saber de cuánto tiempo dispongo para salir a la superficie. El tiempo da la posición del sol y las estrellas. El reloj no es sólo algo bonito para adornar mi muñeca, es mi única herramienta funcional para navegar”.

Océanos, desiertos, selvas, ríos, montañas nevadas… todos, espacios que le han aportado valiosas enseñanzas a lo largo de 20 años de expediciones. En ellos, ha aprendido a entender al tiempo como un catalizador de emociones; como un elemento tácito presente en los momentos más oscuros, sí, pero también en aquellos llenos de luz.

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El poder del tiempo es infinito. Sólo basta darle la bienvenida y estar dispuestos a recibirlo con la sabiduría que merece. Cuando esto sucede sabremos que el tiempo sabe tocar el alma; sabe motivar. Así es como uno de los exploradores más extraordinarios de nuestros días nos inspira a encarar con pasión nuevos desafíos de vida para apreciar la naturaleza y asumir la responsabilidad de cuidarla.

“Vivir como explorador y no tan cerca de la civilización me ha permitido observar el mundo con otros ojos. Ya sea en mi tienda a los pies de la montaña o mientras cruzo la Antártida, dejo una ‘semilla verde’, aquella que define mi estilo de vida. Las expediciones para mí son un instrumento de comunicación para conservar el planeta”, concluye con vigor.